Este fin de semana será muy importante, al menos para los enófilos de todo el mundo, porque tendrán una gran excusa para juntarse y levantar sus copas para celebrar el día uno de los vinos más importantes del mundo; el Cabernet Sauvignon. Y si bien es cierto que en la Argentina ha quedado opacado, sobre todo en los últimos 20 años, por el Malbec, no deja de ser uno de los varietales más logrados del país, y la base de muchos de los mejores vinos nacionales.
Está claro que nadie espera a esta altura del año para descorchar un Cabernet Sauvignon, pero los días conmemorativos sirven como recordatorio, y también para volver a poner un tema sobre la mesa. Y en este caso, el desafío es interesante, porque al parecer la industria ha tomado al rey de los vinos tintos para su próxima gran apuesta, sin dejar de lado el auge del Malbec.
La explicación es muy sencilla. Por más que hoy el comercio de vinos en el mundo esté disminuyendo, la clave está en la competitividad, y es ahí donde la Argentina tiene una gran oportunidad. Ya lo ha demostrado con el Malbec, una cepa también de origen noble como el Cabernet Sauvignon, pero muy poco difundida en el mundo. Al contrario que el Cabernet Sauvignon, que es la uva más plantada con una superficie global que supera las 350.000 hectáreas. Hoy, el vino argentino en el mundo representa apenas el 3%, siendo la mayoría de esa porción, Malbec varietal y Malbec Blend. Y en un escenario que se retrae año tras año, apostar al despegue mundial del Malbec requeriría de mucha inversión. Sin embargo, aprovechar el recorrido que tiene la cepa a nivel local y las más de 15.000 hectáreas plantadas con Cabernet Sauvignon, suena más tentador y menos costoso. Peor no porque la reina de las tintas posea más atributos que el Malbec, sino porque en el mundo ya es una categoría, reconocida por los retailers y muy pedida por los consumidores. No así el Malbec, no por falta de atributos sino de masa crítica y de difusión.
Esa es la razón por la que varias bodegas empezaron a apostar fuerte por el Cabernet Sauvignon. Algunas, rescatando sus clásicos y toda la información acumulada a lo largo de estos años. Que, bien combinada con el aprendizaje que ha dejado el Malbec, puede ser una fórmula exitosa para encarar una nueva etapa en la historia de la vitivinicultura nacional.
Por eso, hay que aprovechar esta ocasión para adentrarse en su fascinante historia, los diversos sabores y el significado cultural de esta noble variedad de uva. Desde sus accidentales comienzos híbridos hasta su merecido reconocimiento internacional, y su andar en la escena local.
Originario de la región de Burdeos en Francia, este varietal encarna una combinación perfecta de tradición e innovación en el arte de la elaboración del vino. Un híbrido accidental de Cabernet Franc y Sauvignon Blanc, su nombre refleja la herencia derivada de sus variedades de uva progenitoras. Con atributos naturales como una piel gruesa y resistencia a las enfermedades, el Cabernet Sauvignon encontró un hogar perfecto en el clima de Burdeos, y finalmente ganó reconocimiento mundial. Fundamentalmente porque posee una gran capacidad de adaptación a suelos y climas diversos. Esto no implica que sea plástica como el Malbec, que sabe “leer” mejor los lugares. Sin embargo, es una uva muy noble y con un envejecimiento elegante, uno de sus atributos que más ha aportado a su prestigiosa reputación. Porque la crianza en barricas de roble no solo enriquece su sabor, afina sus texturas y le aporta complejidad con el tiempo, sino que todo eso sucede de una manera más integrada. Mucho más que en otros vinos. Por eso, esta versátil variedad de uva también suele ser un componente esencial en las mezclas de estilo Burdeos. La piel gruesa de estas uvas contribuye a un alto contenido de taninos, lo que le otorga estructura y una sensación en boca distintiva que se suaviza y se integra maravillosamente con el envejecimiento.
La creación del Día Internacional del Cabernet Sauvignon en 2009 por parte del entusiasta del vino Rick Bakas marcó una ocasión trascendental para los aficionados y productores, fomentando un sentido de comunidad y celebración a nivel mundial.
Como se sabe, esta uva ha trascendido fronteras y se cultiva en diversas regiones productoras de vino como Estados Unidos, Italia, Australia, Chile y Argentina, entre otros.
