febrero 2, 2024

Mendoza - Argentina

Temperatura en Mendoza:

Mínima 24ºC | Máxima 39ºC

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¿A qué temperatura servir los vinos en verano?

En esta época del año el foco de atención no debe estar puesto en qué botella descorchar, sino más bien en la temperatura.

Cuando hace calor y se quiere disfrutar el vino, el foco de atención no debe estar puesto en qué botella descorchar, sino más bien en la temperatura a servirlo. Por eso, en verano el vino siempre debe salir del frío, sea blanco, rosado, espumoso, dulce o tinto. Porque servir el vino a la temperatura adecuada es fundamental para garantizar el disfrute de cada botella, sin que ello implique muchas complicaciones para lograrlo. Nadie tiene un termómetro a mano, pero sí tenemos la mano y el sentido común. Siempre el espumante se sirve bien frío, como sale de la heladera (4 grados) y se lo pone en una frapera con agua, hielo y sal gruesa (absorbe temperatura del agua) para que se mantenga tal como lo servimos. Los blancos y los dulces, no tanto, pero siempre fresquitos. Y los tintos, algo parecido. La botella debe estar siempre fresca, ya que las antiguas “chambres” (ambientes de los castillos franceses) donde reposaban las botellas de vino, eran frías. Y, por ende, la famosa temperatura ambiente no refiere a nuestro ambiente sino a una temperatura de servicio que va de los 16 a 18 grados; es decir que la botella esté fresquita al tacto de la palma de la mano. Para ello vale colocarla un rato antes en la heladera. Recordar que el frío apaga la expresión del vino, por lo tanto, si se elige una botella que ostenta atributos, siempre jugar con el límite superior de temperatura, de acuerdo al tipo de vino que se quiera servir.

Pero cuando hace mucho calor (como en verano) y el ambiente no es climatizado, conviene tener en cuenta ciertos aspectos para poder seguir disfrutando vinos.

Es cierto que algunos tipos de vinos resisten mejor las bajas temperaturas sin perder sus atributos, pero cuando calienta el sol lo más importante es refrescar el paladar y luego disfrutar. Por eso, hay que dejar los grandes vinos para otras ocasiones. Menos los tintos importantes, los demás vinos pueden salir de la heladera, incluso del freezer, y volver ahí después de servir todas las copas. A los tintos hay que tratarlos de manera similar, pero estando más atentos, porque si se enfrían mucho se vuelven ásperos, más allá que sus aromas y sabores se sentirán más compactos. Mejor es optar por tintos jóvenes y livianos, como los Criolla, Pinot Noir, Malbec, Cabernet Franc o Bonarda, mejor jóvenes por tener mayor expresión de aromas y sabores primarios. Estos, y sus texturas vivaces, no sufrirán tanto la baja temperatura de servicio como los vinos delicados y elegantes, ya que el frío suele compactar los vinos resaltando la firmeza de sus taninos y el paso por barricas. No obstante, si llegan a la copa con unos grados menos, y hace bastante calor, enseguida se atemperarán. Lo mejor será servirlos así y en poca cantidad así nunca llega a pasarse de temperatura.

En resumen, solo hay que prestar más atención, tener una heladera/freezer cerca, o una bacha con agua y hielo suficientes para aguantar toda la comida.