Aferrarse a un tipo de vinos es perderse gran parte de la película. Por eso, todo amante del vino tiene que elegir el que más le guste, pero siempre tener en cuenta que hay momentos para cada tipo de vinos. Y los blancos argentinos han evolucionado mucho en los últimos años, dejando muy chiquita esa máxima que decía “para acompañar pescados, vino blanco…” Y, como todo, tiene una explicación. El auge del Malbec le abrió las puertas del mundo a los demás vinos argentinos, y fue ahí donde muchos vieron la gran oportunidad que significaba esa categoría, sin importar la competencia. Es cierto que la mayoría de las uvas blancas gustan más de climas más fríos, generalmente con influencia oceánica y no tanto del desierto del pedemonte. Sin embargo, con estudio de suelos, mejor manejo de viñedos y mucho know how, muchos hacedores han demostrado que están para competirle a cualquiera con sus vinos blancos. Y lo más interesante, es que esto recién empieza.
La primera gran apuesta fue con Chardonnay, la reina de las blancas y responsable de los grandes vinos de Borgoña, dueños de una frescura, mineralidad y longevidad única.
Eso es cierto, pero no significa que no se pueda alcanzar su calidad. Al menos eso demostraron en Estados Unidos desde mediados de los 80’ y fue lo que inspiró a Nicolás Catena para seguir el mismo camino; competirle al Viejo Mundo de igual a igual con vinos del Nuevo Mundo. Y más allá del Torrontés, que hoy ya cuenta con algunos grandes exponentes, fue el Sauvignon Blanc el que asomó como alternativa refrescante y vibrante al armónico y austero Chardonnay. Se sabe que también es una cepa importante en el mundo y con buenos referentes, tanto de Francia (Sancerre y Pouilly-Fumé) como de Nueva Zelanda, Sudáfrica y Chile. Acá, ofrecía otro carácter hasta que se descubrió San Pablo, el viñedo más pegado a la montaña del Valle de Uco y con u microclima distinto, ideal para variedades de ciclo corto. Allí, en esa flamante IG (Indicación Geográfica) nacen algunos de los mejores blancos actuales. Otra variedad que se despojó de su mote de tradicional, y pide pista en la esta era moderna, es el Semillón, con pocos, pero grandes exponentes. Riesling y Chenin son también nombres internacionales que acá empiezan a desplegar sus cualidades en terruños más allá de la Primera Zona y del Valle de Uco, como son la costa atlántica y Chubut para la prestigiosa uva de origen alemán y San Rafael para el Chenin. Variedades blancas hay muchas más, no obstante, la categoría que más ha crecido es la de White Blends, ya que son vinos que permiten ofrecer diferentes sensaciones a partir de las infinitas combinaciones. Y, como si esto fuera poco, cada vez hay más blancos bajo velo, la flor microbiana que se forma en la superficie de los vinos, generalmente en barricas con algo de merma, y que no solo los protege de la oxidación, sino también les confiere un carácter diferente. Hoy las alternativas son muchas y muy variadas, solo hay que entender que estos vinos pueden ser igual o mejores que sus pares tintos y que, por consiguiente, algunos evolucionan mejor en botella. Además, existen muchas comidas que combinan más con un buen blanco, sobre todo la mayoría de los quesos, a pesar que muchos los disfruten con tintos.
A descorchar, sentarse a la mesa y disfrutar de todos los maridajes que se pueden lograr con los vinos blancos argentinos de hoy.
Jean Rivier Tributo Premium Chenin Blanc 2021
Jean Rivier, Casas Viejas, Valle de Uco $3000
El enólogo propietario Carlos Rivier hace gala de sus antepasados suizos con este blanco que nació en 2013 con serias pretensiones. Y si bien no se logra hacer en todas las añadas, el 2021 va un paso más allá. De aromas integrados con dejos de crianza y buen volumen, con carácter floral y una acidez sostenida. Paladar franco y largo, con buen potencial para ganar complejidad. Es amplio en boca, fresco y expresivo, sobre el final predominan las flores blancas y algo de frutas tropicales. Beber entre 2022 y 2025. Puntos: 93 Portelli.
Salentein Single Vineyard Los Nogales Sauvignon Blanc 2017
Bodega Salentein, IG San Pablo, Valle de Uco $3200
Hay solo 1,5 ha plantada de Sauvignon Blanc en este viñedo extremo y muy frío (Winkler 1). De aromas integrados, en boca se despierta y revela más el Sauvignon Blanc, con cierta vivacidad. También hay algo de madurez, pero con acidez, y asoman leves dejos herbales. La frescura sostenida le da profundidad, con tonos cítricos y de membrillo. Y en su final se combinan notas maduras con el carácter de las levaduras. Sin embargo, con sus cinco años a cuestas demuestra mantenerse vivo y complejo. Beber entre 2022 y 2026. Puntos: 92 Portelli.
Insólito Riesling 2020
Puerta del Abra, Balcarce, Buenos Aires $7200
La joven enóloga Delfina Pontaroli se tomó su tiempo y logró un blanco de excepción, demostrándolo hace (al menos) tres cosechas. Si bien es un vino liviano (11,2%) sus aromas son expresivos y en boca tiene mucha presencia. Fresco y con personalidad propia, de entrada, se percibe delicado y con cierta tensión. Su paladar es franco, con notas de frutas blancas y toque floral. Se nota que la variedad se adaptó muy bien al terruño de Balcarce. Beber entre 2022 y 2024. Puntos: 92 Portelli.
Gran Enemigo Single Vineyard Torrontés 2019
Bodega Aleanna, Gualtallary, Valle de Uco $8000
Alejandro Vigil sorprende con este flamante blanco, un Torrontés de Gualtallary proveniente de un parral de solo 2ha que él mismo plantó allí en 2010. Fermentado en ánforas de arcillas con levaduras salvajes y criado un año y medio en barricas de 500l con velo. Su carácter y expresión nítida anticipan su trago delicado que habla del cepaje, pero más del lugar. De aromas florales suaves, paladar franco y vivaz, es refrescante sin ser invasivo. De final seco y con el amargor justo. Beber entre 2022 y 2028. Puntos: 93 Portelli.
Altar Uco Edad Media Blanco 2018
Altar Uco, La Arboleda, Valle de Uco $8700
Elegido entre los 50 mejores blancos del mundo (puesto 45) por millones de usuarios de una famosa comunidad virtual dedicada a la comercialización de vinos. Soñado, creado y elaborado por Juan Pablo Michelini desde 2015. Es un vino especial porque tiene crianza biológica y eso le confiere personalidad propia. De aromas expresivos, con notas de frutas secas y flores blancas. Sutil, de boca fina y delicada, criado con tiempo y en la quietud de la bodega. Beber entre 2022 y 2028. Puntos: 93 Portelli.