La historia ha convertido al Champagne en el vino más famoso del mundo y por eso es el referente de la categoría, al punto tal que en nuestro país se llegó a usar ese nombre durante muchos años para denominar a los vinos espumosos nacionales.
Cabe destacar que Champagne solo pueden denominarse los vinos que cumplen con ciertos requerimientos y nacen en dicha región francesa, situada en el noreste del país.
La historia del Champagne, desde su humilde surgimiento hasta convertirse en una sensación mundial, es fascinante. Fueron los monjes benedictinos franceses, de la Abadía de Hautvillers de Epernay, un pueblo dentro de región de Champagne en Francia, sus precursores. Cuenta la leyenda que el monje Dom Pierre Pérignon, a cargo de la bodega, empezó a escuchar estruendos en las cavas. Eran botellas que, por causa de las “atípicas” altas temperaturas primaverales, comenzaron a refermentar; por la acción de las levaduras que asimilan el azúcar y lo convierten en alcohol, pero también en gas carbónico. Por lo tanto, la presión ejercida por esas burbujas surgidas involuntariamente, provocaron los estallidos de algunas botellas. Y, ante semejante e inesperado espectáculo, se dice que Dom Perignon agarró una de esas botellas y, al degustar el vino dijo, “estoy bebiendo estrellas”.
Ese día, 4 de Agosto de 1693; hace 332 años; cambiaría la historia del vino para siempre, porque nacía uno de los símbolos globales de la celebración. Porque el Champagne y los demás vinos espumosos, se han convertido en algo mucho más que una bebida. Porque representan, además de un lugar o región, un terroir, un estilo, momentos inolvidables. Y esto, en un país productor como la Argentina y con una arraigada cultura de consumo, es muy importante.
Para todo productor de vinos espumantes, Champagne es el espejo en el cual mirarse, aunque está claro que en la Argentina ya hay varios que apuestan por un carácter propio, aunque utilicen las mismas uvas y el mismo método de la Champagne; Champenoise (botella por botella). Estos vinos llegan al mercado listos para descorchar, aunque es cierto que aquellos en los cuales figura la cosecha, más allá de haber una referencia de tiempo para la guarda, son vinos de mayor calidad y con mayores pretensiones. Y, por consiguiente, pueden evolucionar bien en botella por algunos años.
La clave de la evolución del espumoso nacional en los últimos años no está en la bodega sino en los viñedos. Ya que muchos han encontrado los terruños más adecuados para alcanzar una buena madurez, reteniendo mayor cantidad de acidez natural; clave para lograr vinos base más tensos, limpios, profundos y con carácter. Por distintas razones, la Argentina ostenta una historia de elaborar espumantes de casi 100 años. Esto también significó una evolución del consumidor. Al evaluar la calidad y el potencial de la Argentina en la elaboración de este tipo de vinos, hay que tener en cuenta que Champagne está a la altura (latitud) de El Calafate, por eso son vinos de colores pálidos y poca madurez. Pero en Mendoza los vinos son más intensos y amarillos con un carácter maduro, y eso es parte de las características de Argentina. Según algunos hacedores, la clave está en los vinos bases, teniendo siempre a la acidez como punto de partida para lograr vinos que trasciendan el tiempo.
Está claro que la altura en los viñedos de montaña (más de 2000m en el NOA y alrededor de 1500m en Mendoza), la cercanía al mar o la latitud patagónica, permiten características en las uvas que pueden derivar en vinos espumosos con carácter propio. Esa es la razón por la cual ya las bodegas dejaron de hacer este tipo de vinos para completar sus portfolios y los conciben como sus demás vinos, más allá de las bodegas especializadas en burbujas. Por eso, cada vez hay más opciones y en todos los estilos y segmentos, para brindar, disfrutar y celebrar, todo el año. Pero ahora, con el tiempo lindo en puerta y las fiestas que se vienen, las ganas de brindar por lo que fue e ilusionarse por lo que viene, afloran.
5 espumosos para empezar a despedir el año
Chañarmuyo Chamas Honnorat Extra Brut Rosé
Chañarmuyo, La Rioja, Valle de Famatina, Chañarmuyo ($$$)
Curioso espumoso, por concepción y no por carácter, ya que está elaborado a base de un blend de Chardonnay, Syrah y Viognier. De aspecto delicado y burbujas finas, con un buen carácter frutal y leves dejos oxidados que hablan del tiempo sobre borras. De entrada fresca y final con tonos vegetales.
90 Puntos Portelli
El Relator Extra Brut
Relator Wines, Mendoza ($$$)
Espumoso fresco y joven, ideal para empezar a recorrer el mundo de las burbujas a través de la mirada de Pepe Reginato. Blend de Chardonnay (60%) y Chenin (40%) elaborado con uvas provenientes de Agrelo. Y si bien ganan la fruta y la expresión, pone en valor los vinos más tradicionales, con esa fruta blanca (pera, manzana) potenciada por las burbujas persistentes. Ideal para brindis de a muchos.
90 Puntos Portelli
A la Par Extra Brut
A la Par Wines, Mendoza, Valle de Uco ($$$)
Espumoso Charmat Lungo a base de Chardonnay (70%) y Pinot Noir (30%) elaborado por Gustavo Agostini, un apasionado de la Champaña, que ya lleva 35 cosechas alrededor del mundo. Dentro de esta línea, se dieron el lujo de realizar ediciones especiales junto a personalidades como el padre de Gustavo, el querido y recordado Onofre Arcos y Roberto de la Mota. Este vino resulta fresco y expresivo, bien apoyado en las frutas blancas y las burbujas persistentes.
90,5 Puntos Portelli
Baron B Cuvée Millésimée Brut Rosé 2021
Baron B, Mendoza, Valle de Uco ($$$$)
Blend Pinot Noir y Chardonnay, con toque de Malbec para lograr esa tonalidad única y reconocible en las copas. Con uvas cosechadas cada vez más precisas para lograr una tensión delicada que perdure más tiempo en la botella. Elaborado por el método tradicional y con más de 36 meses sobre lías, lo que le aporta un carácter complejo a su final de boca persistente. Beber entre 2025 y 2028.
92 Puntos Portelli
Rosell Boher Brut
Rosell Boher, Mendoza, Valle de Uco, Los Árboles ($$$$)
Este espumoso es uno de los más elegidos en su categoría. Con el aval de la experiencia de Alejandro “Pepe” Martínez y las uvas propias de un viñedo que cada vez se muestra más equilibrado. Blend de Pinot Noir (60%) y Chardonnay (40%), con tres años de contacto sobre borras, aproximadamente en segunda fermentación, botella por botella. Es elegante por fuera y por dentro, de aspecto intenso y brillante, con burbujas finas y persistentes. Aromas amables y frescos, paladar equilibrado y expresivo con dejos frutados y final persistente.
92 Puntos Portelli