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5 vinos nacidos en la capital nacional del carnaval

Gualeguaychú es una ciudad que brilla gracias a su famoso Carnaval del País, que se extendió durante once noches, desde enero hasta el domingo 3 de marzo. Pero también sorprende todo el año a los visitantes con sus propuestas de enoturismo, ya que cuenta con varias bodegas y viñedos dedicados a recuperar la tradición de la provincia.

Gualeguaychú queda cerca de la frontera con Uruguay y es reconocida mundialmente por su celebración anual del Carnaval, que se lleva a cabo en el Corsódromo; una antigua estación de trenes transformada. La ciudad entrerriana, con 110.000 habitantes, se extiende por la orilla oeste del rio Gualeguaychú, con numerosas playas, una costanera muy linda, baños termales, el amplio y frondoso Parque Unzué; con laguna, senderos, parques de juegos y sitios de picnic; propuestas para pescar y relajarse, y también bodegas y viñedos, que se pueden visitar durante todo el año.

Es cierto que el marco natural es muy diferente al paisaje cuyano, por nombrar a la región más productiva de vinos del país, ya que es todo verde, con árboles, plantas y pasto, distinto al entorno desértico en donde nacen los mejores vinos argentinos.

El clima también es diferente, ya que no cuenta con la misma amplitud térmica y el nivel de lluvias es mayor al necesario. Sin embargo, con las variedades adecuadas y buenos manejos de viñedos, similares a los que se realizan en Uruguay, los entrerrianos están obteniendo vinos que no solo los hacen sentir orgullosos, sino que los vuelven a poner en el mapa vitivinícola nacional.

Cuenta la historia que, hasta la década del 30’, en Entre Ríos había casi 5000 ha de viñedos y era la cuarta provincia vitivinícola del país. Pero en 1934, bajo la Presidencia de Agustín P Justo, se prohibió por Ley la industria vitivinícola en todo el país, con excepción de la región cuyana, como una suerte de proteccionismo interno para promoverla en dicha región. Dicen los que saben que la intención del presidente fue “ordenar” las economías regionales (algodón en el Chaco, cítricos en Tucumán, peras y manzanas en Río Negro, etc.). Y fue justamente eso lo que motivó a un grupo de entusiastas, encabezado por Néstor Ianni, a recuperar la tradición perdida. Pero esa no es la única historia que refleja el pasado vitivinícola de Entre Ríos.

Al otro lado del río Uruguay, muy cerca de Gualeguaychú, está Carmelo, donde comienzan las zonas vitivinícolas del país vecino, y en donde la uva más importante es la Tannat; como acá es la Malbec. Y afirman los lugareños que el vasco Juan Jauregui plantó, a fines del siglo XIX, viñedos de Tannat en Entre Ríos, antes que Pascual Arriague lo hiciera en Uruguay.

Dejando las polémicas históricas de lado, lo interesante de Gualeguaychú es que ofrece varias opciones de enoturismo, a poco más de 200 km de la Capital Federal. Esto quiere decir que ya no hace falta viajar hasta el NOA, la Patagonia o hasta la Región de Cuyo para recorrer viñedos, bodegas y ver cómo se hacen los vinos, ya que se puede hacer a menos de tres horas de viaje en auto desde el obelisco.

Bodegas y vinos de Gualeguaychú

Los lugares no son comparables, sino únicos. Cada región tiene su entorno natural, paisajes, su clima y su gente, y todo eso conforma lo que los franceses llaman “terroir”. Claro que la historia, la experiencia y los recursos cuentan, y que no en todos los lugares se pueden hacer vinos del mejor nivel. Sin embargo, la diversidad y la calidad de los vinos de Gualeguaychú sorprenden a los visitantes. Sobre todo, a aquellos que se acercan a la ciudad más atraídos por las plumas y la música del carnaval, pero que también disfrutan pasar buenos momentos alrededor de la mesa.

Si bien no se pueden comparar, a nivel general, el clima y los suelos de Gualeguaychú son similares a los de los viñedos uruguayos. También sufren las lluvias, el calor y la humedad, más allá que los suelos presentan pocos nutrientes. Esto explica que las variedades más utilizadas sean similares a las plantadas del otro lado del charco; Tannat, Marselan (cruzamiento entre Cabernet Sauvignon y Garnacha), Merlot, Chardonnay, Viognier y Sauvignon Blanc, entre otras.

