Claro que originalidad no es sinónimo de calidad. Pero, así como no todos los países del mundo son vitivinícolas, los que sí, mueren por poder hacer grandes vinos con variedad propias, autóctonas o adatadas de manera particular.
Este es el caso de la Bonarda en la Argentina, a la que el enólogo Roberto González (Nieto Senetiner) le ha dedicado los últimos treinta años de su vida, incluyendo u libre (Bonarda, La Historia de un gran vino). Claro, ya sabemos con su nombre verdadero es Corbeau Noir, y que no proviene de Italia sino de la Saboya francesa. Pero no importa porque acá ya se popularizó como Bonarda, y así trascendió las fronteras. Y así como un Cabernet Sauvignon argentino no es igual que un exponente de Estados Unidos, puede considerarse lo mismo con esta cepa, que hasta hace muy poco estaba más plantada que el Malbec. Su adaptación, tanto a los viñedos como a los paladares argentinos, fue silenciosa, y de perfil bajo. Porque siempre estuvo ahí, aunque nadie lo sabía. Compañera eterna del Malbec en los “tradicionales vinos tipo borgoña nacionales”. Es por ello que se encuentra plantado en las principales regiones, ostentando varios viñedos viejos. El primero que la uso en valor fue Roberto González desde Nieto Senetiner quienes en 2000 hicieron el primer exponente de Alta Gama para el Reino Unido, tal fue el impacto que la bodega se decidió a lanzarlo en el mercado interno como una nueva etiqueta de lujo. Y un par de años más tarde se llevó el premio mayor en Vinitaly, por aquel entonces uno de los concursos de vinos más prestigiosos del mundo, y eso terminó de darle un gran empujón. “En el año 2000 éramos dos o tres elaboradores de vino de alta gama de este varietal -expresa Roberto González- Hoy, hay muchas bodegas elaborando este vino y en otros segmentos de precio. Hay que recordar que prácticamente no existía esta variedad en las etiquetas del vino argentino y hoy hay más de 40 etiquetas que mencionan el nombre del Bonarda. Ello magnifica el gran trabajo que venimos haciendo”, finaliza Roberto González.
Actualmente, las 17.712 hectáreas que ocupa en el país la convierten en la segunda cepa en extensión detrás del Malbec; con casi 50.000 hectáreas, pero hasta fines del siglo pasado, el área cubierta por Bonarda era superior a las hectáreas existentes de Malbec. Esto indica dos cosas, por un lado, que es una cepa muy bien adaptada al terruño nacional, y por el otro, que tiene un gran potencial. Esto lo confirma Alejandro Vigil, quizás el enólogo más importante de la Argentina, que elabora varios exponentes de diferentes parcelas de la zona Este, demostrando que no solo confía ciegamente en el Malbec y el Cabernet Franc, sino también en el Bonarda. Otro que siempre le prestó mucha atención al Bonarda fue Héctor Durigutti. “La calidad siempre ha sido nuestra premisa para todos nuestros productos. Con la Bonarda comenzamos ofreciendo en los primeros años un producto con gran fruta, que fue reconocido por catadores internacionales como James Suckling por la excelente relación precio-calidad (best value) en nuestra línea joven Durigutti Bonarda, y en los últimos años entendimos que es una cepa interesante para trabajar también en los segmentos más premium. Eso nos llevó a concebir otro perfil de vinos como el que nace en Finca Victoria bajo la marca Proyecto Las Compuertas, pero siempre entendiendo en cada vino la expresión del origen”, afirma Héctor Durigutti. Hoy la bodega cuenta con cuatro etiquetas 100% Bonarda en su porfolio, representando distintos estilos, terruños del país y segmentos de público, que comercializan tanto para el mercado interno como para exportación. Con estos vinos se participa en distintas acciones, algunas de las que impulsa en agenda el Plan Bonarda Argentina con charlas, degustaciones y eventos para profesionales y público, y otras que se organizan en la propia bodega. Según Roberto González, enólogo de Nieto Senetiner, “en mis treinta años de trabajo en la bodega, la Bonarda pasó de ser considerada una uva más bien popular y para cortes a ser hoy reivindicada por decenas de bodegas que la elaboran en todas las gamas”.
