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El vino de moda es el que no pasa de moda

La cepa en la etiqueta puede atraer tanto como alejar, dependiendo del tipo de consumidor. Por eso, no hay que preocuparse por las modas en los vinos. Por algo debe ser que algunos vinos siempre están y se siguen vendiendo, Y si las góndolas siguen llenas de muchas de las etiquetas más conocidas, también.

Hay muchas preguntas que se repiten alrededor del vino, y una de ellas es ¿cuál es el vino de moda? Y la verdad es que las modas son pasajeras. Por lo tanto, esa pregunta puede tener una respuesta certera en un momento y lugar (mercado) indicado. Porque son las bodegas las que imponen la moda, como los demás vinos que se consumen. Sin embargo, es el consumidor el que tiene el poder de eternizar un vino.

Los bodegueros, como cualquier empresario, siempre está pensando en cómo hacer crecer el negocio. Y muchas veces eso involucra al mercado. Es por ello que muchas innovaciones vínicas llegan para captar la atención de consumidores nuevos, muchos de ellos jóvenes. La gran tentación de toda bodega, por el potencial que eso significa. Pero a veces en el tamaño no está la respuesta. Basta con mirar a China. Hace diez años todas las bodegas querían ir a venderles vinos porque si comenzaban a tomar, el crecimiento sería exponencial. Pero eso no pasó, simplemente porque para consumir vino de manera sostenida hay que apreciar o entender su cultura.

Lo mismo pasa con los jóvenes. No es que haya o no vinos de su agrado, sino que sus costumbres están lejos de las que propone el vino. Por eso las modas en vinos pasan muy rápido. Pero en una bebida con más de 8000 años de historia, la pregunta debería ser otra, si lo que se busca es crecer. No ir por las modas como hacen las marcas de indumentaria, porque en vinos no se puede cambiar en seis meses, como si las paletas de colores en las prendas de vestir. En vinos, los cambios son más lentos, y no solo tardan en llegar al mercado, sino que además tardan en impactar y en encontrar su verdadero nivel. Por ejemplo, no se toma Merlot porque las bodegas dejaron de hacerlo y no porque el consumidor le dijo que no a una de las variedades más nobles. Lo que pasó fue que las ventas cayeron y las bodegas le buscaron rápido un reemplazo. ¿Cabernet Franc? Otro que hizo ruido y llegó para quedarse. Pero si llama la atención es por sus atributos y porque puede representar muy bien la diversidad, con gracia y atributos que gustan al consumidor. Es por ello que el vino que está de moda es el que no pasa de moda. Un buen Malbec que refleje su lugar, un blend equilibrado que el paso de los años le permita ganar complejidad o un Cabernet Sauvignon que demuestre lo bien que se integra a la crianza.

Las modas pueden perjudicar más de lo que pueden ayudar. Yendo más allá del ejemplo del Merlot, hay grandes vinos que están elaborados con variedades “alternativas” como Petit Verdot y Tannat. ¿Son uvas de moda? ¿Estuvieron alguna vez de moda? ¿Cuándo se acaben las variedades y los estilos no habrá más modas, o todo volverá a reciclarse? Hay vinos que si no exhibieran su varietal en la etiqueta venderían más, por marca, relación calidad – precio y atributos. Pero la cepa en la etiqueta puede atraer tanto como alejar, dependiendo del tipo de consumidor. Por eso, no hay que preocuparse por las modas en los vinos. Los que siempre están y se siguen vendiendo, por algo debe ser. Y si las góndolas siguen llenas de muchas de las etiquetas más conocidas, también.

Argentina es un gran productor de vinos y tiene en el Malbec su mejor exponente. Debería aprovecharlo a nivel global, pero no con un intento de ponerlo de moda, sino de hacerlo conocido por sus atributos diferenciales. Esos que le han permitido estar en copa de todos durante los últimos veinte años, y todo indica que así seguirá siendo. Por suerte, porque no pasa de moda.