La panadería Flores Porteñas que está cumpliendo 140 años de historia en el barrio de Once conserva reliquias desde el día de su apertura. Su primera dueña fue Josefina Sarmiento, hermana de Domingo Faustino Sarmiento, ex presidente de la Nación, periodista y educador. Luego, fue pasando por varias manos hasta que llegó al cargo de Leonardo Messina, quien hace 23 años comanda la panadería. Gracias a las charlas con los clientes más longevos el panadero va recopilando datos y armando la historia del local con anécdotas, vivencias y recuerdos. Un rompecabezas que incluye a clientes como Juan Domingo Perón, ex presidente, y el gran escritor Julio Cortázar.
Dentro de su oferta culinaria se destacan las ensaimadas con crema pastelera, las sfogliatellas italianas, el pan dulce todo el año y las galletas tipo marineras. No quedan afuera las cremonas, que los trabajadores tempraneros de la zona van a buscar para acompañar al mate, fiel compañero de jornadas laborales.
En la panadería se respira historia. Paredes que atesoran recuerdos que llevan al visitante a transitar tiempos lejanos. Su apertura fue en el año 1885 de la mano de Josefina Sarmiento, hermana del ex presidente de la Nación. De esa época quedaron los muebles tallados a mano por ebanistas donde cuelga un reloj antiguo. El mismo que fue colocado hace 140 años, en el centro del salón. Las maderas oscuras, con curvas perfectas fueron conservadas y son muy cuidadas por los nuevos dueños. Durante la obra, hace 23 años, se preservó todo lo posible. Incluso, al tratar de arreglar una pared encontraron un vitreaux oculto sobre la puerta de entrada, lo que hizo reformular la refacción ya que esa joya de vidrios de colores merecía estar expuesta.
El local es tan antiguo que tiene un desnivel en su interior producto del levantamiento de la avenida Rivadavia a través de los años. “El arquitecto me dijo que esa diferencia de 80 centímetros del piso es porque los locales se fueron levantando con los años ya que tienen que ir al nivel de la avenida”, dice Leonardo.

La cuadra es el corazón de toda panadería. Es donde se amasa y se preparan todos los productos. Allí, entre bollos, bolsas de harina y tarros de dulce de leche, conservan un horno original de 1885 donde se hornean las medialunas y facturas. Tiene una capacidad interna de 42 metros cuadrados. Leonardo asegura que es el mejor horno que tienen.
“Acá pasaron muchas cosas, pasó mucha gente. Yo voy recabando historias de gente que me va contando”, señala el dueño y continúa: “El que más me contó fue un señor que falleció el año pasado a sus 90 años. El trabajaba acá desde los 16 años porque el tío de él era el dueño de la panadería”. Este cliente -y amigo de la casa- fue la pieza fundamental para que la historia de la panadería no quede en el olvido.
“El me contó que él mismo le llevaba las medialunas de la panadería a Casa Rosada cuando Domingo Perón era presidente. También llevaban al Congreso de la Nación”.
Otra personalidad destacada que dejó su huella eterna en la historia argentina fue Julio Cortázar, el autor de Rayuela, que pasaba sus tardes en la confitería que en sus inicios tenía mesitas para tomar café al igual que el escritor Leopoldo Marechal. “Ellos iban al colegio Mariano Acosta que está a dos cuadras, así que pasaban por acá y se tomaban un cafecito”, asegura el propietario.
Las fechas de votación son clave en el negocio, cuenta Leonardo. Mucha gente que por algún motivo no ha hecho el cambio de domicilio, aprovecha la posibilidad de retornar al barrio y comprar esa factura que le trae recuerdos de su infancia.
Qué comprar y cuáles son los productos estrella de la panadería Flores Porteñas
La oferta de panadería es enorme. Uno de sus productos más vendidos es el pan dulce ($ 28.000, el kilo), que se fabrica artesanalmente todo el año, razón por la cual los clientes que no pueden esperar a diciembre para disfrutarlo saben que en Flores Porteñas se puede comprar la pieza entera o por porción los doce meses del año.
La receta es simple y lleva de todo: fruta abrillantada, pasas de uva, cerezas, higos, quinotos, almendras, nueces, castañas de cajú y avellanas.

Otro producto que se vende muchísimo y que aseguran desde la panadería que “son famosas”, son las ensaimadas. Las preparan medianas y con mucha crema pastelera. También se ven en las vitrinas unos ejemplares prolijos y tentadores de sfogliatellas ($ 4.000). Esos triángulos crujientes que envuelven un relleno cremoso y que supieron conquistar el paladar de los argentinos, no son sencillos de elaborar, por eso no es usual encontrarlos en las panaderías.
Las medialunas cuestan $ 7.000 la docena y $ 650 la unidad, mientras que la docena de facturas surtidas sale $ 9.000 y $ 800 si se lleva de a una.
Flores Porteñas está en Avenida Rivadavia 3129, CABA. Abre todos los días de 6 a 20.30. Los domingos cierra a las 20.
Fuente: Clarín Gourmet
Fotos Constanza Niscovolos