En los últimos 10 años, Uruguay desarrolló una ruta del vino con características propias, muy ligada a su apacible way of life, que se está haciendo un lugar en el interés del turista internacional. Tal es así que en el ranking World’s Best Vineyards 2022, que destaca a las bodegas con propuestas de enoturismo, una bodega uruguaya hoy se luce en el top ten.
“Hace veinte años, no había ninguna bodega en Uruguay que tuviera un restaurante o un equipo enoturístico –recuerda Titina Núñez, periodista uruguaya especializada en vinos y Master in Wine Management (OIV)–. Pero desde hace unos 10 años pueden visitarse bodegas de norte a sur y de este a oeste, con amplias comodidades y ofertas”.
“Hoy, ya son casi 50 los establecimientos que reciben enoturistas en diversas modalidades, registrándose un crecimiento que motiva a ampliar la cobertura y la oferta de actividades y servicios, sumando una agenda de eventos que crece año tras año, de acuerdo con la demanda, y con énfasis en la temporada estival con visitantes particularmente de Brasil”, cuenta el enólogo Mauricio Garrone, jefe de Enoturismo del Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi) de Uruguay.
La ruta del vino de Uruguay, que se extiende principalmente paralela a la costa, desde Colonia hasta Maldonado, pasando por San José, Montevideo y Canelones (hay viñedos en 17 de los 19 departamentos que conforman Uruguay), cuenta con unas 49 bodegas abiertas al turismo, en las que se ofrecen actividades estrictamente relacionadas con el vino, como degustaciones, cosecha en los viñedos, jugar a ser enólogo y visitas guiadas. Pero también hay actividades como paseos en globo aerostático, senderismo, avistaje de aves, paseos en bicicleta o yoga entre las hileras de vides.
Incluso, muchos de los establecimientos cuentan con propuestas gastronómicas, en una amplia gama de ofertas y precios, que van desde picadas con productos regionales hasta menús de pasos con maridaje. Es el caso de los menús de 4 o 5 pasos que ofrece Bodega Garzón, en Maldonado (a menos de una hora en auto desde José Ignacio), con una cocina de fuegos que lleva la firma del chef Francis Mallmann; o de los que ofrece Bodega Familia Deicas, en Canelones (a la misma distancia en auto, pero desde Montevideo).
“Nuestra propuesta gastronómica es vanguardista, diseñada por nuestra chef ejecutiva Mercedes Deicas con productos locales y buscando el equilibrio perfecto con los vinos que la acompañan”, cuenta Wilson Torres, gerente de hospitality de Familia Deicas, bodega que fue la primera de Uruguay en obtener, con su vino Preludio, una gran medalla de Oro en Europa (Vinitaly, 1995).
Tannat y Albariño
De alguna forma –bastante esperable–, la propuesta enoturística se ha ido desarrollando a la par del salto en calidad que han dado los vinos uruguayos en la última década. “Los vinos uruguayos han evolucionado dramáticamente en los últimos años, en parte debido a condiciones más templadas y al cambio climático, pero también debido a una mejor viticultura y enología, y al desarrollo de nuevas áreas, de las cuales la más notable es Maldonado”, destacaba el crítico de vinos y Master of Wine inglés Tim Aktin, en su informe especial sobre los vinos uruguayos de 2021.
Allí, la cepa emblema es el tánico y potente Tannat: “Es la uva que Uruguay hace mejor, aunque no es la única. Como el Malbec en Argentina, el Tannat es la cepa que puede ser trabajada de distintas maneras, por lo que hay un montón de formas en las que se puede explorar esta variedad”, asegura Atkin, y agrega: “También hemos visto el surgimiento y auge del Albariño, que puede dar resultados espectaculares en Uruguay”.
Esta variedad blanca, originaria de Galicia( España), ha comenzado a destacarse en los concursos internacionales de vino, pero también en la elección del consumidor, ya que se lleva muy bien con la cocina de mar, característica de la costa Atlántica uruguaya.
Al otro lado del charco
La cercanía de las vacaciones de verano puede sesgar nuestra mirada sobre la ruta del vino uruguaya, pero lo cierto es que la mayoría de los establecimientos que la conforman están abiertos todo el año. Cobra valor entonces la mínima distancia que separa a Buenos Aires de Colonia, donde los 13 integrantes de la Asociación de Bodegas de Colonia ofrecen programas ideales para escapadas de fin de semana.
“Colonia es un departamento de tradición vitivinícola en el que se pueden encontrar distintos tipos de bodegas (tradicionales, familiares, artesanales e industriales), y cuyas propuestas de turismo están disponibles todo el año –destaca Mariana Sienra, coordinadora de la asociación–. Además, existen eventos especiales en algunos momentos particulares del año, como la Vendimia, el Festival del Cordero y el Tannat, la Noche de San Juan o el Día del Enoturismo”.
A poco más de media hora en auto desde Colonia del Sacramento se encuentra Los Cerros de San Juan, la bodega más antigua de Uruguay, visita de interés enoturística, pero también histórica. Fue fundada en 1854 por la familia Lahusen, que tras arribar a Uruguay desde Bremen, Alemania, adquirió casi 9000 hectáreas rodeadas por los cerros que dan nombre al lugar. Allí, estableció una estancia que llegó a albergar unas 1000 personas. Además de viviendas, esta estancia llegó a tener dos escuelas, parroquia, quesería, herrería, obviamente bodega e, incluso, una moneda propia.
