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Gastón Riveira: “La gastronomía argentina no aburre nunca porque siempre se generan cosas nuevas”

El chef y empresario es el dueño de La Cabrera. Durante varios años su famosa parrillada, ubicada en Buenos Aires, integró el 50 Best Restaurants de Latinoamérica. Riveira también trabajó en Las Leñas.

Gastón Riveira es el dueño de La Cabrera, el restaurante de Buenos Aires que creó un nuevo concepto de parrilla, con la carne argentina como producto central y que durante cuatro años consecutivos se consolidó entre los mejores de Latinoamérica según el ranking 50 Best.

“Cuando era chico y me preguntaban qué quería ser de grande decía que quería ser chef internacional. No sabía ni lo que contestaba. Lo único que sabía era que me gustaba comer. Y comer todo”, asegura Riveira en una charla con diario Infobae.

Los comienzos del proyecto se remontan a 2001, marcados por una fuerte crisis económica. Con 33 años, y un amor por la cocina que llevaba desde chico, decidió cumplir con su más grande sueño: abrir una parrilla. “En esa época planté bandera. Me casé y puse el negocio. Y así empecé, poniéndole el pecho a las balas”, sostiene.

Su destino, por tradición familiar, era ser abogado; pero su vocación, que nació del contacto con su abuelo materno, lo llevó por otro camino. Al terminar el colegio secundario estudió cocina y paralelamente trabajó en diferentes restaurantes y hoteles. Más adelante, viajó a Europa para seguir estudiando y volvió a Buenos Aires, donde trabajó y aprendió con diferentes cocineros.

La lista incluye trabajos con el Gato Dumas, con Darío Gualtieri en Las Leñas, con Pedro Muñoz y en el hotel Hyatt. También un stage en un restaurante en Francia con una Estrella Michelin. Además, en este recorrido se dio el gusto de publicar dos libros, La Cabrera casa de carnes y Recetas argentinas de mi cocina.

“Al principio, no venía mucha gente. Los que me conocían me decían que si seguía vendiendo esa materia prima me iba a ir bien. Mientras tanto, yo lo único que veía pasar era el patrullero. Antes, el semáforo estaba en Gorriti, no en Cabrera. Entonces la gente ni pasaba por el local. Contraté a una chica que hacía fuegos y a un chico que iba con zancos a repartir tarjetas a Plaza Serrano. Me faltaba contratar a un elefante y me ponía un circo en vez de un restaurante”, recuerda entre risas el chef.

La filosofía de La Cabrera

Según resume el chef empresario, se basa en tres aspectos principales: menú, ambiente y servicio. “La gente veía esas mollejas gigantes o las porciones abundantes y no lo podía creer. Por eso venían. La materia prima no se puede transar y para nosotros es la misma que teníamos cuando empezamos. No importa qué pase. Después hay detalles también importantes, como el ambiente y el servicio”, asegura sobre sus claves.

Sobre el ambiente, asegura que la idea fue armar un lugar descontracturado con objetos antiguos. Por último, para el maestro parrillero, el servicio tiene que cumplir con “las tres D: distinguido, diferente y al mismo tiempo, distendido”.

“En Argentina sobran cabezas para seguir generando pymes que den trabajo. Lo único que a veces tengo como un fantasma es el temor a aburrirme. Pero después me acuerdo que la gastronomía argentina no aburre nunca porque siempre se generan cosas nuevas”, reconoce.

“Mi abuelo materno tenía alma de emprendedor, era optimista y siempre iba para adelante. Me decía: ‘La vida es larga Gastón, no te preocupes’. Me bajaba a la tierra. Él tenía una mueblería, atendía a millonarios en la Avenida del Libertador y hacía desde cortinas hasta mesas. Fue como otro papá para mí. De él aprendí a no bajar los brazos”, revela sobre los personajes que dejaron huella en su vida.

Durante varios años La Cabrera integró el 50 Best Restaurants de Latinoamérica y después dejó de estar en la lista. Pero par Riveira, no fue un problema. “Los premios son premios. Nada más. Me imagino que los Martín Fierro deben ser algo parecido. El trabajo empieza a partir del momento que te dan una premiación. Los premios significan más trabajo. Pero no el trabajo que te hace poner el huevo arriba de la sartén, sino trabajo de relacionamiento. Y yo soy medio parco y tímido. No sirvo para eso”.

Sitio de La Cabrera http://lacabrera.com.ar/