Desde que la Argentina vínica despertó y buscó conquistar a los paladares del mundo, el Pinot Noir fue siempre la figurita difícil, la que ningún agrónomo quería conducir en la viña y a la que la mayoría de los enólogos le escapaban. Salvo los que la usaban para sus bases de espumosos. Pero gracias al Malbec, la Argentina es reconocida por sus vinos tintos. Quizás todavía la diversidad que tanto se luce a nivel local no sea tan aclamada fronteras afuera, pero es solo cuestión de tiempo. Porque en el mercado global, todos compiten contra todos, y para sacar alguna ventaja, hay que hacer las cosas muy bien. Y si eso se hace a mano de una cepa que nadie más elabora, sucede lo ocurrido con el Malbec. Pero no se trata de hacerse a la fama y echarse a dormir, hay que seguir. Por un lado, porque el Malbec está recién empezando, si es que se piensa un desarrollo vitivinícola a 100 años, pero también por el potencial que sigue ostentando. Pero por el otro, hay muchas otras cepas con las cuales intentar crecer. Y una es, sin dudas, Pinot Noir. La uva protagonista del vino más caro del mundo; el Domaine de La Romanée-Conti. Una pequeñísima apelación de origen de un solo propietario que hace un vino superlativo. Y no sólo eso, es codiciado en todo el mundo. Por eso su precio es realmente inalcanzable para la mayoría, porque la demanda supera por muchas veces a la oferta.
Esto demuestra que para agregar valor a un vino no hay límites. Claramente el Pinot Noir prefiere climas más fríos que moderen su corto período de madurez. Es por ello que se cultiva principalmente en Borgoña y Champagne (Francia), Willamette Valley en Oregón (Estados Unidos), también en Nueva Zelanda, Chile, Sudáfrica, Australia y la Argentina. Dicen los hacedores que cultivar y elaborar Pinot Noir no es para cualquiera, porque más allá de su adaptabilidad el terruño, son uvas delicadas y difíciles de llevar en la viña, y en bodega también requiere una atención especial. Porque al ser de pieles delgadas, no ofrece la protección de las uvas de hollejos más gruesos, como el Cabernet Sauvignon, por ejemplo. Por otra parte, los racimos apretados y compactos requieren un manejo cuidadoso para que no se pudran.
Pero la vitivinicultura ha evolucionado mucho en los últimos 20 años, y hoy se puede decir que hay muchos hacedores buscando el desafío de lograr grandes exponentes con este cepaje, antes esquivado.
Por historia y su clima más frío, Patagonia es el origen de varios exponentes, a tal punto que muchas bodegas mendocinas van a la zona a elaborarlos. Tal como sucede con el Torrontés en el NOA. Sin embargo, Mendoza con sus diversos microclimas, también ofrece un marco ideal para dicha cepa, sobre todo en las alturas del Valle de Uco.
Claramente hay dos corrientes de estilo en materia de Pinot Noir. Por un lado, los que buscan el costado más complejo, maduro y terroso del vino, más asociado a los clásicos vinos de terroir de la Borgoña. Y por el otro, vinos más voluptuosos y apoyados en la fruta (cerezas rojas y negras). Siempre las texturas deben ser sedosas, pero en los más pretenciosos, deben formar parte de la complejidad y profundidad, además de otorgar potencial de guarda. Pero más allá que algunos sean más directos que otros en sus expresiones, todo buen Pinot Noir debe ser delicado y equilibrado en su paso por boca.
Mendoza posee el 70% de las 2000 hectáreas plantadas de Pinot Noir en el país, aunque la mayoría se usa para vinos base de espumosos. Y es Patagonia la región que emerge como el nuevo polo productivo enfocado en la sofisticada variedad tinta oriunda de la Borgoña, más como vino tinto de alta calidad. Con Neuquén que posee más de 250ha, Río Negro 130ha aproximadamente, Chubut con 33ha y La Pampa con 12ha, queda claro la importancia que tiene el cepaje en la zona.
La fuerza climática de la zona se combina con los viñedos viejos del Alto y Medio Valle de Río Negro, y también con los nuevos, ubicados mayoritariamente en San Patricio del Chañar (Neuquén).
