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5 vinos que reflejan la influencia de las piedras

La vitivinicultura argentina está en plena revolución de los suelos, investigando a fondo para entender la influencia en los vinos de cada componente, más allá de la “nueva” preocupación de mantener vivo el ecosistema que rodea a las vides.

A comienzos del milenio, ya se sabía que había que cambiar mucho respecto de lo que se venía haciendo décadas pasadas en la Argentina en cuánto a vinos. Rápidamente se comprendió que el vino nacía en el viñedo y que había que tratar mejor a las uvas para obtener vinos más concentrados y de mayor calidad. Pero el principio el foco se puso más en la bodega, ya sea en los métodos de elaboración como en los de crianza, para dar con esos “nuevos vinos argentinos” que, a decir verdad, ya han quedado clásicos. Fundamentalmente porque se avanzó mucho en estos años, aprendiendo de los errores. Así, el foco de a poco comenzó a ponerse en el suelo, y ya no tanto en la variedad y el clima, más allá de su lógica relación con el vino final.

Pero cuando empezaron las calicatas a tener protagonismo, se abrió un mundo nuevo, el mundo de los suelos y sus componentes, y entre ellos, las piedras. Claro, la heterogeneidad de los suelos en Mendoza y, generalmente, en todas las regiones vitivinícolas del país, no solo generan curiosidad y ganas de saber más, sino que parece infinita. Y si bien es cierto que un solo factor, como en este caso las piedras, no es tan determinante, hablando con los hacedores se puede deducir que es uno de los principales condicionantes a la hora de elegir un lugar para hacer un vino.

En primer lugar, porque la cantidad de piedras cercad e la superficie (suelos cortos) propone una gran dificultad para plantar vides en los sistemas de conducción más elegidos en nuestro país; espaldero y parral. Porque se dificulta mucho seguir una línea, justamente por la gran cantidad de rocas. Por eso, muchas nuevas plantaciones se hacen en el sistema más tradicional que hay; Gobelet o vaso o arbolito. En el que cada planta (con o sin tutor) tiene su lugar con su vecina muy cerca (a veces puede ser a 1m x 1m o menos), pero sin seguir un orden lineal, sino respetando la morfología del suelo, básicamente porque sobre la piedra no se puede plantar nada.

Esto no solo empieza a cambiar el paisaje, sino que abre un nuevo capítulo en la relación vino-suelos. Pero después viene la riqueza de los suelos, ya que más allá de los componentes más pequeños (limos, arenas y arcillas), están las piedras. Aluviales, son más redondeadas producto del movimiento que sufrieron desde la montaña. Y hay de diversos tamaños, encontrándose las más grandes al pedemonte y, a medida que uno se aleja de la montaña, los tamaños decrecen. Sin embargo, cercad de los cauces naturales de agua, la diversidad de tamaños se mantiene, justamente por el movimiento de piedras que generan las grandes tormentas. Por su parte, las coluviales no han sufrido ese movimiento y, por ende, son angulosas. Después están las lajas, los granitos, etc. Y el calcáreo, más o menos formado, recubriendo rocas en algunos casos o formando bloques de caliche. Y además de los tamaños también están los orígenes y composiciones. Esto quiere decir que las piedras son un elemento fundamental del terroir, aunque aún se sepa poco de ellas, y de cómo influyen en los vinos.

Sin embargo, algo se ha avanzado. Y se sabe que generan una complejidad al momento de seleccionar la forma de riego, justamente por ser suelos que drenan mucho más. Esto significa que las plantas deben luchar por el agua, siendo el calcáreo un aliado ideal para la retención de humedad en estas zonas. Pero lo más importante es cómo esto se siente en el vino. Y al parecer esto, entre otros factores, propone vinos más duros, firmes o crujientes en términos de texturas. Claro que hay diversas maneras de obtener taninos duros en un vino, pero eso no implica que maduros y bien logrados. Acá, las piedras exigen mucha más observación por parte de los enólogos y agrónomos para entender cómo hacer a lo largo del año para que la planta llegue con la concentración deseada en cada racimo.

