Si bien es cierto que cada uno puede hacer lo que quiere, en el momento que quiera, siempre hay variables externas que influyen. Esto en términos vínicos significa que cada cual puede disfrutar el vino que desee, pero en primavera al cambio de clima termina siendo un aspecto que, sin condicionar, promueve la elección de otro tipo de vinos. En primer lugar, porque la salida del invierno supone además el fin de las comidas de olla, como los guisos, que tanto calor de dan al alma (y al cuerpo) cuando las temperaturas son bajas. Pero al llegar la primavera todo cambia, los días se hacen más luminosos, se empiezan a alargar, y todos quieren salir corriendo a disfrutar más del aire libre al aire libre. Claro, la naturaleza también se da cuenta y todo se vuelve más verde y colorido. Además, esto anuncia que se acerca el momento de ir a la playa y a la pile, y todos (o casi todos) se acuerdan de cuidarse más en las comidas, eligiendo platos más livianos y frugales. Lo mismo pasa con los vinos. Ya no hace falta recurrir siempre a los tintos con cuerpo; los mejores compañeros de los guisos, las cazuelas y las carneas horneadas; sino que todo invita a volver a llevar a la mesa los “otros” vinos. Y encima, empiezan a llegar los primeros exponentes del año.
¿Espumosos? Sí, seguro, como durante todo el año, porque ya no se espera a las fiestas o a alguna celebración especial para descorchar uno, sino que ya forma parte de las costumbres, como un vino más que es.
¿Tintos? Sí, siempre y cuando se trate de vinos livianos y jóvenes, tal que se puedan servir refrescados sin que pierdan su encanto.
¿Blancos? Por supuesto, ya que empiezan a revivir en esta época del año. Porque si bien muchos consumidores no dejan de elegirlos a la hora de maridar platos con pescados, carnes blancas, sushi, pastas secas con salsas cremosas y muchas otras recetas que se lucen más con este tipo de vinos, la gran mayoría se olvida de ellos, hasta la llegada del “tiempo lindo”.
¿Rosados? Más que ningún otro. Porque no solo es el rey de la primavera, sino que por su aspecto llama la atención en la época más floral del año. Y se lucen desde el vamos, con sus botellas transparentes, sus etiquetas coloridas y sus formas, a veces muy llamativas. Para poder disfrutar más de los rosados hay que tener en cuenta ciertas cosas, sencillas, pero que pueden hacer la diferencia, y lograr que ese rosado elegido pueda llegar a ser el mejor vino del mundo en ese momento.
Cabe recordar que son vinos que se elaboran rápido, lo más rápido posible, no como los blancos importantes, los espumosos o los tintos, que llevan más tiempo. Los rosados son vinos muy técnicos, que dependen mucho de la uva y su punto de cosecha, y de la elaboración. Su gracia, delicada y perfumada, es efímera. Por eso llegan rápido al mercado, y así deben irse. Porque antes de la llegada del otoño deberían agotarse, y así evitar que queden en góndola sin su gracia inicial. Por lo tanto, el primer aspecto es que sea del año, a menos que sea un rosado más serio y con más pretensiones. Hoy, los 2022, y disfrutar algo que en el hemisferio norte no pueden, ya que sus rosados llegarán al mercado en 2023. Mejor los de aspecto tenue que los intensos, porque eso habla de una mayor delicadeza y supone un que proviene de una uva cosechada joven, en el momento justo para hacer un rosado, y no de una sangría de un gran tinto. Elegir los que vienen en botellas transparentes e incoloras, así se puede apreciar bien la tonalidad del vino, que puede no ser tan brillante (opalescente), por no estar filtrado. Entre tapa a rosca y corcho, a muchos les puede dar lo mismo. Pero la tapa a rosca es ideal para los vinos jóvenes, y mucho más práctica para disfrutar el vino al aire libre; jardines, pic nic, montaña, playa, etc. ¿Frío o fresquito? Esa es la cuestión. Si se trata de un vino correcto y sin muchos atributos, lo ideal será servirlo bien frío para no sentir sus aristas. Pero si se trata de un rosado con aromas y sabores dignos de disfrutar, mejor será fresco, como los buenos blancos y espumosos.