Hay en la zona unos diez emprendimientos para visitar, cada uno con su propio encanto. Se trata de todas pequeñas bodegas, algunas industrializadas a pequeña escala y otras artesanales bien equipadas. En general los enólogos y agrónomos que trabajan en la zona son mendocinos y uruguayos. Dicen que estos últimos interpretan mejor el lugar con sus características particulares. Por el clima, el ciclo anual es diferente y la cosecha suele darse entre Enero y Febrero, ya que además hay que intentar esquivar los días de lluvia porque eso complica la cosecha y compromete la calidad del vino. Por otra parte, la humedad y el calor son siempre amenazas para la sanidad de las uvas, por lo cual deben estar muy atentos.

Pero la historia los avala. Además, el terruño y las uvas están, también la infraestructura. Pero lo más importante que tienen es la pasión de los productores, tanto para hacer vinos como para compartirlos con los visitantes.

A dos horas y media de la Ciudad de Buenos Aires, por la ruta 9, pasando Zarate y luego tomando las rutas 12 y 14, se llega a la primera bodega de Gualeguaychú, que queda exactamente a 220 km. Allí está el viñedo de dos hectáreas aproximadamente, plantado por Marcelo y Ana. Un abogado y una contadora que comparten sus vidas y sus pasiones, por eso decidieron hacer una viña y una bodega (28/20) dentro de su granja educativa y vivencial (De Sol a Sol). En ese espacio natural y equipado, niños y adultos mayores pueden aprender todo sobre la granja, los cultivos y los animales, de una manera interactiva, rodeados de escenografías realizadas por los mismos que construyen las imponentes carrozas que se lucen durante el carnaval. Allí plantaron un pequeño viñedo con Tannat y Marselan, y construyeron una pequeña bodega artesanal, pero equipada con todo lo necesario para elaborar vinos de calidad; tanques de acero inoxidable, barricas de roble, etc. El enólogo mendocino Jorge Fernando Correa viaja varias veces al año, incluso durante la cosecha, para elaborar junto a la pareja un Tannat, un Marselan, y un blend elaborado con ambas uvas, ninguno con paso por barricas. Y tienen en crianza un Tannat 2024, de buen cuerpo, acidez sostenida y muy bien de taninos, al cual le van a agregar un toque de Marselan (5%), que aportará fruta roja, y serán solo 700 botellas. Es el lugar ideal para hacer la primera parada en la recorrida y aprovechar para aprender y hacerles todas las preguntas, ya que es evidente la vocación docente y de servicio que tienen todos allí.

Apenas 500 metros más adelante sore la ruta, está Las Magnolias, la bodega más importante de la zona. José Luis Colombo, propietario y fundador, recuperó una casa de casi cien años y abrió el Restaurante El Roble, en honor al árbol centenario que es el alma del lugar. Cuenta con cabañas, piletas, un viñedo y una pequeña bodega en la cual el enólogo Sebastián Vargas elaboran nueve vinos. Todos con nombres Italianos (Zía Su para el blanco y el rosado, Apassionato para el espumoso, Sorelanza para el Marselan, Inipotí para el Tannat y Dettagli para el Malbec). Pero más allá de ver la bodega y el viñedo, acá es ideal para almorzar y relajarse a la sombra. La recorrida puede seguir, por La Dominga. Un pequeño emprendimiento familiar en una chacra de 20 hectáreas surcada por varios arroyos y una laguna. Allí, en un lugar soñado, Darío y Alicia plantaron en octubre de 2019, 1400 vides de Merlot y Chardonnay, de las cuales salen las dos mil botellas anuales que produce la enóloga Melisa Barrera en la pequeña bodega “container”.

