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Canopus: vinos vivos, definidos por la tierra y la mirada de Gabriel Dvoskin

Un camino de sensibilidad y equilibrio, donde el vino encuentra su expresión más auténtica.

Canopus Wines es un proyecto nacido de la búsqueda y la intuición. En El Cepillo, Valle de Uco, esta finca donde el viento y el sol se encuentran todos los días, y el suelo cuenta una historia de años atrás, Gabriel Dvoskin, encontró su lugar para darle identidad a su trabajo como viticultor.

La historia de Canopus no tiene recetas, ni fórmulas rápidas. Es un relato de transformación, el de un hombre que, durante años, recorrió el mundo contando las historias más crudas, lo más inhumano del ser. Pero fue en medio de ese caos que, sin buscarlo, se conectó con la tierra. En Francia, mientras se adentraba en el mundo del vino, Gabriel vivió una experiencia que transformó su mirada. Decidió que su lugar estaba aquí, en la tierra, en el vino. De periodista a viticultor, el salto fue radical, pero la búsqueda siempre fue la misma: encontrar una verdad, algo puro.

El proyecto nació en 2007, cuando Dvoskin pisó por primera vez El Cepillo. En 2009, comenzó a plantar las primeras diez hectáreas, y cinco años después, los primeros vinos fueron una realidad. La finca, rodeada por el silencio de los Andes y custodiada por sol mendocino, tiene carácter. En este terreno no hay atajos, solo paciencia, observación y respeto por lo que la tierra puede ofrecer.

Su nombre fue inspirado en la estrella más brillante de la constelación de Carina, surgió como una búsqueda personal y profesional que llevó a Gabriel Dvoskin de su pasado como periodista a un presente vinculado a la tierra y al vino.

El viñedo se maneja con principios de agricultura orgánica y biodinámica, porque el respeto por el entorno es esencial. “Mi destino no es ser biodinámico, es un camino y me ordena. Es un medio, no un fin”, cuenta su hacedor. El proceso es lento, intuitivo, y siempre está marcado por la naturaleza. “La coherencia de cada paso es clave en un proyecto como este”, afirma.

Allí no se corrigen los vinos, no se agregan levaduras y la crianza se realiza en barricas usadas, toneles o esferas de cerámica.

Cuentan con un vivero propio que ha sido desarrollado con material de sus propias plantas y con cepas criollas de Tupungato. Junto a él, una huerta experimental trabaja con semillas ancestrales como las de tomate y berenjena, con la idea de seguir expandiendo la biodiversidad del lugar.

El portfolio de Canopus cuenta con once etiquetas. Entre ellas de varietales como: Pinot Noir y Malbec. En 2019 sumaron 1,5 hectáreas de Chenin Blanc y Riesling. La crianza es en barricas usadas. En foudres de 2000 litros “La Gran Nave”. En clayver (esfera de cerámica) el “Pintom Sur”. Y en ánforas de terracota el “Malbec Sin Sulfitos”. Uno de sus vinos, Subversivo, figura en la carta de vinos del restaurante Noma (Dinamarca), siendo uno de los pocos argentinos en la selección.

El vínculo con la comunidad es otro eje del proyecto. Gabriel impulsó una serie de iniciativas en conjunto con la Escuela de Formación Integral Rosa Elena Martinelli, ubicada en San Carlos. La primera actividad, que empezó hace unos años atrás, fue la Jornada del Día de la Integración, donde participaron cocineros del país y se dictaron clases especiales de gastronomía. De allí, surgió un taller de cocina para jóvenes de entre 13 y 21 años.

Las noches de luna llena, la finca abre sus puertas para cenas privadas en las que cocineros de Mendoza y de otras partes del país elaboran platos en armonía con los vinos de Canopus. Además, también cuentan con un club de suscriptores compuesto por aproximadamente treinta personas que pagan una membresía anual. La suscripción incluye alrededor de 20 vinos y una botella en formato magnum.

Para Gabriel, lo esencial en su trabajo es encontrar su lugar como agricultor, contar la verdad y darle un carácter único, identidad propia a su proyecto. En un territorio desafiante, donde la naturaleza impone sus reglas, la paciencia y la sensibilidad se vuelven herramientas fundamentales para transformar la materia en vino.

Instagram: @canopusvinos – @gabriel_dvoskin