Por suerte, siguen siendo muchos los que aprovechan la llegada de la primavera para volver a salir al aire libre a aprovechar el tiempo lindo, ya sea en el patio de casa, en el jardín en el balcón o en un pic nic improvisado. En todos esos casos, el vino no debería ser un problema para aquellos amantes de la naturaleza que también gustan de comer bien y tomar mejor. Claro que, para simplificar la movida, así como con la comida, hay que hacerlo con la bebida. Es por ello que se ganan más protagonismo los vinos con tapa a rosca que los que vienen tapados con corcho, por ser más prácticos al momento de servirlos. Además, estos vinos suelen ser más livianos, ya sean blancos, rosados o tintos, ideales para acompañar sándwiches, empanadas, ensaladas, tartas y toda clase de delicias caseras que se preparan para vivir la experiencia. También hay vinos en lata, muy prácticas cuando los que toman son muy pocos. Tampoco hay que complicarse mucho con las copas ni los vasos de vidrio, lo ideal será pensar en buenos vinos, simples y accesibles, pero no por ello menos disfrutables. Porque muchas veces no se trata de la calidad del vino, sino que el estilo sea el ideal para la ocasión.
Por otra parte, una de las categorías que más ha crecido en los últimos años es la de los vinos rosados. Eso se debió a un gran cambio de paradigma, pero no del consumidor sino del hacedor. Antes, eran sub-productos de tintos corpulentos, elaborados por sangría y, por lo tanto, tenían demasiado color y alcohol para la categoría. Sin embargo, hoy estos vinos se conciben desde la viña como los demás. Siempre partiendo de uvas tintas para lograr esa atractiva tonalidad rosada, y también que maduren rápido para alcanzar un alcohol suave (entre 11 y 13 grados), con una muy buena acidez natural. Esta es la que le da nervio y gracia al vino. Después están los que quieren llamar más la atención por fuera, no solo con etiquetas multicolor sino también con botellas dignas de perfumes gigantes. Lo cierto es que los rosados del hemisferio sur llegan al mercado el mismo año de su elaboración, puntualmente en primavera, y se convierten en una de las mejores opciones para disfrutar durante el verano. No obstante, por sus características son vinos ideales para disfrutar todo el año, al comienzo de una reunión o bien acompañando platos livianos como tartas y ensaladas, o incluso a base de pescados y frutos de mar. Pueden ser de Malbec, Pinot Noir, Cabernet Franc o blends, pero lo más importante es respetar la temperatura de servicio. Debe ser bien fresca igual que la de los blancos, ya que su función es abrir el juego sin necesidad de ostentar muchos atributos vínicos más allá de sus expresiones frutales y florales, con mucha frescura.
Pero los rosados no están solos, porque tienen “competencia” en esta época del año, ya que hay blancos que recuperan el lugar que habían relegado por el frío y las comidas de cuchara (guisos, estofados, etc.) que copan las mesas en invierno.
En la Argentina, la diversidad también se da en blancos, pero hay dos uvas blancas que más se lucen y dan cada vez mejor; Sauvignon Blanc y Chardonnay.
El Chardonnay es protagonista del blanco más caro y prestigioso del mundo, que nace en La Borgoña (Francia) Su elegancia y austeridad lo pone siempre al tope de las preferencias, no solo de los consumidores, sino también de los productores que quieren sorprender con un gran vino blanco. Mientras la uva Sauvignon Blanc da otro tipo de vino, aromático y expresivo, también vibrante y con un carácter completamente diferente. Es por ello que logró posicionarse como una gran alternativa. El prestigio de ambos está a la altura de los mejores tintos. Y algo de eso ha empezado a pasar en la Argentina, donde cada vez se producen más blancos que hacen temblar hasta a los mejores tintos. Es cierto que ambas precisan de climas fríos y suelos pobres, y se lucen más si están compuestos mayormente de rocas con calcáreo. Sin embargo, en el NOA, el Sauvignon Blanc adquiere un carácter muy particular que lo hace muy atractivo.
Los dos son refrescantes, pero a igualdad de condiciones, el Chardonnay llegará más lejos y desarrollará notas complejas, sin perder su equilibrio. Mientras que el Sauvignon irá madurando sin perder la intensidad de sus aromas, pero reflejando más la evolución.
5 Blancos y Rosados para recibir la Primavera
Marguerite Rosé Syrah 2024
The Wine Plan, Mendoza, Zona Este ($$)
El Syrah es una uva que se adapta muy bien a los lugares cálidos, y la Zona Este mendocina no es la excepción. Es por ello que el enólogo Luigi Perocco la eligió para concebir este rosado de aromas amables. De buen cuerpo y una acidez algo marcada, que aporta ciertas texturas. Beber entre 2025 y 2026.
89,5 Puntos Portelli
Carmela Cabernet Franc Rosé 2024
Benegas, Mendoza, Maipú, Cruz de Piedra ($$)
No solo es uno de los vinos rosados más consolidados del mercado, sino el primero en apostar al Cabernet Franc. De aromas bien afrutados con suaves dejos herbales que hablan de la variedad. Paladar amplio y fresco, de trago amable pero cierto carácter resaltado por sus texturas. Su final es persistente y agradable.
90 Puntos Portelli
Punta de Flechas Rosé 2024
Flechas de los Andes, Mendoza, Valle de Uco, Tunuyán ($$)
Este rosado de Pablo Richardi llama la atención por su originalidad. Elaborado a base de Tannat, de aspecto bien tenue, resulta austero en su mensaje. Su acidez marcada lo hace refrescante y agradable de beber, con un agarre fino que apenas logra soltar la fruta en su final de boca. Beber entre 2025 y 2026.
90,5 Puntos Portelli
Salentein Reserva Sauvignon Blanc 2024
Salentein, Mendoza, Valle de Uco, Los Árboles ($$)
En los últimos años este Sauvignon Blanc se afianzó como referente de la variedad y de la zona, a tal punto que se encuentra en muchas cartas de restaurantes. Es que sus aromas son frescos, con notas de frutas blancas, paladar franco y mordiente, con dejos cítricos y herbales que hablan de tipicidad. Beber entre 2025 y 2026.
90 Puntos Portelli
Sophenia Estate Reserva Chardonnay 2023
Finca Sophenia, Mendoza, Valle de Uco, Gualtallary ($$)
El joven enólogo Joaquín Martín separa el 30% del mosto para fermentarlo en barrica por solo tres meses, mientras que el 70% restante lo macera en frío con racimo entero. De esta manera, logra nuevamente, como en 2022, un blanco limpio, pero más austero que su antecesor. Sus aromas a frutas blancas típicas anticipan su trago mordiente y franco, de final equilibrado. Beber entre 2025 y 2026.
90 Puntos Portelli