Muchos creen que necesitan aprender de vinos para poder apreciar aquellas etiquetas que son más costosas, pero la realidad es que todos pueden disfrutar cualquier tipo de vinos desde la primera vez. Porque la clave no está en el vino sino en la predisposición de cada uno. Claro que el vino, al ser el producto agroalimentario con mayor diversidad y valor agregado que existe, exige de cierto conocimiento para poder ir más allá, pero el disfrute tiene más que ver con un momento. La experiencia y la información siempre ayudan para poder sentir más placer con el vino, como también sucede con las artes visuales, la música, el deporte y la gastronomía, por ejemplo. Sin embargo, más que la memoria es la predisposición la que más ayuda a apreciar un gran vino. Quizás no para describirlo con palabras, pero si para sentirlo en plenitud y poder apreciar sus atributos diferenciales de calidad, y así ir formando el gusto propio.
Si bien el consumo del vino en la Argentina no es nuevo, recién en 1999 se dictó la carrera de sommellerie en la Argentina por primera vez, y más de veinte años después se ha convertido en una de las más atractivas para los jóvenes. Además, hay cursos para todos los gustos y bolsillos, siempre en torno a la gastronomía. Incluso, algunas escuelas de vino ya tienen sucursales en las principales ciudades del país. Por otra parte, desde la pandemia se lanzó una plataforma on line que permite realizar diversos cursos desde cualquier lugar, no solo del país sino del mundo. La Escuela Argentina de Sommeliers y Formate lanzaron el programa de Formación Integral en Sommellerie, una profesión que abarca el servicio, la comunicación y la gestión de vinos, otras bebidas y productos gourmet, y puede ser la llave de inserción laboral en los negocios del ocio, la recreación y el placer, así como también en hotelería, restauración y turismo. La carrera tiene una duración de dos años, y otorga título oficial universitario con aval internacional. Pero además hay cursos cortos para los que quieren acercarse al mundo del vino simplemente para poder apreciarlo cada vez mejor. Distintos niveles de Introducción al Conocimiento del Vino y la Degustación, Aromas del Vino, Armonía entre Vinos y Comidas, Jerarquización del Servicio de Mesa, y Comercialización de Vinos. También sobre otras bebidas y productos como Taller de Estilos de Cervezas y Whisky, Sabores y Cócteles, Experiencia Xocolat, Los Secretos de la Yerba Mate o Con Gusto a Café. Y algunos más audaces como 12 Signos & 12 Vinos, Letras Ebrias (cata de vinos y libros) y Maridaje y Erotismo, entre otros. Es que lo importante, más allá del contenido, es la excusa. Porque a muchos que se cruzan con una copa de vino se les despierta las ganas de saber. Pero no saber por saber sino para conocer más y así poder navegar en el fascinante mundo del vino con cierta ayuda. Claro que hay guías elaboradas por personas que forman su opinión para que los demás confíen en ellos. Algo que suena lógico en un mar de vinos que es interminable porque no solo hay variedades con las cuales se hacen varietales sino también blends, vinos de diferentes terruños y añadas, elaborados por diferentes personas y con diversos métodos. Y todos ellos en botella, cuando se convierten en vinos guardados, evolucionan de manera única. Es decir, que los vinos son infinitos, y todo se renueva, no solo porque todos los años con la llegada de la vendimia hay una gran renovación, sino porque el vino tiene vida propia, siempre sigue evolucionando y así, cada botella puede ser única.
Ante esto, tener a mano una guía o aprender más sobre el tema se convierte para muchos en algo indispensable, ya que de lo contrario saben que se están perdiendo algo importante. Nos obstante, la gran mayoría de los consumidores alrededor del mundo no se hace ningún drama (pregunta) ante una copa de vino y solo lo bebe, siendo para ellos, ese, un gran disfrute.