Recordar que el frío tapa todo, por eso es preferible tenerlo en la heladera y sacarlo unos 20 minutos antes. Dónde servirlo es otra de las cuestiones, puede ser en copas o vasos con forma de copas. Aunque también en las copas de la abuela, porque no son vinos para hacerse los grandes catadores, sino simplemente para tomarlos. Y por sus características pueden ser los vinos que abran el juego, o bien disfrutarlo en la mesa. El rosado es el mejor amigo de los arroces, pero también el vino ideal para acompañar un bandejeo de finge food. Y si bien hay algunos rosados dulces, o con remanente de azúcar residual, para dar una sensación final más amable, los que más se lucen son los rosados secos. Tanto de aperitivo como en la mesa y, en todo caso, los dulces dejarlos para tragos o para acompañar postres.
El Relator Sauvignon Blanc 2021
Relator Wines, Cordón del Plata, Valle de Uco $2000
Una de las duplas más conocidas del vino argentino; Fernando “Flaco” Gabrielli y José “Pepe” Reginato; tiene en este blanco vibrante una gran alternativa a sus reconocidos burbujeantes. De aromas a frutas blancas (durazno, manzana), simple y fresco, directo y si vueltas. Fácil de tomar, solo o en la mesa. Beber entre 2022 y 2023. 89 Puntos Portelli
Punta de Flechas Rosé 2022
Flechas de los Andes, Valle de Uco $2000
El enólogo Pablo Richardi se animó hace pocos años a ir más allá de los tintos de guarda. Hoy, su rosado es uno de los más originales y buscados. Porque está hecho con Tannat, una cepa poco común en Mendoza y que se asocia más a los vinos estructurados. Pero la clave está en que mantiene mucha acidez natural. Eso explica su buena frescura y carácter, entre frutado y floral. Con tensión y carácter en su paso por boca. Beber entre 2022 y 2023. 90,5 Puntos Portelli
Pintom Subversivo Rosado 2021
Canopus, El Cepillo, Valle de Uco $4900
Para elaborar las 6000 botellas de este rosado, Gabriel Dvoskin utiliza uvas de las parcelas Pintom y Pintom Sur de su finca agroecológica. De aspecto nublado, con un color profundo rojo cereza. Hay buena acidez que sobresale, pero se siente integrada, con buen volumen, paso mordiente y granuloso. Solo sobre el final hay dejos de tierra mojada que aportan carácter. Beber entre 2022 y 2023. 91 Puntos Portelli
Mendel Rosadía 2022
Mendel Wines, Mendoza $6000
Recién llegado, y presentado por el mismo Roberto de la Mota en el día de la primavera. Un vino que entra por los ojos, con una tonalidad brillante, pétalo de rosa. De aromas frescos y delicados a frutas rojas. Paladar fresco y austero, limpio y vibrante en el que cada componente aporta lo suyo. El Pinot Noir (50%) es la base de la estructura. El Cabernet Franc (25%) los taninos, el volumen, lo especiado y el nervio, y el Merlot (25%), la fruta roja. Beber entre 2022 y 2023. 91,5 Puntos Portelli
Casa Boher Gran Viognier 2021
Rosell Boher, Alto Agrelo, Luján de Cuyo $6300
Sin dudas, es una de las cepas blancas más importantes del mundo, y se merece ser protagonista de grandes blancos como este flamante de Casa Boher, con la firma de Alejandro “Pepe” Martínez y Nicolás Calderón. De muy buena acidez y paso tenso, con buen cuerpo. Su aspecto dorado brillante sugiere cierta evolución, pero no, el vino está muy vivo, con buena fruta y algo de levaduras tostadas. Tiene carácter y tipicidad, con dejos de miel seca. Se hicieron solo 4200 botellas. Beber entre 2022 y 2025. 91,5 Puntos Portelli