Otra opción es alejarse un poco, alrededor de una hora, y visitar Finca Los Bayos, ubicada en la ciudad de Urdinarrain, dentro del Dpto. Gualeguaychú, y reconocida por su Merlot; un vino artesanal muy bien logrado. El cierre de la pequeña aventura enoturística debería ser en Bodega Ianni, que queda en Los Altos de Gualeguaychú, más precisamente en La Colonia El Potrero, a 15 km del centro de la ciudad. Néstor elabora vinos de autor y es el personaje más reconocido de la zona, no solo por sus vinos sino por su pasión. Fue pionero y el precursor más entusiasta de todos los bodegueros de por ahí. Junto a su mujer, descubrió a comienzos del milenio ese lugar, se enamoraron de él y decidieron que sería su lugar en el mundo. Comenzaron con la recuperación de una chacra en plena campiña entrerriana y, en la primavera del 2012, plantaron el viñedo. Fue todo un desafío recuperar la actividad en una provincia con una historia tan fuerte y arraigada, recuerda Néstor Ianni. Pero justamente fue eso lo que los motivó a seguir adelante. Y en 2018, cuando vieron los muy buenos resultados de la cosecha, se embarcaron en la construcción de bodega. En el viñedo tienen Sauvignon Blanc y Viognier para elaborar vinos blancos, Cabernet Franc y Tannat para hacer sus tintos. La capacidad productiva de la bodega es de 15.000 litros, en la cual elaboran vinos jóvenes y reservas. El atardecer en el viñedo es inolvidable, con el sol cayendo sobre las vides en el horizonte. Sin dudas, el lugar indicado para entender el pasado vitivinícola entrerriano y cuál puede llegar a ser su potencial, de la mano de Néstor, quien está muy convencido. Y solo precisa de mayores recursos para poder crecer en producción, ya que el viñedo y la zona dan para mucho más. El manejo es orgánico y generalmente se complementa con la producción de nuez Pecan y la cría de animales, para lograr un entorno tradicional en donde la viña no es un monocultivo, como en muchas regiones productivas, sino que forma parte de un ecosistema que se equilibra naturalmente. Las bodegas de Gualeguaychú, junto a las otras que hay en Entre Ríos, empiezan a conformar un pequeño polo vitivinícola que, si bien no apunta a competir con los grandes productores, tiene muchos atributos para mostrar, principalmente fomentando el enoturismo.

5 vinos de Gualeguaychú para conocer

La Dominga Chardonnay 2024

Bodega La Dominga, Gualeguaychú, Entre Ríos ($)

Este blanco es de esos vinos que gana atributos degustado en su entorno, ya que proviene de un pequeño jardín de viñas dentro de una chacra de 20 hectáreas, surcada por varios arroyos y una laguna. Un lugar soñado, donde todo es verde. Allí, la enóloga Melisa Barrera logra un blanco de buen cuerpo, con cierta tipicidad y un carácter de frutas blancas con toque de madurez. 87 Puntos Portelli

28/20 Tannat 2024

Bodega 28/20, Gualeguaychú, Entre Ríos ($$)

El enólogo mendocino Jorge Fernando Correa logra un tinto expresivo y completo. Un puro Tannat, sin paso por barrica, de aromas compactos que remiten a frutas rojas maduras, con taninos incipientes, casi firmes. Su acidez sostenida resalta un toque herbal original que, al parecer es propio del lugar. Es un vino con carácter y de trago agradable. 88 Puntos Portelli

28/20 Blend 2024

Bodega 28/20, Gualeguaychú, Entre Ríos ($$)

Acá se combinan Tannat (65%) y Marselan (35%), y tampoco pasa por barrica. Los aromas se sienten intensos, pero bien integrados, apoyado en las frutas rojas y en ese toque herbal-vegetal particular. Los taninos incipientes y finos, resaltan su buen cuerpo y cierta concentración. Y en su final, sobresale su buena frescura. 89 Puntos Portelli

Ianni Cabernet Franc 2023

Bodega Ianni, Gualeguaychú, Entre Ríos ($$)

Néstor Ianni, no solo está dispuesto a demostrarle a todo el mundo por qué allí se hacían vinos hace más de 100 años, sino también que la zona tiene potencial. Por eso se anima también con variedades a la moda, como Cabernet Franc. Y logra un tinto fresco, de aromas típicos y un paladar en sintonía. Hay frutas rojas y hierbas, con dejos vegetales, y sus texturas son incipientes. 89,5 Puntos Portelli

Colombo Gran Reserva Tannat 2020

Bodega Las Magnolias, Gualeguaychú, Entre Ríos ($$$)

Sin dudas, es uno de los vinos referentes de la zona, reconocido tanto por los lugareños como por los turistas que visitan la bodega, ya sea para almorzar, cenar u hospedarse. Sus aromas hablan de la variedad, con notas de frutas rojas y especias secas. De paladar franco y fresco, con buen cuerpo y un agradable final de boca. 90 Puntos Portelli