Por suerte, hace tiempo que los vinos blancos argentinos dejaron de ser un complemento de los tintos, o solo ser protagonistas a la hora de las carnes blancas (pescados y pollo). Hoy, la Argentina posee una oferta de buenos vinos blancos en todos los segmentos, e incluso en los de más alta gama, hay blancos que se le animan a los tintos de igual a igual. Esto tiene que ver con la evolución de la categoría, que se dio a partir de un cambio de mentalidad por parte de los productores. Y luego, con los nuevos exponentes en las góndolas, los consumidores supieron aprovechar y adoptar.
Porque antes los vinos blancos “no eran considerados vinos’ por muchos, tanto hacedores como consumidores. Pero eso ya pasó. Por un lado, porque los enólogos y agrónomos entendieron que lograr un buen blanco requiere más esfuerzo desde el viñedo hasta la bodega. En primer lugar, porque la pigmentación clara de las bajas requiere una mejor protección de los rayos UV del sol. Pero no era solo cuestión de generar una sombre, ya sea por el sistema de conducción (parral, por ejemplo) o por el manejo de la canopia, dejando mayor cantidad de hojas para tapar los racimos. O incluso utilizando telas anti granizos para este propósito. Porque así la planta no mantiene su equilibrio natural. Para ello es necesario complementar estas actividades con una optimización del riego, entre otros trabajos que se deben realizar en los suelos a lo largo del año. Pero así, se logró llegar a un punto óptimo de madurez en el que la acidez natural sea más protagonista que el alcohol potencial, dado por los gramos de azúcar por litro en el mosto. Una vez en la bodega y con una uva bien sana, los racimos se enfrían primero, para luego prensarse de manera muy suave, que puede ser también en frío y con una corta maceración (skin contact). Y luego, en función al vino que se quiere lograr, sigue la fermentación en tanques de acero inoxidable, vasijas de concreto y toneles de roble de diversos tamaños.
Generalmente los buenos blancos llegan antes al mercado que sus pares tintos, porque uno de sus atributos son sus aromas y sabores primarios. No obstante, hay varios blancos de alta gama que pueden ser más longevos que muchos tintos de la misma categoría.
Una vez en la copa, precisan de una temperatura adecuada de servicio para lucirse y entregar todas sus expresiones. Pueden ir de los 8 a los 14 grados, siendo que a mayor temperatura se aprecian más los atributos y la complejidad y en los grandes vinos. No es muy difícil manejar esto en la mesa. Si se saca el blanco de la heladera (4 grados aproximadamente) diez minutos antes de servirlo, estará bien. Igualmente, si hace mucho calor, en las copas se atempera rápidamente. Y como a la botella le pasa lo mismo, hay que tener a mano un balde con agua y hielo, de manera tao que la botella quede sumergida en esa agua helada. Y sacando y poniendo la botella en la frapera, se va regulando la temperatura de servicio.
Su clave distintiva es la acidez, la columna vertebral de todo buen blanco, responsable no solo de “sacar” a los aromas de la copa, sino de “pasear” todos los sabores del vino por la boca, aportando profundidad y potenciando la intensidad de los mismos.
Altupalka Extremo Sauvignon Blanc 2021
Altupalka Extremo, Altos Valles Calchaquíes, Salta $15.750
Hace rato que el Sauvignon Blanc se convirtió en emblema de los Altos Valles Calchaquíes, porque son varios los que apostaron por su carácter bien diferente en comparación a los de Mendoza y Patagonia. Y Alejandro Martorell, propietario de la casa, creyó desde el vamos en el carácter extremo de altura de este cepaje. Un blanco con personalidad propia, de aromas bien vegetales que hablan de la variedad y del lugar, intensos y nítidos. Buen volumen y final franco. Beber entre 2024 y 2025.
91 Puntos Portelli
Alta Yari Gran Torrontés 2022
Alta Yari, Gualtallary, Valle de Uco $16.000
Si bien su “cuna nacional” está en Cafayate y alrededores (Salta), cada vez son más los que se animan a vinificarlo con serias pretensiones, aprovechando las condiciones extremas que proponen las alturas mendocinas. Acá hay un blanco de aromas bien florales y frescos, pero a la vez con un toque de madurez solar. Como desde su cosecha debut (2020) hay buena tensión. De paladar franco y refrescante, con agarre. Resulta voluptuoso y persistente, también expresivo, sin llegar a ser invasivo. Gran exponente varietal y con más vida por delante. Beber entre 2024 y 2027.
92 Puntos Portelli
Argento Single Vineyard Gualtallary Chardonnay 2021
Bodega Argento, Gualtallary, Valle de Uco $20.400
Con paciencia y mucha observación, también aprovechando cada cosecha en Mendoza y Patagonia, el joven enólogo Jun Pablo Murgia logró un Chardonnay de excepción que capta muy bien la esencia del lugar en sus expresiones. Es un blanco de aromas delicados a frutas blancas, pero bien austeros, con leves dejos salinos y la frescura bien integrada. Con el graso justo y una textura mordiente fina que aporta persistencia. Hay una leve madurez en el final de boca, franco y con buen potencial. Es uno de los exponentes que mejor refleja el lugar. Beber entre 2024 y 2027.
94 Puntos Portelli
Fin Del Mundo Single Vineyard Semillon 2021
Bodega Del Fin del Mundo, San Patricio del Chañar, Neuquén $25.000
Es la última etiqueta de la línea Fin Single Vineyard, un blanco al que el enólogo Ricardo Galante le tiene mucha confianza por lo bien que se da en la zona. De aromas frescos, con leves dejos empireumáticos de la crianza. Buen cuerpo, casi untuoso, pero con nervio. De paladar franco y tenso, y en su final de boca aparecen leves notas ahumadas. Está claro que puede ser uno de los grandes vinos de la zona y con mucho potencial, porque ostenta cuerpo con acidez y un carácter austero. Beber entre 2024 y 2026.
91 Puntos Portelli
Casa Boher Gran Viognier 2021
Rosell Boher, Agrelo, Luján de Cuyo $28.000
Sin dudas, es una de las cepas blancas más importantes del mundo, y se merece ser protagonista de grandes blancos como este de Casa Boher, con la firma de Alejandro “Pepe” Martínez y Nicolás Calderón. De muy buena acidez y paso tenso, con buen cuerpo. Su aspecto dorado brillante sugiere cierta evolución, pero no, el vino está muy vivo, con buena fruta (damasco), dejos florales y algo de levaduras tostadas. Tiene carácter y tipicidad, paladar franco y tenso, con la madera que se siente delicada sobre el final de boca. Hay nervio y buen potencial. Se hicieron solo 4200 botellas. Beber entre 2024 y 2026.
91,5 Puntos Portelli