La respuesta inmediata es depende, pero es tan ambigua que no sirve para responder a la pregunta que nos hacemos los degustadores, entre los cuales incluyo a los consumidores más interesados en el tema, los sommeliers, los hacedores y, por supuesto, los comunicadores. Muchos de ellos estuvieron presentes en la Premium Tasting Edición Bs As 2024, realizada el 31 de mayo en el Hilton. Una muestra de 350 de estas personas, degustando muchos de los grandes vinos argentinos, sirve para aclarar este tema.
Hay que empezar diciendo que hay muchas maneras de catar o degustar, que significa lo mismo que tomar, pero prestando atención. Y lógicamente se disfruta tanto (o más) que beber. También que hay muchas cosas que influyen en ese momento; el ambiente, la compañía, el estado de ánimo, etc. Pero cada uno sabe cuán influenciable es al a la hora de hablarse a sí mismo sobre un vino y guardarlo en su disco rígido, compuesto por su memoria y su alma. ¿Qué quiere decir esto? Que, si alguien se deja influenciar por algo que cambie su verdadera percepción, equivale a hacerse trampa al solitario. Distinto es el truco. Si uno quiere lucirse con os que lo rodean, quizás “esa influencia” le sirva para causar un mejor impacto. Para evitar esta situación, muchos recurren a la degustación a ciegas. Algo que utilizan los enólogos en la bodega para despejar dudas y asegurarse que están ante el mejor vino o blend posible, de acuerdo a lo que estén buscando. Es decir, es una cata muy técnica, para analizar ciertos parámetros. Claro que la calificación de un vino generalmente se hace sobre su aspecto cualitativo. Pero si hay que comunicar ese vino y difundirlo, hay que saber todo sobre él. Porque la degustación es una foto, y así como no se puede juzgar a una persona por una imagen instantánea, tampoco a un vino. Se supone que en los concursos y en las publicaciones con paneles de cata, el jurado está conformado por profesionales que saben lo que hacen y calibran su paladar. Así y todo. surgen las grandes sorpresas, como por ejemplo vinos de calidad media con puntajes más que sobresalientes. Porque en definitiva les sacaron una foto. No es culpa del panel, tampoco del vino que está festejando como loco, sino de la forma de degustarlo en función del objetivo final.
Por eso, en la Premium Tasting suma tanto a la industria, porque combina muchas degustaciones en una, y no me estoy refiriendo a los 39 vinos, sino a la metodología.
En primer lugar, mezclar a los consumidores (los más interesados) con los hacedores, es un evento en sí mismo. Luego, disponer de una gran degustación a ciegas, pero en flights de seis vinos, guiados por panelistas expertos; como en este caso fueron Marcela Rienzo, Joaquín Hidalgo y Joe Fernández; es algo único. Para los consumidores y para los profesionales del vino. Lo más interesante de esto es que al término de cada flight, se descubre el misterio, y los hacedores a su turno cuentan qué quisieron hacer con cada vino. Así, los participantes pueden terminar de “grabar” en su memoria cada vino, sumando lo que sintieron a ciegas, con el impacto que les causa saber in situ todo sobre la etiqueta, y encima, tenerlo al hacedor al lado, explicándole todo sobre ese vino. Con todo eso, luego de cuatro horas, cada participante se lleva una clara muestra de los grandes vinos argentinos y de sus preferencias, gracias a esta combinación de tantas degustaciones en una sola. Como crítica, y es lógico, los vinos llegan muy fríos a las copas, y eso a los grandes tintos nacionales no les hace bien, porque se notan estuvieron comprimidos antes de salir a escena. Y, justo cuando empiezan a abrirse y soltarse, hay que vaciar las copas porque llega la siguiente tanda. No es fácil servir más de 350 copas del mismo vino en la manera ideal. Por eso, ni los mismos hacedores encontraban sus vinos. Esto es solo un pequeño detalle que demuestra que no hay una mejor manera de degustar un vino, sino que es necesario hacer varias degustaciones para formar la opinión sobre alguna etiqueta, variedad, terruño, bodega, método o hacedor. Y, cuando se crea que ya se sabe sobre tal o cual vino, recordar que el vino sigue evolucionando en la botella, y que cada año renace con la nueva cosecha.
Por eso, creo que la Premium Tasting es una de las mejores maneras de degustar vinos.
Fotos: gentileza Mariano Martín (Premium Tasting)