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Gerald Gabillet: “El crecimiento del vino argentino en el mundo es muy importante”

Nació en Francia y es el Director Técnico de la prestigiosa Cheval Des Andes, desde el año 2018. Reconocido por sus pares como uno de los grandes winemakers de Argentina del momento. Su vida y visión sobre la actualidad del vino de nuestro país.

Desde hace cuatro años reside en Mendoza. Está al frente de la prestigiosa Cheval Des Andes. Este proyecto, con base en Las Compuertas, nació hace casi dos décadas de la fusión entre el prestigioso Chateau Cheval Blanc, comandado por Pierre Lurton, y Terrazas de los Andes. Asegura qua la precisión en los vinos comienza en el viñedo y disfrutar de su vida actual en el país. Es sin dudas una de las grandes figuras de la industria del vino del país en la actualidad.

-¿A qué se debe tu vinculación con el vino? ¿Es algo que tiene que ver con tu familia o es personal?

-Un poco de los dos. Yo no soy de un viticultor, mis padres tenías una empresa de construcción. Pero, mi padre era fanático del vino. Me ha educado con el vino en la mesa desde muy joven. Tenía su propia cava subterránea en nuestra casa con botellas muy importantes. He tenido la suerte de probar grandes vinos que estaban en su cava. Además de esto crecí en Burdeos, donde la industria es sumamente importante. Conocía a muchos hijos de dueños de bodega, ingenieros y técnicos. Por supuesto todo eso llamaba mi atención.    

-Digamos que el vino era algo muy frecuente para vos…

-En Burdeos es así. Crecí en el campo a 20 kilómetros de la Ciudad y saliendo a caminar encontrás muchas fincas y chateaux. Es un mundo muy cercano en ese momento, pero luego cuando ingresas realmente te das cuenta que es otro mundo.

-¿En algún momento pensaste en dedicarte a otra cosa?

-A un montón de cosas (risas). Mi madre recuerda que en la primaria quería ser bombero, pero el capitán. No quería r al fuego, quería manejar la situación (risas nuevamente). También me gustan mucho la historia y la geografía y cuando estaba terminando la secundaria quería ser profesor en esas materias.

-¿Dónde estudiaste Enología?

-Perdí mi padre muy joven, cuando tenía 18 años. En ese momento estaba terminando la secundaria y fue crucial. Tenía que tomar le decisión de como seguir. Tenía la oportunidad de continuar la empresa familiar o estudiar y mi madre me pidió que comenzara con la universidad. Habría elegido Viticultura y Enología. Fui a la Escuela Técnica de Burdeos. Al principio fue muy difícil. No estábamos en la Universidad en un aula con 100 personas, era directamente en el viñedo. Lo primero era cosechar. O épocas de mucho frío y me preguntaba porque estaba ahí. Pero por suerte había un profesor que fue quien me incentivó a ir adelante. Siempre le agredecí porque sin él seguramente no hubiera continuado. Es un personaje muy conocido en Burdeos, incluso durante muchos años fue campeón de poda.

-Luego tuviste la suerte de trabajar en muchas bodegas prestigiosas de Francia…

-Hay diferentes formatos. Bodegas muy grandes o grand crus y cooperativas. Primero trabajé con padres de algunos amigos, fueron varias experiencias cortas. Y luego tuve un trabajo durante un año en una cooperativa. Al final del trabajo me propusieron quedarme porque el Jefe de bodega estaba a punto de jubilarse. Yo tenía 24 años, pero quería seguir buscado alternativas y rechacé esa propuesta. Quería buscar algo en el mundo de los Gran Cru. Por suerte me llamó el dueño de tres pequeñas bodegas, estaba buscando un winemaker. Trabajé con ellos dos años. Fue poco tiempo, pero intenso. Tenía que hacer todo. Luego me contactaron de Chateau Beauregard en Pomerol y estuve siete años trabajando con ellos. Es una firma muy reconocida. Estaba creciendo dentro de la empresa, pero quería más. Para mí un winemaker tiene que estar involucrado en el viñedo, no puede solo recibir uva. Necesitaba dar mi opinión y estar más involucrado. En ese momento recibí un llamado de Chateau Angelus y me fui a trabajar como Director Técnico (segundo).       

