Cada vez son más los ídolos del fútbol que invierten en el mundo del vino. Y tratándose de figuras locales e internacionales, está claro que el nombre propio en la etiqueta tiene su peso. Basta recordar a quién seguramente fue pionero en poner su cara en un vino argentino: “Era impresionante el imán que eran los vinos de Maradona cuando los presentábamos en las ferias, porque atraían a todos”, recuerda Guillermo Arcani, uno de los socios de Raíces de Agrelo, la bodega mendocina que lanzó los vinos Diego Armando Maradona a principios de milenio.
“La idea nos la acercó una persona vinculada con Diego y nos encantó desde un primer momento. Diego incluso participó en la aprobación de los vinos: le mandamos muestras hechas con las etiquetas y eligió dos tipos de estéticas, una relacionada con los vinos premium y otra de un segmento medio. E incluso se lanzó un vino popular, en tetra, con la imagen de Diego”, cuenta Guillermo, que recuerda que Maradona expresamente solicitó que haya un vino con su imagen que fuera económicamente accesible.
Los vinos se vendieron en la Argentina, pero también en México, Estados Unidos, Panamá e Italia. “Nos hubiera gustado llegar a China, pero ahí ya estaba registrado el nombre Maradona”, agrega. El vino salió a la calle en 2002 y el proyecto duró cuatro años.
Messi también tuvo una línea de vinos propia (hoy discontinuada), pero a diferencia del de Maradona, su imagen no aparece en la etiqueta ya que la familia del jugador no quería asociarla con una bebida alcohólica. Su finalidad era solidaria: los fondos recaudados con la venta se dirigían a la Fundación Leo Messi que los invertía en proyectos de salud y educación. L10 era el nombre de la línea que comenzó a elaborarse en 2012 con uvas de San Rafael (Mendoza); las etiquetas se ilustraban con una pelota o una camiseta.
Pero así como hay vinos que tuvieron varias añadas, otros fueron un “one shot”. Es el caso de MG, el blend de Malbec, Cabernet Sauvignon y Merlot cosecha 2017 que Bodega Norton elaboró junto a Marcelo Gallardo: una edición limitada de 14.000 botellas que se lanzaron a principios de año a un precio relativamente alto, con la firma del destacado winemakers David Bonomi, y en cuyas etiquetas aparecía un guiño para hinchas… y rivales. Allí se lee “edición 0912″, en recuerdo del 9 de diciembre de 2018 en el que River le arrebató a Boca la Copa Libertadores en Madrid.
También lleva los colores de River la etiqueta del vino homenaje al célebre 10 de “La máquina”, Ángel Labruna, que se presentó días atrás en el aniversario de su nacimiento (28 de septiembre). Es un Malbec que nace de la amistad entre un bodeguero, Lucas Ballester, y Omar Labruna, hijo de Ángel, y que lleva en el cuello de la botella los colores de la legendaria corbata con rayas que Labruna vestía como DT. Dos botellas del vino se venden a $9000, y lo recaudado va a la Fundación Ángel Labruna, que busca ayudar a los chicos de la calle y acercarlos al deporte.
Otro homenaje del mundo del vino, en este caso colectivo, es la línea que recuerda a los campeones del Mundial México 86. La Final Malbec y Héroes Blend son los nombres de los tintos creados por la bodega Mendoza Vineyards, y cuya presentación reunió en mayo a Oscar Ruggeri, Jorge Burruchaga, Ricardo Bochini, Nery Pumpido, Oscar Garré, Julio Olarticoechea, Carlos Tapia, Ricardo Giusti y Carlos Pachamé.
Dejando a un lado homenajes varios y, también, vinos de equipos, como los de Boca Juniors que elabora la bodega Durigutti Winemakers, o los de River Plate, que produce Finca Agostino, son muchos los jugadores o ex jugadores argentinos que pueden servir en su mesa un vino que lleva su nombre.
Y en lo que a nombres propios se refiere, están el del boquense Rolando “el Flaco” Schiavi que lanzó su Último Hombre; Mario Kempes que hizo lo mismo este año con un red blend que toma su apodo El Matador; Sebastián “la Brujita” Verón con sus tres tintos de su línea Brujerías y el arquero de River Franco Armani que lanzó un Malbec que lleva su nombre. Incluso Gabriel Heinze, Fernando Gago y Lautaro Martínez también están por lanzar sus propios vinos.
Otro emprendimiento es Vinos de Potrero, bodega creada por Nicolás Burdisso y su esposa, Belén Soler Valle. Ambos compraron en 2008 una finca en Gualtallary (Mendoza), hoy uno de los hot spots del vino argentino, y tras sumar al equipo al enólogo Bernardo Bossi Bonilla, desarrollaron un proyecto que cuenta con un amplio portfolio de vinos y ya varias cosechas con buen éxito comercial y de la crítica especializada.
Fuente: La Nación