Y si bien, tal como pasa con muchos varietales en este país, todavía no se ha logrado una identidad marcadamente argentina al respecto, se puede decir que la gran mayoría se adivinan fácilmente y se los reconoce como Pinot Noir en las copas. Es muy importante que las bodegas puedan seguir adelante con esta evolución, porque además de ser una variedad global reconocida, el Pinot Noir puede ser el mejor tinto para iniciarse en el mundo del vino, por sus texturas sedosas y su paladar amablemente afrutado. También es refrescante y dócil, y en la mesa se acomoda muy bien a diversos platos de mar y de tierra, tanto en situaciones formales como informales. Los buenos exponentes evolucionan muy bien en botella, mientras que los demás se disfrutan más de jóvenes. Para muchos es un vino de trago fácil, por su cuerpo liviano, sin embrago, si se le presta atención, puede llegar a ser el vino más elegante de todos. Y queda claro que los hacedores le han perdido el miedo y ahora le han tomado el gustito a elaborarlo. Esto explica que cada vez haya más etiquetas para descubrir con el Pinot Noir como protagonista.
Saurus Barrel Fermented Pinot Noir 2020
Bodega Familia Schroeder, San Patricio del Chañar, Neuquén $3.250
Como desde hace varias cosechas, este Pinot Noir mantiene un estilo, pero a la vez Leo Puppato (enólogo) lo va afinando con cada cosecha que pasa. De aromas equilibrados, bien apoyados en la fruta roja. Paladar jugoso y taninos vibrantes, resulta expresivo con fuerza. Y un final donde la fruta y la madera se integran con equilibrio. Además, posee un buen potencial de guarda. Beber entre 2022 y 2024. 91 Puntos Portelli
Fin Single Vineyard Finca Los Hermanos Pinot Noir 2019
Bodega Del Fin del Mundo, San Patricio del Chañar, Neuquén $3.500
Es una de las bodegas que, más apuesta por el varietal, y para elaborar este vino se seleccionan uvas de parcelas específicas. Sus aromas son delicados, con notas de fruta negra algo madura. Paladar franco y amable, de trago vivaz y texturas finas propias de una crianza acertada del joven enólogo de la casa Ricardo Galante. Beber entre 2022 y 2024. 90 Puntos Portelli
Familia Mastrantonio Pinot Noir 2019
Mastrantonio Wines, IG Los Chacayes, Valle de Uco $7.500
El joven enólogo Sebastián Bisole se luce con este flamante Pinot Noir que, además de tener la fuerza del lugar, posee un carácter consistente y equilibrado. Los aromas y sabores remiten a cerezas negras y hierbas, con tonos tostados de la crianza. Es voluptuoso y con taninos finos pero firmes que garantizan el potencial del guarda. Beber entre 2022 y 2025. 92,5 Puntos Portelli
Domaine Nico La Savante Pinot Noir 2017
Domaine Nico, Valle de Uco, Gualtallary $7.800
Laura Catena sigue enfocada en los vinos de parcela y junto al enólogo Roy Urvieta ha desarrollado una línea entera dedicada al Pinot Noir. Este nace a 1450m y presenta aromas delicados y típicos, algo maduros propios de la añada. La madera bien integrados aporta texturas muy sedosas. De entrada, refrescante, con notas de cerezas, especias y cierta terrosidad. No solo está apoyado en la fruta sino también en los taninos finos y elegantes. Beber entre 2022 y 2025. 93 Puntos Portelli
Otronia Block I Pinot Noir 2019
Bodega Otronia, Sarmiento, Chubut $15.500
Casi el único tinto con el que Juan Pablo Murgia (enólogo) puede soñar en ese terruño extremo. De aromas suaves con buena tipicidad madura y taninos incipientes que resaltan los dejos de crianza. De carácter más terroso que afrutado, con algo distinto. Se nota que el lugar es especial y que el Pinot Nori allí tiene mucho para dar por la frescura natural con la que llega a la botella. Beber entre 2022 y 2024. 91 Puntos Portelli