Está claro que el Cabernet Sauvignon es el rey de los vinos tintos y la uva más plantada, además de ser la protagonista en la mayoría de los mejores vinos en las diferentes regiones vitivinícolas del mundo. Tal es su fama que, en la Argentina, cuando el Malbec no era tan considerado, fue protagonista de los “primeros” grandes tintos nacionales. Era la época en la que los hacedores se miraban más en el espejo de Francia; de Burdeos para ser más precisos. Pero luego el Malbec torció el rumbo del destino vínico, demostrándole a todos sus condiciones. Primero fue por diferente, pero luego siguió abriendo puertas en los distintos mercados por su calidad y diversidad. A tal punto que hoy es la reina indiscutida de la Argentina, y ya en el mundo, Malbec es sinónimo de Argentina. Tanto que se podría decir que hoy es una categoría en sí misma, algo que como país aún no hemos logrado; al menos en los principales mercados de consumo.
Así el Malbec, primero con su capacidad de llamar la atención y luego por su adaptabilidad, complejidad y potencial, se ganó el respeto de los hacedores y consumidores. Es por ello que hoy es el responsable de la mayoría de los grandes vinos argentinos, esos que nacen en parcelas especiales en diversos rincones vitivinícolas de la Argentina, desde el Valle de Río Negro hasta las alturas de Salta. Y a medida que la imagen del país se consolidad gracias a estos Malbec; algunos con 100 puntos; el Cabernet Sauvignon también sigue su camino.
A nivel mundial, es el vino más consumido, algo que el Malbec ve muy de lejos (17% vs 1,5%). Francia, Estados Unidos, Chile y Australia son los grandes responsables de incrementar su imagen y prestigio internacional. No tanto por las etiquetas nuevas que pueden lanzar sino por las que existen, ya que demuestran un gran potencial de guarda, tanto en varietales como en blends. Y esto es lo que sigue despertando gran admiración entre los hacedores que aseguran que el Cabernet Sauvignon siempre sube la vara. Es decir que, donde haya Cabernet Sauvignon plantado y bien manejado, y participe de los vinos, siempre será superador. Como si fuera imprescindible para lograr mejores vinos.
Pero la gran pregunta que me hago es si acá también. Porque con todo el know how desarrollado con el Malbec y todos sus logros; que están a la vista; le será difícil imponerse al Cabernet. Y si bien queda claro que aplicando a esta variedad todo lo aprendido (manejo, suelos, regiones, riego, clima, crianza, maceraciones, etc.) con el Malbec, se supone que lo van a mejorar. Pero también en ese mismo lapso, el Malbec seguirá avanzando. No estoy diciendo que no haya que apostar al vino que toma casi 1/5 parte de los consumidores globales. Pero qué pasaría si se siguiera invirtiendo todo en el Malbec, ya que ha demostrado que en este país fue (aunque no nos dimos cuenta al principio), es y será siempre mejor que el Cabernet Sauvignon, y que todos los demás. Y así, porque no soñar con que algún día el mundo descubra que el Malbec argentino también puede convertirse en rey.
Se sabe que las ventas son necesarias para el crecimiento y desarrollo de la industria, pero hoy la Argentina es considerada en el mundo del vino gracias al Malbec, un vino que no se vendía hasta que la Argentina comenzó a elaborarlo. Entonces, hay que salir corriendo detrás de la variedad que todos quieren o el vino de moda, o habrá que seguir “malbequeando” para el mundo. En todo caso dan ganas de estar ahí para ver como los vinos de hoy evolucionan y confirman o refutan todas las teorías que provocan los grandes vinos argentinos. Porque no solo se disfruta tomándolos sino también pensándolos.