-Angelus ya era una bodega muy importante…

Sí, totalmente. Fue en el año 2013 cuando ingresé. Ya era una empresa de mucho éxito. En 2010 habían obtenido 100 puntos Parker con un vino del año 2005. Luego tuvieron muchos vinos de 99 puntos y varios reconocimientos. Son vinos que están en el top ten de Burdeos.

-¿Cuántos litros producían?

-Teníamos tres etiquetas y la producción media eran: 120.000 botellas de un vino de 350 euros, 50.000 botellas de 150 euros y unas 30.000 botellas más de un vino de 35 euros.  Pero cuando me fui del proyecto ya estaban trabajando sobre la construcción de una nueva bodega. La familia tenía muchas expectativas y el éxito estaba asegurado.

-¿Hacia dónde te fuiste?

-Tenía una oportunidad de ir a España, Hablamos durante semanas con una bodega y estaba convencido de salir de Francia y hacer experiencia en otro país. Estaba a punto de firmar y surgieron algunos problemas con una directora de Recursos Humanos y finalmente no se dio la posibilidad. A las pocas semanas tenía nuevamente una oferta muy interesante e Francia y ya casi estaba convencido de seguir allí y no salir del país. Pero siempre fui muy cercano a Chateau Cheval Blanc, sobre todo por amistad. Ellos sabían que estaba con esta búsqueda. El tiempo coincidió con la salida de Lorenzo Pasquini de Cheval Des Andes en Argentina. Él estaba feliz acá, pero tenía una gran oportunidad de crecer.

-Llegó un nuevo llamado…

-Estaba decidido a firmar contrato con la bodega que me ofrecía trabajo en Francia y me llamaron. Me detuve a un costado del camino en mi ato y les dije que era demasiado tarde. Llegué a mi casa y le conté a Laura (mi esposa) que había una oportunidad de venir a Argentina y ella me dijo que sí. Fue inmediato. Mis hijos tenían: 7, 6 y 3 años. Eran muy chicos, pero en buen momento para salir a otro país. Estábamos en mayo de 2018. Podría haberme quedado en Burdeos y disfrutar de una buena posición. Pero al otro día llamé a Cheval Blanc y le dije que nos íbamos para Argentina. Estaba convencido de que era el momento de salir para descubrir otra cultura y otro terroir.

-¿Qué sabías sobre Mendoza?

-Mendoza es una capital del vino para todos los técnicos de la industria del mundo. Es un lugar conocido. En el mapa miraba a la cordillera, pero no sabía exactamente donde estaba situada la provincia (risas). Pero en Burdeos se escucha mucho sobre Mendoza gracias a Michel Rolland y a todos los dueños de bodegas que han hecho inversiones acá. Yo además conocía a Marcelo Pelleriti desde el año 2003. Fue en un almuerzo en Francia. Ya lo había visto antes en algunas degustaciones de Michel (Rolland). Mi esposa además trabajaba en esa época en la parte de exportación de Francois Lurton y estaba conectada con la bodega de Mendoza. Y había tenido la oportunidad de estar tres días en Mendoza en un momento.  

-¿Tenías referencias de los vinos más destacados de Argentina?

-Para ser sinceros, en ese momento no. Solamente algunos de Clos de los 7 y algunos vinos de Michel Rolland como Yacochuya. De lo que me doy cuenta ahora es que también el mercado del vino argentino ha crecido mucho en el exterior en los últimos cuatro años.  Hoy las redes permiten ver lo que la gente está tomando en el mundo. Y hay muchos repost de Cheval Des Andes o Catena Zapata y otras bodegas, con imágenes de personas de todo el mundo que están tomando esos vinos. Y cuando viajas te das cuenta del crecimiento del vino de Argentina en las góndolas. Pero eso no sólo porque yo esté acá (risas)…

-¿Cuál fue tu primera percepción de la industria del vino de Mendoza?

