Las nuevas tendencias de consumo impulsaron a algunas bodegas a explorar nuevos horizontes, con productos que se adaptan a gustos más diversos y preferencias emergentes. Bodega Santa Julia, conocida por su enfoque innovador y sostenible, logró posicionar uno de sus vinos en mercados poco frecuentes como Nepal, llevando el Chenin Dulce, un vino fresco y de baja graduación alcohólica, a un público en busca de nuevas experiencias enológicas.
En un contexto en el que el consumo mundial de vino cayó un 2,6% en 2023, según la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), Bodega Santa Julia se adaptó a las nuevas tendencias de consumo, apostando por la innovación y la expansión hacia nuevos mercados. La bodega desarrolló un amplio portafolio que incluye vinos naturales, orgánicos, ligeros, y de estilo europeo vinificados con un enfoque argentino. Además, incursionó en formatos no tradicionales como el vino en lata y el “bag in box”, con el objetivo de ampliar las ocasiones de consumo de sus productos.
Santa Julia se consolidó como un actor clave en la industria vitivinícola argentina, exportando el 40% de su producción a destinos tan diversos como Estados Unidos, Europa, América Latina y hasta Nepal. Este último, conocido por ser la tierra del Dalai Lama y el Everest, se destaca por recibir el Chenin Dulce de la bodega, un vino creado por la enóloga Eliana Maldonado que ganó popularidad en mercados con preferencias por vinos frescos, dulces y de baja graduación alcohólica.
Una bodega con ADN 100% sostenible
Bajo la dirección de José Alberto Zuccardi y la co-dirección de sus hijos Sebastián, Julia y Miguel, la bodega emprendió el desarrollo de una nueva planta exclusiva para la producción de vinos naturales, lo que refuerza su identidad como una empresa con un ADN 100% sostenible.
La bodega cuenta con 400 hectáreas de viñedos orgánicos certificados, donde se compostan 10 mil toneladas anuales de residuos orgánicos utilizados como fertilizante. Además, el 100% del agua utilizada en el proceso de vinificación es reutilizada para el riego de los viñedos, gracias a las plantas de tratamiento de efluentes instaladas en la bodega. Santa Julia también desarrolló un departamento de investigación y desarrollo (I+D) y un vivero propio en la finca Santa Rosa, donde experimentan con más de 35 cepajes originarios de distintas regiones del mundo.
De la mano con el desarrollo local, Santa Julia inauguró un parque solar de 13 hectáreas junto a la Municipalidad de Santa Rosa, con 11.500 paneles solares que impulsan la sostenibilidad de sus operaciones.
Este enfoque hacia la comunidad no es nuevo; desde hace más de 50 años, la bodega trabajó en proyectos de impacto social, inspirados por Emma Zuccardi, abuela de Julia, quien creó espacios de educación, salud y recreación para los trabajadores de la bodega y sus familias. Julia Zuccardi, actual responsable de Hospitalidad y Turismo, continúa este legado mediante la gestión de jardines maternales, programas de finalización de estudios secundarios, y centros deportivos y culturales para las comunidades locales.
Bodega Santa Julia avanza hacia el futuro con iniciativas que reflejan su pasión por la tierra, las uvas y el vino, consolidándose como un referente en la industria vitivinícola tanto en Argentina como a nivel global.
Fuente: El Cronista
Fotos: abillion y Click & Foods