Declarado Patrimonio Histórico de la Nación en el año 2004, el año pasado el más que centenario edificio de la bodega fue restaurado y abierto al turismo: bajar a su cava subterránea es visita obligada. Y hace tan solo un mes, comenzó a funcionar el restaurante Almacén de Piedra, que se encuentra dentro del antiguo almacén de ramos generales de la estancia, construido con la característica piedra gris de los cerros.
También dentro de la ruta del vino de Colonia se encuentra la bodega Narbona, en Carmelo, una de las pioneras en el desarrollo del enoturismo en Uruguay. La bodega funciona dentro de un casco de estancia fundado en 1909 y allí también se encuentra el Narbona Wine Lodge, un hotel boutique que integra la prestigiosa red de hotelería de lujo global Relais & Chateaux. Cuenta con playa propia y ofrece actividades que van desde cabalgatas hasta jugar a ser enólogo por un día, además de las relacionadas con la gastronomía y la degustación de vinos.
“En Narbona tienen protagonismo las experiencias que reúnen lo mejor de la gastronomía y la hospitalidad –cuenta Valeria Chiola, enóloga de la bodega–. Son experiencias que comparten su amor por el campo a través de una propuesta gastronómica integral que incluye productos artesanales, cultivados y elaborados de forma profesional en la quesería, granja y restaurante, y vinos que nacen en la viña y reflejan el terroir de Carmelo”.
Un aliado importante para quienes planean visitas de fines de semana es el Bus del Vino Colonia, que los sábados realiza recorridos con actividades en las bodegas de la zona. “El bus turístico arma distintos recorridos, hacia el este o el oeste del departamento, saliendo de la Terminal de Puertos de Colonia”, cuenta Diego Banfi, propietario de Piccolo Banfi, en Altos del Cufré, bodega que forma parte del recorrido y que ofrece visitas guiadas con degustación de sus vinos acompañada de quesos y fiambres de productores locales, y aceite de oliva de elaboración propia.
Es recomendable probar allí el Estigma Reserva Blend, corte tinto con base Tannat que recientemente obtuvo medalla de Oro de la Asociación de Enólogos de Uruguay.
Si el Bus del Vino es una buena idea para realizar recorridos por las bodegas de Colonia, quienes opten por visitar las bodegas de Montevideo y Canelones pueden aprovechar la alianza entre la Asociación de Turismo Enológico del Uruguay y Cabify, por la cual la app cuenta ahora con la sección Bodegas, que permite ir y venir de las mismas con precio preestablecido e independiente de la cantidad de pasajeros. ¿Qué bodegas están incluidas? Por ahora, Antigua Bodega, Bodegas Carrau, Bouza, Bracco Bosca, De Lucca, Familia Deicas, Familia Moizo, H. Stagnari, Pizzorno, Spinoglio y Varela Zarranz, pero pronto el servicio se extenderá a las del Departamento de Maldonado.
Escala humana
Maldonado, por su parte, representa en términos generales una mirada un poco más moderna del vino en Uruguay. De allí provienen, por ejemplo, algunos de los más interesantes Albariño uruguayos, blancos que se están haciendo un lugar en la crítica de vinos internacional. De las 84,5 hectáreas que hay plantadas con Albariño en Uruguay, 40 pertenecen a la finca de Bodega Garzón, en Maldonado.
En este sentido, Garzón ha sido incluido días atrás en el top ten del ranking World’s Best Vineyard 2022, destacada por su compromiso con la sustentabilidad: cuenta con la Certificación LEED que la convierte en la primera bodega del mundo 100% sustentable para todas sus instalaciones. Quienes la visitan pueden disfrutar de actividades como el senderismo, picnics en los viñedos, paseos en bicicleta eléctrica, recorridos por la bodega, desgustaciones y, por supuesto, del restaurante comandado por Francis Mallmann.
Moderna, pero con una escala más pequeña, es la bodega Viña Edén, en Pueblo Edén, Maldonado (a 40 minutos en auto desde Punta del Este), cuyo edificio de acero, vidrio y piedra se encuentra enclavado en una ladera del Cerro Negro. “Ofrecemos visitas a los viñedos y a nuestra área de producción, así como también picnics en los viñedos. Tenemos un restaurante con una vista divina y una terraza donde también se puede comer. También una propuesta de clases de yoga y meditación entre las vides”, cuenta Rosane Arkader, directora de la bodega, que agrega que a esta altura del año ya son muchas las reservas para el verano.
Para el amante del enoturismo argentino, acostumbrado a los paisajes de desierto y cordillera mendocinos o salteños, ¿qué ofrece la ruta del vino uruguaya de diferente? “Bueno, no hay montañas en Uruguay, entonces tiene que ser la cercanía del Atlántico y el Río de la Plata –responde Tim Aktin, que desde hace años recorre ambas rutas–. En cierto modo me recuerda a Burdeos, en Francia, o a las Rías Baixas, en Galicia. Me gustan las brisas suaves que caracterizan el paisaje, así como el verdor y la frescura que te rodea”.
“La diferencia fundamental radica en que buena parte de los establecimientos que componen la ruta del vino del Uruguay son atendidos por sus propios dueños, familiares o amigos, lo que da un plus muy valorado por el visitante, al poder interactuar con los responsables de primera mano y saber de sus experiencias”, señala Mauricio Garrone, del Inavi, y suma: “También la ubicación de buena parte de las bodegas, que están próximas a los principales núcleos poblacionales del país y cercanas a las demás atracciones turísticas de importancia”.
Titina Núñez coincide: “Uruguay sigue destacándose por ofrecer algo que no tiene precio: la escala humana y la dedicación personalizada”.
Fuente: La Nación
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