Chos Malal ostenta el privilegio de ser una de las primeras zonas en elaborar vinos en la Patagonia, con un detalle que hoy la destaca por sobre el resto. Una de sus bodegas tiene un producto que viaja cada temporada directo a la mesa de una celebridad mundial: el Papa Francisco.
Inaugurada en 2008, la bodega Des De La Torre ya transita su cuarta generación de viñateros que trabajan y elaboran en un ámbito ideal para la producción de uvas y vinos, con una impronta local que buscan mantener contra viento y marea.
Nicolás De La Torre (35), uno de los responsables de la bodega, quien hizo un repaso de la historia de este emprendimiento familiar que pugna por mejorar en cada temporada productiva.
“La bodega la inauguramos en el 2008 y los que estamos ahora, mi hermano y yo, somos la cuarta generación de productores vitivinícolas. Antes se elaboraba en otro lado para autoconsumo. La que empezó con todo esto fue mi bisabuela, mujer francesa de apellido Aidak”, contó este productor.
Precisó que “el lugar se compró en el 2006, en el 2007 se empezó a plantar y se inauguró el edificio de la bodega el 4 de agosto del 2008”.
La bodega Des De La Torre está ubicada en el casco urbano de Chos Malal, a un costado de los barrios, donde posee una hectárea y media de viñedos, más otras 10 hectáreas a 5 km de la localidad.
“Ese lugar tiene la particularidad de ser calcáreo marino, es uno de los pocos lugares en Argentina que tiene ese tipo de suelo. Es más parecido a las regiones de Francia que a las regiones vitivinícolas argentinas que por lo general son aluvionales, compuestos por piedra bocha o arena”, comenta Nicolás.
“El lugar donde estamos nosotros estuvo tapado por el mar y quedó esa superficie, no hubo desplazamiento de piedra o de lecho de río. Vos vas caminando y te encontrás con amonites en pleno viñedo. Tiene mucha concentración de carbonato de calcio que le da unas características particulares a la viña, hace que salgan vinos más complejos y es más sencillo hacer vinos de gama alta”, menciona De La Torre a este medio.

En el lugar donde está la bodega cuentan con variedades Pinot Noir, Cabernet Franc y Malbec.
“Hicimos todo un estudio de las variedades tradicionales que realmente se podían adaptar bien acá en la zona, y vamos viendo a través de las temporadas qué es lo que va dando, porque hay algo de información pero no mucha”, comenta sobre las dificultades que deben enfrentar a la hora de elegir varietales para la elaboración de sus vinos.
“Acá había mucha variedad de criollas o bien hay plantas que no se sabe qué variedades son. Nosotros sacamos datos de la estación experimental ya que habían probado con distintos varietales, sabíamos que las plantas se adaptaban bien al suelo pero no conocíamos los resultados en un vino final”, continuó De La Torre.
En el otro viñedo “tenemos Bonarda, Malbec, Pinot Noir, Tannat, Caladoc, Merlot y vemos que todas las variedades se adaptan bien a la zona, porque hay muy buen clima para producir viñedos”.
Esa zona productiva cuenta además con una ventaja climatológica sumamente importante para la producción de viñedos. Posee una amplitud térmica muy grande, con una diferencia de entre 15 y 20 grados entre el día y la noche, y además está la presencia del viento, fundamental para no tener ninguna plaga, porque estas se dan en la viña más por una cuestión de humedad.
Los responsables de la bodega no solo se quedan con la producción y elaboración de vinos sino que van por el rescate de variedades locales.
Varietales utilizados en la bodega Des De La Torre
De acuerdo a la experiencia que adquirió la bodega con los varietales implantados en la zona, el productor dijo que “el Malbec es una variedad muy flexible, es una planta que se adapta en todos lados”.
Luego indicó: “Nosotros estamos asociados con otros dos viñedos, hacemos todo el trabajo técnico y después le compramos la uva a los productores y notamos cambios en el Malbec en las distintas zonas, por que uno está en Taquimilán y otro en Buta Ranquil”.
“Con un Pinot Noir que es de un ciclo más corto llegás más rápido a la maduración y podés jugar más, pero es complicado para elaborar, cosa que no ocurre con el Malbec”, cuenta De La Torre. “Igual, el Pinot Noir anda muy bien, y el Merlot también. En blancos tenemos Chardonnay y Gewürztraminer que también funciona bien, con la cual se pueden hacer vinos secos, muy frutados, distintos”, completa el productor.
La bodega Des De La Torre elabora actualmente 12.000 botellas al año, todo catalogado como vino de alta gama.

Planificación
“Nuestra visión es poder mostrar la zona, poder hacer vinos nuestros 100%, por eso estamos usando lo que nos está dando nuestra viña. El año pasado no pudimos elaborar nada porque se heló todo, solamente pudimos utilizar las criollas que están más protegidas porque las plantas están en las viviendas de los vecinos”, cuenta Nicolás.
La parte productiva es un punto aparte para la bodega, que padece los avatares de una economía inestable que atenta con el desarrollo de nuevos proyectos en la zona.
“Como bodegas somos nosotros solos, hay productores pero debe quedar uno solo que está elaborando. Después muchos se han bajado y han sacado todo. Es complicado porque acá vienen y te entregan las plantas, pero tenés que tener en el bolsillo una platita como para poder sostener 4 años hasta que te empieza a dar y después hacer el vino y que puedas venderlo”, dice De La Torre.
La marca tiene dos productos ícono de la bodega, uno es Oliverio, que se llama así porque es el primer hombre de la quinta generación de la familia. Son distintos vinos de diseño que van saliendo, 300 botellas del mejor vino, y ahora antes de la vendimia están por salir un Merlot Oliverio, un Cabernet y un Bonarda. En ese mismo margen de precio y producto cuenta además con el Gran Terroir, el vino emblema com son 600 botellas.
Fuente: Diario Río Negro
Foto principal: Tripadvisor