Piedra Infinita Cocina es la propuesta gastronómica la bodega Zuccardi Valle de Uco, en Paraje Altamira (Valle de Uco). El restaurante abrió sus puertas en el 2016 y el espíritu de la propuesta que buscan lograr Julia Zuccardi, quién está detrás del área de turismo y la hospitalidad de Familia Zuccardi, y Emiliano Gasque (el chef a cargo de los fuegos), es cocina de producto argentino con sabores mendocinos.
Ganadora varias veces del premio a la mejor bodega del mundo, Zuccardi Piedra Infinita es reconocida a nivel mundial y eso hace que la mayoría del público que la visita provenga de otras latitudes y recorra miles de kilómetros para probar sus vinos de 100 puntos Parker. Es por esto que elaboran una cocina de producto argentino, con estacionalidad y con lo mejor que se consigue en el mercado. Trabajan mucho con pequeños productores de la zona. Pero en esta concepción gastronómica no sólo la materia prima es importante, sino también los modos de cocción tradicionales de nuestro país (parrilla y horno de barro). Todo esto le valió a este restaurante ser parte de las recomendaciones de la prestigiosa Guía Michelin.
Una distinción que se puede apreciar respecto a otros restaurantes de bodegas, es que su propuesta no gira alrededor del personalismo de un chef sino alrededor de los vinos que produce la familia. Zuccardi elabora grandes vinos y eso buscan comunicar con su propuesta gastronómica. No interesa tener un chef de renombre que arrastre comensales. Si no que sean los vinos quienes junto a la propuesta generen una experiencia única (sin extravagancias).
En cuanto a su arquitectura, es un espacio amplio con un concepto minimalista. Cuenta con un hogar a leña en el centro del salón (clave para “calentar” los fríos inviernos mendocinos). Luego una gran barra que precede a la cocina, la cual está a la vista de todos. Hay mucha madera y piedra, lo cual concuerda con el concepto integral de la bodega. Grandes ventanales permiten observar el paisaje mendocino de viñedos y montaña. Todo esto genera la sensación de estar almorzando al pie de los Andes. Sugerimos visitar el espacio de día y si el tiempo acompaña, elegir alguna mesa de la galería exterior y respirar el aire cordillerano.
Sin más preámbulos comencemos con la experiencia. Según su página web ha habido cambios en carta estacional, pero algunos platos siguen vigentes. La propuesta consiste en un menú de nueve pasos, en los que se ofrecen cinco opciones de maridaje según el nivel de los vinos.
Para comenzar nos trajeron una fresca ensalada de porotos rojos mendocinos, con galletas de algarroba horneadas hacía unas pocas horas.
Seguimos con uno de los que iba a ser de lo mejor del almuerzo: un chivito de Malargüe en escabeche con pistachos de Tupungato, carpaccio de zucchinis, polvo de limón y emulsión de menta. Un viaje delicioso por los sabores de Mendoza donde conviven lo ácido y potente del chivito en escabeche. Las texturas de los pistachos con la frescura aportada por el carpaccio de zucchinis, el polvo de limón y la menta equilibran la creación.
Luego nos trajeron una provoleta de cabra apanada, en forma de croqueta, con pasas de uva, ajo tierno, almendras y espinacas. Interesante paso que jugaba con los matices de lo salvaje y fuerte de la provoleta de cabra con el dulzor de las pasas, (siempre se llevan bien los quesos intensos con algo dulce). El ajo aporta aromas al plato y las almendras con sus texturas también. Bajan toda esa intensidad unas espinacas apenas salteadas.
Después de la fuerza del escabeche de chivito y la provoleta de cabra, y como previa al plato fuerte del menú, el siguiente paso fue un viaje a los sabores mendocinos tradicionales como son sus clásicas tortitas mendocinas al horno de barro acompañadas con los aceites de oliva que también produce la familia y son de lo mejor de Argentina gracias al conocimiento de Miguel Zuccardi.
Tras la limpieza del paladar que buscan las tortitas mendocinas, llega el paso más importante del menú: chuletón a las brasas con chimichurri de jarilla, papas aplastadas, hojas verdes y puré de zapallo. Tabla al medio de la mesa, que no solo traía el chuletón sino otros cortes de carne sin hueso en un punto perfecto para su consumo. Un chimichurri de jarilla, planta autóctona de Mendoza y un descriptor muy común en los vinos de la provincia. De este paso no hay mucho que objetar, cortes de carne a las brasas, chimichurri, papa y vegetales frescos…nada puede fallar.
Y para finalizar la grata experiencia, el postre, unas frutillas de Vista Flores con sabayón de Solería, su vino fortificado de Torrontés (añejado en barricas expuestas al sol). Quizás el punto menos sobresaliente del menú, pero cumple su función como final del menú aportando frescura ante lo graso del paso anterior.
Me quedé con las ganas de probar la Polenta blanca con fruta de estación al horno de barro, que es otra opción de los postres y quedará como pendiente para la próxima visita.
Tuvimos una gran experiencia. Los vinos, la cocina y el paisaje de Piedra Infinita son realmente espectaculares.
PARA SABER
Dirección: Costa Canal Uco s/n – Paraje Altamira, San Carlos, Mendoza.
Horarios: Abierto de 12:30 a 15:00 hs. de lunes a domingo para servicio de almuerzo. Jueves, viernes y sábados 20:00 hs para servicio de cena.
Los valores de almuerzo INCLUYEN visita a Bodega Zuccardi Valle de Uco. NO INCLUYEN degustación de vinos.
Web: zuccardiwines.com/es/turismo
Instagram: @piedrainfinitacocina