5 Cabernet Sauvignon para brindar por el rey de los tintos
El Esteco Blend de Extremos Cabernet – Cabernet 2021
El Esteco, Salta, Altos Valles Calchaquíes ($$)
Combinando uvas de Cafayate y Chañar Punco, hace algunos años que el enólogo Alejandro Pepa y su equipo se destacan con este Cabernet Sauvignon. Un tinto con carácter propio, tanto del varietal como dé lugar. De paladar franco y fresco, con taninos incipientes, casi firmes, que aportan persistencia. Y fiel reflejo de la nobleza de la cepa en un terruño tan diferente y único como Cafayate y alrededores. Un vino ideal para adoptar y acompañar con platos intensos y de sabores consistentes. Beber entre 2024 y 2026. 90 Puntos Portelli
Trapiche Medalla Cabernet Sauvignon 2019
Trapiche, Mendoza ($$$)
Para mantener actual este clásico de clásicos, el enólogo Sergio Casé recurre a uvas de diversos viñedos ubicados en diferentes zonas de la provincia de Mendoza. Mantiene su estilo “classy”, tanto en sus aromas como en boca, pero con texturas modernas y firmes que resaltan los dejos lácticos de la crianza. De paladar equilibrado, con notas de frutas rojas maduras y algo de especias. La persistencia en boca de sus taninos habla de su gran tipicidad varietal. Esto explica su vigencia, como una de las etiquetas más elegidas en su categoría. Beber entre 2024 y 2027. 90 Puntos Portelli
Terrazas de los Andes Grand Cabernet Sauvignon 2021
Terrazas de los Andes, Mendoza ($$$$)
Entre Lucas Lowi y José Ponce (enólogo) la bodega está haciendo mucho ruido, no solo por el cambio de packaging; moderno y global; sino por una mayor definición en cada uno de sus vinos. En los Grand, la idea es elegir los mejores componentes de Mendoza y elaborar el mejor vino posible cada año, respetando un estilo. Y eso se ve muy bien reflejado en este joven Cabernet Sauvignon, bien apoyado en las frutas rojas y negras con toques especiados. Su consistente fluidez domina el paso por boca, y todos los matices son resaltados por la frescura. Las texturas finas aportan persistencia. Beber entre 2025 y 2028.92 Puntos Portelli
Anaia Grand Assemblage Cabernet Sauvignon 2022
Anaia Wines, Agrelo, Luján de Cuyo ($$$$)
El enólogo Gonzalo Serrano Alou llegó a Agrelo para quedarse y hacer historia. Y está convencido que el Cabernet Sauvignon es uno de los varietales que mejor se da, por el clima y la composición de los suelos. Para lograr este vino, elabora distintos componentes, siempre con uvas propias de la finca que rodean a la moderna bodega. De aromas de buena tipicidad, tanto de la variedad como del lugar, con dejos vegetales y notas a frutas negras. También comienzan a aparecer ciertas notas complejas de la crianza. Su paladar es franco, fresco y con buen potencial. Hay un carácter austero y unos taninos firmes que le aseguran un gran potencial. Beber entre 2024 y 2029.93,5 Puntos Portelli
Viña Jardín de María Cabernet Sauvignon 2021
Viña Jardín de María 1910, Las Compuertas, Luján de Cuyo ($$$$)
Con cada cosecha, Gustavo Barbier y familia le van encontrando la mejor manera de expresar ese viñedo único que poseen. Las “Cepas Madres” de Viña Jardín de María tienen más de 110 años de vida, y sus raíces alcanzan los 2,35 metros de profundidad. Como en toda finca tradicional, el riego se hace por surcos. Para cuidar su “jardín de viñas”, realizan varias tareas durante todo el año para mejorar las plantas y el suelo, y especialmente cuidar a sus antiguas cepas. Esto explica los aromas distinguidos y más dirigidos de este vino, con algo de notas de madera nueva y taninos algo granulosos que hablan de su juventud. Su buena frescura resalta el agarre en su paso por boca. Se lo puede esperar a que se afinen los taninos o bien disfrutarlo acompañando platos consistentes. Beber entre 2024 y 2030.92 Puntos Portelli