Se sabe que el vino es la bebida más noble y diversa que existe, y por ello que es la más elegida para coronar momentos, tanto cotidianos como especiales. También que existen vinos más simples pensados para todos los días, y otros con más atributos y capacidad de guarda. Justamente, cuando se tiene la posibilidad de descorchar una de estas botellas, muchos dudan y se preguntan si está bien elegida. La única manera de saber cuál es el mejor momento de un vino es probándolo. Eso permite entender si el vino se sigue sintiendo joven en el paladar o si tiene todo para ganar equilibrio con la estiba, o bien si ya pasó su momento de frescura y empezó a transitar el camino de la evolución. Son muchas las cosas que influyen para dar con la respuesta correcta de cuándo es mejor descorchar un vino. Pero, más allá de la situación (lugar, compañía, comida, etc.), se trata de cómo esté el vino y también del gusto de cada uno. Hay vinos cuyo estilo privilegia la frescura y la vivacidad de la fruta, por lo tanto, más allá del paso del tiempo, lo mejor será apreciar esa fuerza que viene de la interpretación del lugar. Por el contrario, si es un vino más elaborado y pensado para que transite todas las etapas, esperar a que gane en armonía y surja la complejidad, será lo más acertado. Esto no es lineal, porque los vinos son diferentes y evolucionan de maneras distintas. Pero sí es clave saber cuál fue la intención del hacedor. Porque si es mostrar un lugar, eso estará bien reflejado en la vivacidad del vino. Y este atributo cede con el paso del tiempo. Por otra parte, descorchar un vino es parte de su liturgia y también del disfrute. Si bien es cierto que para muchos puede ser un momento crítico, un buen sacacorchos lo puede resolver. Tirabuzón de dos tiempos para la mayoría y de láminas para los vinos guardados con algunos años en botella, ya que estos evitan perforar el tapón. Pero la pregunta más frecuente luego del descorche es si al vino se lo deja airear un tiempo antes de servirlo. La respuesta es categórica; no. Porque lo único que respira del vino es la superficie que está en contacto con el aire. Por ende, la parte del vino que está cerca del pico. Una vez en la copa, el vino gana superficie de contacto con el aire y es más fácil de oxigenarlo. Además, que se puede girar suavemente la copa para acelerar el proceso. También se puede decantar el vino, si se trata de una botella importante de un vino joven, ya que el decantador es el que ofrece una mayor oxigenación del vino. Pero cuidado con los vinos añejos, ya que este proceso (oxigenación en el decanter) puede alterar su frágil estructura, más allá de “desperdiciar” los aromas del tiempo que esos vinos suelen soltar de a poco.