Todos saben que no hace falta saber para disfrutar un vino. Pero si se lo quiere apreciar en su plenitud, será necesario al menos, prestarle atención cada vez que se lo degusta, con todos los sentidos. Dejando de lado el sonido de las copas, de los descorches y del vino cayendo en la copa, y la vista, lo más importante pasa por la boca (gusto y tacto) y por los aromas. Pero lo que se siente en nariz, no solo anticipa lo que viene en boca, sino que abre un universo nuevo. Por eso, es interesante entender que expresan los aromas de los vinos. El primer paso es sentirlos, meter la nariz en la copa y respirarlos prestando atención, de manera suave pero profunda. Esto dará una primera impresión: es limpio, es intenso y agradable (por ejemplo). Pero antes de pasar a la boca se puede saber más. Hay que oler el vino nuevamente; esta vez dejándose llevar por los perfumes de su aroma para percibir si va para el lado de las frutas, las flores, las especias, etc. Y si se piensa un poco más, será fácil descubrir qué tipo de frutas (tropicales, cítricas, rojas, etc.), y después cuan frescas o maduras.
Claro que con el correr de los minutos el vino se va abriendo y va cambiando. Por eso, más allá de tomarlo, es lógico volver a respirarlo muchas veces, porque es otra manera de disfrutarlo y de sentirlo. Y quizás, surjan aromas que antes no, y esos aromas pueden disparar un recuerdo en segundos. Porque ese es el poder del olfato, uno de los sentidos más poderosos del ser humano, pero poco ejercitado.
Cabe destacar que, si bien los vinos están compuestos, entre otras cosas, de componentes aromáticos, y que las moléculas que los conforman pueden repetirse en otros productos (frutas, flores, especias, minerales, etc.), no todos pueden percibirlos, ni mucho menos descifrarlos. Esa es la razón por la que, en una misma mesa, dos personas puedan sentir cosas tan diferentes en un vino, y ambas tener razón.
Lo fascinante de la degustación estará dado por la calidad y estilo del vino. Pero hay que saber que todo lo que pasará en la boca, la nariz lo anticipa, ayudando a disfrutarlo más, y a que perdure en la memoria.