Esto no significa que haya que chupar piedras para entender suelos, ni que se las haga hablar, como lo está logrando Guillermo Corona. Pero sin dudas es un elemento fundamental y distintivo del terroir nacional que está ahí desde hace millones de años. Y si se puede comprender su influencia, a través de la investigación y las microvinificaciones, será fundamental para entender el carácter único de muchos vinos argentinos que tienen en las piedras sus aliadas fundamentales en el terroir.

Casa Petrini Roca Volcánica Malbec 2021

Casa Petrini, Tupungato, Valle de Uco $9500

Esta nueva cosecha llega con la fuerza de una añada fresca y una interpretación moderna de un terruño muy particular. Ariel Angelini, una vez más, demuestra lo bien que siente el lugar, porque desde la cosecha 2016 que vinificó por separado este Malbec. Como siempre, sus aromas son definidos, de buen cuerpo, trago jugoso y tenso, con notas de frutas negras y la fuerza que dan las texturas finas e incipientes. Expresivo y profundo, no es un vino de guarda sino de disfrute joven. Beber entre 2023 y 2025.

93 Puntos Portelli

Espontáneo Suelo Grava Gualtallary Malbec 2022

Lui Wines, Gualtallary, Valle de Uco $10.000

Mauricio (El Japo) Vegetti es uno de los jóvenes hacedores independientes con mayor experiencia, ya que en su propia bodega elabora 500.000 botellas. Muchas de las cuales son micro vinificaciones, interpretaciones personales de un lugar específico. Como este Malbec de muy buena tipicidad, moderno y carnoso, hay notas de frutas negras y de baya, con dejos herbales. De trago mordiente, granuloso y limpio, con fuerza, frescura y profundidad. Un vino de autor para descorchar o guardar. Beber entre 2023 y 2028.

92 Puntos Portelli

Montesco Agua de Roca Sauvignon Blanc 2022

Passionate Wine, San Pablo, Valle de Uco $14.500

Fue el primer Sauvignon Blanc de autor y uno de los vinos blancos argentinos con más personalidad; y lo sigue siendo. Porque Matías Michelini continúa firme en sus convicciones vínicas, y mostrar con esta etiqueta un blanco de montaña. Fresco y vivaz, pero también liviano y ágil, con texturas que resaltan su carácter cítrico y carácter refrescante. Además, por su tensión y estructura, evoluciona muy bien. Beber entre 2023 y 2027.

91,5 Puntos Portelli

La Coste de Los Andes Colección Parcela Nutrias Malbec 2021

La Coste de Los Andes, IG Los Chacayes, Valle de Uco $22.000

Elaborado con uvas provenientes de parcelas de origen aluvial, cuyo suelo es un conglomerado aluvial bajo un horizonte arenoso de 0 cm a 30 cm., ubicada a la vera del Arroyo Grande (donde frecuentemente se observan nutrias). Lucas Giménez (enólogo) ha logrado un Malbec austero en aromas, con buena fluidez y la acidez marcada que lo hace bien vertical. Esto también resalta sus texturas. Es un tinto franco, refrescante y vibrante. Beber entre 2023 y 2027.
91 Puntos Portelli

Zuccardi Finca Las Cerrilladas Malbec 2019

Zuccardi Valle de Uco, Gualtallary $74.500

En esencia se nota la misma intensión que en el Piedra Infinita, por sus aromas austeros y frescos, pero algo más expresivos, porque se perciben frutas negras y especias. De muy buena frescura y una gran fluidez con consistencia que lo hace sentir más equilibrado en su trago. Esa mayor agilidad le quita austeridad y profundidad, pero le aporta más gracia al final de boca. Beber entre 2023 y 2027.

95,5 Puntos Portelli