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Jimena Castañeda: “Es muy importante el trabajo en conjunto entre enólogos y agrónomos, es como un matrimonio…”

Es la Gerente Agrícola de las bodegas Nieto Senetiner, Cadus y Ruca Malen (del Grupo Molinos). Recientemente fue elegida como “Viticultora del Año” por el prestigioso crítico de vinos Tim Atkin, en su Reporte 2024 para Argentina.

A diferencia de muchos profesionales del mundo del vino, Jimena no viene de una familia relacionada a la viticultura. No se crió como muchos otros entre viñedos y cosechas. Oriunda de Godoy Cruz, su padre empleado de comercio y su madre arquitecta nunca imaginaron que su hija iba a ser Ingeniera Agrónoma. “La verdad que un poco se sorprendieron cuando les dije que iba a estudiar Agronomía, porque nunca me había dedicado mucho a las plantas (risas). Se sorprendieron mucho de mi elección y de hecho no sabían si iba a terminar la carrera”, recuerda con humor.

Pero la realidad es que ella también estaba un poco pérdida y gracias a la ayuda de su colegio secundario pudo encontrar su vocación. “Me gustaba mucho lo humanístico teniendo a mi mamá arquitecta y mi hermano diseñador gráfico. En mi colegio, el Universitario Central, nos guiaron muy bien en el último año con psicólogos y psicopedagogas. Ellos me dijeron que mi mentalidad era un poco más científica y que fuera por ese lado. En ese momento me puse a leer los programas de cada carrera, hasta que llegué a Agronomía y me gustó”.

Teniendo en cuenta que no te criaste entre viñedos, ¿de donde pensás que se originó tu gusto por la agronomía?

Mi papá desde muy chiquita me inculcó el contacto con la naturaleza. Nosotros tenemos una casa en el campo en Potrerillos y voy desde siempre en mis vacaciones. Era un mes de campo.  Andábamos a caballo, hacíamos caminatas y noches en carpa.  Además, pasé mi adolescencia entre montañas. Creo que desde ahí conecte con la agronomía.  

Una vez recibida, ¿ya sabías que te querías dedicar a la industria del vino?

Agronomía es muy regional. Acá en Mendoza te vas a la industria de la fruta, a la del vino o aceite de oliva. En Buenos Aires o Córdoba es más agropecuaria. Pero para mí todo era nuevo y no lo tenía definido. Tampoco tenía a nadie cercano en alguna bodega, para practicar. En el último año de carrera rendí para una beca en el INTA (en Luján de Cuyo) y estuve un año trabajando allí. Eso también me ayudó. Fui conociendo nuevos colegas, algunos jóvenes y otros muy experimentados. Con uno de ellos fui a hacer monitoreos de una plaga en viñedos y hacía ensayos de agroquímicos en algunas fincas de bodegas. Ahí fue cuando empecé a presentar currículum en bodegas.

¿En ese momento ingresaste a trabajar a Nieto Senetiner?

Mi gran mentor y maestro fue Tomas Hughes (padre). Sumamente generoso, buena persona y un agrónomo que sabe muchísimo. Me entrevistó y me dijo que fuéramos por la temporada. Comencé en diciembre del 2006 en Nieto. En esa época eran dos agrónomos Tommy y Ricardo Carretero. Lo que empezó por la temporada, ya son 18 cosechas en la empresa.

Después de 18 años, ya sos la Gerenta Agrícola del grupo Molinos, ¿Cuántas fincas están bajo tu supervisión?

El 80% de la uva que utilizamos viene de productores, tenemos pocas fincas propias. Son unas 310 hectáreas propias en todo el grupo que representan el 20% de la uva que molemos. Es un esquema un poco diferente al resto de las bodegas. Tenemos cinco fincas y el resto de la uva la obtenemos a través dos o tres productores muy fidelizados que nos entregan el 100% de su producción. En total son 120 productores que nos dan uva. Pero volviendo a tu pregunta, superviso unas 150 fincas.

¿De qué zonas son las uvas que vinifican?

Tenemos diferentes productores de casi todas las regiones, desde el este a Luján de Cuyo y Valle de Uco.

¿Cómo es controlar los viñedos y las uvas para tres bodegas, Nieto Senetiner, Cadus y Ruca Malen?

Tengo un gran equipo, pero en época de vendimia son 4 meses de una vorágine increíble. Son 12 o 14 horas por día de trabajo, muestreando un montón, recorriendo viñedos y organizando la logística de las tres bodegas. Más 120 productores, es como ir armando como un tetris. Tanta uva blanca para esta Bodega, tanto para allá, etc. Los productores, la logística, mucha parte comercial también.

¿Cómo es la dinámica en el manejo del viñedo con los productores?

Trabajamos bastante en equipo porque muchos de ellos también tienen sus agrónomos y encargados. Seguimos el proceso desde la poda visitándolos hasta la cosecha. Los vamos asesorando todo el tiempo. Esto nos ayuda a conocer los detalles de cada cuartel.

Entraste a Nieto Senetiner hace 18 años, ¿cómo fue la evolución en el cambio de perfil de la bodega respecto al que tuvo toda la industria del vino argentino en los últimos años?

Creo que los últimos años hubo una revolución muy fuerte y muy rápida en el mundo del vino. Con muchas exigencias nuevas de los consumidores y también nosotros como bodegas queriendo captarlos. Es multifactorial, cambio climático, más cambio de consumidores, más cambio de visión, más un perfil más fresco y más respetuoso de la fruta. No quiero que se sienta madera, quiero que se sienta realmente el sabor de la uva y que nos dan los diferentes terroirs. Todo ha cambiado muchísimo.

¿Cómo es tu trabajo junto a los diferentes enólogos de las bodegas?

Es importantísimo el trabajo conjunto entre el enólogo y la agrónoma, es como un matrimonio. Nosotros con Santi Mayorga (Cadus), con Agus Hanna (Ruca Malen) y con Roberto González (Nieto Senetiner) salimos mucho durante la cosecha para ir probando la uva. Definimos juntos los momentos de cosecha y después nosotros desde el equipo agronómico también probamos muchos los vinos adentro de la bodega porque es cuando nos cierra el círculo.

Fuiste nombrada por el reconocido crítico de vinos, Tim Atkin, como la viticultora del año en su último reporte, ¿Qué sensaciones te produjo tal reconocimiento?

La verdad es que me sorprendió el reconocimiento de Tim (Atkin), porque no lo esperaba. Fue una alegría enorme. Este año lo recibimos como siempre y quizás tuve más protagonismo. En algunos pasajes pude contarle más cosas sobre las fincas y entendió que le damos mucha importancia a todo el estudio que hacemos de campo y del cuidado minucioso por parcelas. Creo que también valoró mucho el trabajo en equipo, de poder mostrar lo que hacemos en esa comunicación tan fluida entre agrónomos y enólogos.