-En Burdeos ya habíamos pasado la etapa de disociación de viñedo y bodega. Pero en Mendoza cuando llegué sentía que todavía había dos mundos. Productores de uva por un lado y las bodegas por otro. Hoy veo una corriente de muchos viticultores que están trabajando para unir esos dos mundos.  Nosotros, en Cheval Des Andes, si no tenemos un equipo que está trabajando sobre el viñedo y pueda tomar decisiones sobre el impacto final, no trabajamos esa tierra.

-¿Hay mucho potencial en Mendoza?

-Todavía queda mucho por descubrir. Hay mucho potencial por explotar. Es interesante poder probar la competencia, los vinos de afuera. Lo hemos hecho nosotros en la empresa. Hoy Argentina tiene vinos de clase mundial y está bueno comparar. Cuando tienes expectativas de exportación es clave poder probar vinos de afuera. Eso puede delinear también a que mercados pueden corresponder tus vinos. La regularidad, la precisión y el enfoque marcan los caminos. Y la precisión comienza en el viñedo. Esa es mi cultura y educación. Siempre intento aplicarla. Trato de adaptar esa cultura bordolesa a Mendoza.

-¿Y qué te pareció la vida de Mendoza en ese inicio?

-La gente marca una gran diferencia y también el paisaje es muy bonito. Apenas llegué ingresé al grupo “Clos de los 8” con Roberto de la Mota, Marcelo Pelleriti y todo el equipo. También Pablo Richardi con quien habíamos trabajado en Francia. Todos ellos fueron parte de mi primer “familia” en Mendoza.

-¿Todavía se sienten lejos de casa?

-En pandemia estuvimos un año completo en Mendoza y eso nos hizo sentirnos un poco lejos de nuestro país. Pero ahora cuando voy a Francia quiero volver a Argentina, porque hoy mi casa está acá. Nuestro día a día es en Mendoza y somos parte de todo esto. Estamos muy bien. Lo disfrutamos. Además, cuando vamos a Francia es invierno y el clima es muy gris, frío y lluvioso. A las dos semanas queremos volver (risas nuevamente).

-¿Has conocido a muchos winemakers argentinos que te parece están en un nivel muy alto en vinos?

-Por suerte en “Clos de los 8” conocí a grandes profesionales como: Roberto de la Mota, Daniel Pi, Mariano Di Paola, Pepe Galante, Hervé Birnie Scott y Walter Bressia. Y después estoy observando a profesionales como Ale Vigil y Seba Zuccardi, quienes están trabajando en un gran nivel y han entendido todo.

-¿Te sorprende la diversidad del vino de Argentina de la actualidad?

-Estoy descubriendo muchos vinos todavía. Me gustaría tener más conocimiento de vinos de Salta o Patagonia. Aquí en Mendoza no es fácil conseguirlos. Generalmente cuando estoy en Buenos Aires trató de ir probando algunos. Me pasó la semana pasada y pude probar Noemia. Envié una foto a Hans Vinding Diers (NDR: hacedor de esos vinos) y estaba muy agradecido. También me gusta la línea Chacra. Hoy estoy observando mucho lo que se hace en Patagonia porque estoy buscando frescura en nuestros vinos.

-¿Te ves en Mendoza por muchos años más?

-Tengo mucho trabajo para desarrollar en Mendoza. Hay objetivos centrales planteados hoy y son en Argentina.    

-¿Qué es lo que más te gusta de tu día a día de la actualidad?

-Lo que más me gusta es que estoy en movimiento. Todos los días estoy entre Terrazas, donde elaboramos, y Cheval. Nada es rutinario. Y Mendoza es una ciudad muy linda. Los asados y los amigos también son geniales.

PING PONG

Un restaurante: Azafrán

Comida favorita: Confit de canard

Un vino: Vega Sicilia Único

Signo del zodíaco: Aries

Hincha de: River y Bordeaux

Programa favorito de TV: Narcos

Una marca de ropa: Lacoste y La Martina

¿Quién era tu ídolo cuándo eras chico?: Zinedine Zidane    

¿Cuántos seguidores tenés en Instagram?:2489 

¿Un destino de vacaciones?: Brasil