Ahora, el gran desafío de los productores de San Martín, San Rafael y todos aquellos hacedores que ven algo especial y “muy nuestro” en esta cepa, deben demostrar que la Bonarda puede ser la segunda gran variedad argentina, más allá de la superficie. Y para ello hay que descubrir el carácter de cada zona y buscar expresarlo de la mejor manera posible. Hay varios adelantados que demuestran la gran adaptabilidad y su buen potencial. Ahora es cuestión de afinarlo y confiar en sus virtudes. Pero también de defenderlo con un “vino nuestro de cada día”, que es lo que verdaderamente es. Y si algún consumidor del mundo quiere entender cómo es un vino argentino más allá del Malbec, que pueda disfrutar del Bonarda en toda su plenitud. En ese camino está la cepa, que le lleva grandes ventajas al Cabernet Franc (del cual solo hay 1300ha), al Pinot Noir y al Cabernet Sauvignon, por nombrar otras cepas relevantes. Es evidente que el Bonarda tiene todo para destacarse, solo hace falta que el consumidor la vuelva a elegir.
Colonia Las Liebres Clásica Orgánico Bonarda 2022
Altos Las Hormigas, Luján de Cuyo $2400
Este vino es uno de los pioneros de la Bonarda Argentina en la era moderna. Es un vino sin maduración en roble, de aromas amables con notas de frutas rojas algo y especias. En boca es amplio y frescura, de trago mordiente y con la vivacidad que aporta gracia. Es bien actual y con carácter, demostrando que es una cepa que se da muy bien para vinos tintos jóvenes.90 Puntos Portelli
Privado Oasis Sur Bonarda 2019
Bodega Jorge Rubio, San Rafael $3430
Jorge Rubio es un reconocido autor de vinos del oasis sur mendocino. Y en esta línea ofrece un perfil más fresco y frutado que su reconocida etiqueta Reserva, ya que, si bien el vino posee 12 meses de crianza, es el carácter frutal y especiado el que predomina. Elaborado a partir de uvas proveniente de viñedos de más de 25 años, el hacedor logra un Bonarda amable y actual, de aromas generosos y paladar equilibrado, en el que la fruta típica convive en armonía con la madera. 89 Puntos Portelli
Durigutti Bonarda 2020
Durigutti Family Winemakers, Luján de Cuyo $3500
Es uno de los Bonarda más exportados de Argentina (y del mundo), elaborado con una combinación de uvas provenientes de antiguos viñedos de Agrelo y Ugarteche. Sus aromas son más bien equilibrados y apoyados en las frutas rojas. Con buen agarre y la acidez sostenida, típica de la variedad. Hay buena concentración en boca, con taninos incipientes que piden pasta o carnes asadas. 90 Puntos Portelli
Parcelas Originales Bonarda 2020
Alfredo Roca, San Rafael, Mendoza $5720
Con esta línea, la familia busca homenajear a las variedades más antiguas que tienen, y la Bonarda es una de ellas. De un viñedo propio que data de 1960, Alejandro Roca (winemaker) elabora 12.000 botellas al año. De aromas y sabores tan equilibrados como maduros, sin embargo, su paso por boca es mordiente y vivaz gracias a la acidez natural del vino. Y así, se va a mantener varios años. 89,5 Puntos Portelli
Nieto Senetiner Las Tortugas Estate Bonarda 2020
Bodega Nieto Senetiner, Agrelo, Luján de Cuyo $15.750
SI bien sus aromas son más vegetales, la fruta roja apenas madura está muy presente. De entrada, fluida, con taninos incipientes que ganan vivacidad por la buena acidez del vino. Se perciben frutas rojas especias y buena madurez, en su paladar franco y vivaz, pero también classy, con una crianza en roble francés durante 12 meses y un añejamiento en botella durante 6 meses. Sorprende lo familiares que son el Malbec y el Bonarda de la línea, van por el mismo carril, pero a destinos diferentes. Beber entre 2023 y 2030. 91,5 Puntos Portelli