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Alejandro Pepa: “Debemos romper con el preconcepto que había sobre los vinos del norte, hoy ya no son así”

Es el Jefe de Enología de bodega El Esteco (en Cafayate, Salta). Junto a un gran equipo logró posicionar a los vinos de la bodega en el panorama local e internacional haciendo vinos más frescos y bebibles, sin perder la identidad calchaquí.

Alejandro Pepa es uno de los máximos referentes de los vinos del noroeste argentino. Muy respetado por sus colegas, llegó a Cafayate hace más de 20 años proveniente de su Mendoza natal. Al conversar con él se advierten todas las características de un profesional apasionado. Enamorado de los Valles Calchaquíes, de los vinos que hace en El Esteco y orgulloso de que sus hijos trabajen a la par en el pequeño proyecto familiar (Pepa Wines).

Si bien creció en una familia que tenía bodega, nunca proyectó ser enólogo o ingeniero Agrónomo. Su objetivo era ocuparse del negocio familiar desde otro lado, desde la organización. Debido a esto comenzó a estudiar Ingeniería Industrial. “Primero empecé estudiando Ingeniería Industrial en la Universidad Nacional de Cuyo, pero la verdad es que me agobió. Toda mi familia era bodeguera y mi objetivo era poder dirigir la bodega y la empresa familiar con otra mirada. Pero en tercer año me saturó la carrera. A esa altura ya tenía dentro de mi radar la Licenciatura en Enologí. Al poco tiempo me cambié a Don Bosco. Y como venía con el training de estudiar ingeniería, pude terminar Enología muy rápido”, recuerda Pepa.

En ese momento de incertidumbre, ¿porque fuiste por la enología y no por agronomía?

Fui a la enología cuando iba a la finca o a la empresa de mis viejos me apasionaba más la parte de la bodega. Sobre todo, la uva y su transformación. Me gustaba el viñedo, pero puertas para adentro. Yo sentía que ese era mi camino, por eso quería dirigir la bodega. Me interesaba más la transformación de la uva en vino y hacer el trabajo que hago actualmente.

Una vez recibido, ¿dónde hiciste tus primeros trabajos?

Mientras cursás la carrera, vas haciendo prácticas enológicas. Segundo, tercero y cuarto año fueron de trabajos paralelos en las bodegas de la zona y en un laboratorio de enología. También me gusta mucho la parte analítica y la instalación de maquinarias para bodegas.

¿Cómo llegaste a Cafayate?

A los dos años de estar haciendo estos trabajos, un compañero de la universidad (Sergio Casé, que actualmente es el Jefe de Enología de Bodega Trapiche) me avisó que había una posibilidad de trabajo en Cafayate para la Bodega El Esteco. Más de 20 años después, sigo acá…

¿Tuviste experiencias haciendo vendimias en el exterior y que te aportaron?

Gracias a la ayuda de la empresa, estuve dos veces en Napa. Hice toda la vendimia en Kendall Jackson. Pero siempre trabajando para El Esteco, apostando a mi futuro y a mi capacitación. Fue espectacular. Además, pude armar un tour general y conocí un montón de zonas vitivinícolas de Napa. Fueron entre 15 o 20 viñedos que cambiaron mucho mi perspectiva. Volví transformado. Son una mezcla entre el show que tienen, el vino y vivirlo. Lo que me llamaba la atención era la facilidad de trabajo que tenían para hacer las cosas, su organización y la tecnología. Y En el 2003 hice toda la vendimia en el sur de Francia en Languedoc-Rossellon. Fueron tres meses de trabajo nuevamente apoyado por la empresa y los franceses. Pero la forma de trabajo de Francia me hizo acordar más a nosotros. Me sentí mucho más cómodo que con los americanos, por las costumbres. Por las formas de pensar y de hacer vinos. Sin tanta receta y ni estandarización. Más con la imaginación y la creación.

¿Con qué te encontraste y cuál era el objetivo de la bodega cuando llegas a El Esteco?

Llegué con una instrucción muy clara, que era reconvertir la idea de los vinos de la bodega. Con paciencia y con tiempo el objetivo era llevar la vitivinicultura que se hacía en el año 2000 (vinos de mesa y masivos) a lo que hoy empezamos a concretar en El Esteco. Por ejemplo, los Torrontés eran demasiado pesados, aromáticos y dulzones. Pensamos en que teníamos que refrescarlos, para que fueran más vibrantes. Buscamos más ácidez y bajar grados alcohólicos. Pero esto no se hace de un día para el otro. Hay que convertir los viñedos y empezar a trabajarlos de otra manera.  Aggiornar esa gran variedad y llevarla a otros niveles aromáticos y sensitivos. En ese momento no exportábamos nada. Hoy estamos en cerca de 3 millones de litros de exportación de vinos de alta gama. Por esto es que insistimos en que debemos romper con el preconcepto que había de la zona, hoy los vinos que hacemos ya no son así.

Hablaste del Torrontés, y en tintos, ¿cómo eran los vinos?

Los tintos eran “gauchescos”. Fuertes con extraordinaria personalidad y con un facón en la cintura (risas). Necesitábamos, sin perder o arruinar el estilo, afinar un poco esa boca. Elegimos el camino de darles elegancia, bajarle grados alcohólicos y reducir la extracción. Hoy los vinos del Valle y de El Esteco tienen una gran personalidad vallista, pero son más bebibles. Podés tomarlos más fácilmente y eso es lo que queremos todos.

¿Cómo está bodega El Esteco hoy?

Somos una empresa viva, que vibra por buscar innovaciones y nuevos productos. También por mirar el mercado y por supuesto consolidar nuestras marcas (Don David, Blend de Extremos, El Esteco, Old Vines, Fincas Notables, Chañar Punco, Partidas Limitas y Altimus). Estamos con un proyecto hermoso, en partidas limitadas, que es una garnacha. Cuando en la zona no había plantada, nosotros la pusimos en una finca que se llama La Turbina, en Cafayate, a 2035 metros sobre el nivel del mar. Son 500 botellas de un producto que salió fantástico. Es decir, es un proyecto de Investigación y Desarrolló que terminó siendo un producto real. Eso es lo que me gusta de los proyectos. Actualmente, en las últimas cosechas, venimos trabajando con proyectos de investigación en: Pinot Noir, Sauvignon Blanc y en un Cabernet Franc. Seguramente vamos a tener novedades en esta cosecha 2025.

Y para finalizar, hablemos del proyecto familiar, Pepa Wines…

Es un proyecto hermoso que están desarrollando mis hijos. Por Ramiro que es enólogo y por Trinidad que está empezando a estudiar la carrera. Comenzó como un proyecto familiar donde pretendía que ellos valoraran el dinero y lo que cuesta trabajar. Y ahora lo hacen por su cuenta. Desgranar la uva, la ponen dentro de una barrica, controlan las fermentaciones, hacer el embotellado, la venta y el contacto con la gente. Ramiro es el enólogo principal. Tiene experiencias en el exterior (varias cosechas en Chile, Estados Unidos, en Nueva Zelanda y acá en Argentina en las bodegas más lindas de Cafayate). Y Trini, está en primer año de la universidad en la Juan Agustín Massa, en Mendoza.  Está estudiando la licenciatura con un entusiasmo impresionante. Tenemos dos vinos: Pepa Blend de Malbec, Cabernet Sauvignon y Tannat y Pepa Garnacha que tiene 75% Garnacha y 25% Malbec.