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Joaquin Hidalgo: “Argentina participa plenamente en la liga de los grandes vinos del mundo”

Es uno de los periodistas de vinos más reconocidos y respetados de Argentina. Desde hace cinco años puntúa para la publicación internacional Vinous, los vinos de: Argentina, Chile, España (y el año que viene sumará a Portugal). Hace poco publicó su reporte sobre los tintos de Valle de Uco.

Aquel estudiante del Liceo Agrícola de Mendoza, que con 18 años no sabía que carrera seguir, nunca imaginó que 20 años después se iba a convertir en el primer crítico argentino en puntuar vinos para una de las publicaciones internacionales más respetadas del mundo (Vinous). Aquel Joaquín, nacido en Las Heras, Mendoza, en un hogar que no tenía relación con el mundo del vino, se recibió de Técnico Agropecuario y Enólogo, pero en vez de seguir el camino de la industria, hizo las valijas y se fue a La Plata a estudiar la Licenciatura en Comunicación. “Soy un bicho raro, básicamente un nerd. Esa es la verdad. Siempre me gustaron las humanidades, además de los conocimientos técnicos. Pero no sabía que quería hacer de mi vida a los 18 años. Por esto, me aboque a estudiar un poco de comunicación…que es la salida que tenemos todos los que no sabemos qué queremos estudiar” reconoce con humor el creador de Vinómanos.

Después de colaborar en diferentes medios como la revista Planeta Joy, Diario La Nación o en La Mañana de Neuquén, en el 2020 se incorporó al equipo de Vinous de Antonio Galloni. Este es un influyente medio especializado de Estados Unidos en el cual Hidalgo reporta para Argentina, Chile, España y Portugal.

Desde el 2020 puntúas los vinos argentinos para Vinous, ¿Cuál fue su evolución hasta el día de hoy?

Siento que desde 2020 en adelante se han consolidado tendencias que venían desde la década pasada. Me refiero, por ejemplo, a la consolidación estilística de vinos de altura y al desarrollo de vinos blancos en Argentina, como tendencias potentes. Desde el 2021 hago además un reporte de vinos blancos, rosados y espumosos, que da cuenta de la más interesante evolución de este último tiempo. Pienso que en materia de tintos y en materia de terroir, se ha avanzado mucho y hoy se están consolidando esos hechos. Sin embargo, lo que noto más dinámico es el desarrollo de vinos blancos, particularmente de altura y particularmente Torrontés. Lo interpreto como una variedad a explorar y también al Semillón con sus nuevos estilos. En fin, creo que la cantera de vinos blancos es la más dinámica desde el 2020 a la fecha.

Teniendo en cuenta tu experiencia catando vinos de varias partes del mundo, ¿Cómo se está viendo al vino argentino en el exterior?

La pregunta respecto de qué creen, qué opinan en el mundo de Argentina es una pregunta bastante Argentina (risas). Digo esto en el sentido de que estamos muy preocupados siempre por saber qué se piensa. Partiendo de la idea contraria, pienso que Argentina es una región pequeña en términos del negocio mundial. No alcanza a exportar el 2%. Por ende, la incidencia que tenemos es escasa. Sin embargo, la repercusión que tienen algunos de los desarrollos que ha hecho Argentina sí llaman mucho la atención. Por ejemplo, el éxito del Malbec siempre es algo muy ponderado. También, lo que sucede hoy, particularmente con algunos productores que están tejiendo y construyendo relaciones fuera de Argentina en términos estilísticos (sobre todo en España). Pienso que eso es lo más atractivo. Al mismo tiempo, lo que siempre se pondera es el alto nivel de los grandes vinos de Argentina. Nadie discute esa posibilidad. Quizás hace 20 años atrás era una discusión acerca de si Argentina podía o no participar de esa liga. Siento que Argentina ya participa plenamente en la liga de los grandes vinos del mundo (con pocos jugadores). Pero creo que en un sentido creciente.

Cada vez hay más lugares de Argentina que obtienen su Indicación Geográfica, ¿Pensás que esa es la dirección correcta o deberíamos ir por la Denominación de Origen como pasa en el Viejo Mundo?

Respecto a las Indicaciones Geográficas, es un proceso natural dentro de lo que pasa en el vino argentino que tiene mucho más que ver con la inquietud de los productores dentro de Argentina. Tiene que ver con describir o circunscribir lugares que tengan posibilidades de representar paisajes en botellas. De eso se trata justamente un terroir. Se han ido desarrollando regiones novedosas de Valle de Uco. La descripción de esas regiones ha dado pie también a la defensa de esos terroirs en términos de usos legales. Por ejemplo, de etiquetado de los vinos. Y para eso las IG son muy pertinentes. Es un fenómeno extraordinariamente positivo y ojalá continúe. Por otra parte, veo que lo que se ha avanzado en ese sentido es importante. Sobre todo, en Mendoza en la atomización necesaria para romper unidades grandes, como podría ser Valle de Uco o Luján de Cuyo. Esto debería suceder con más claridad fuera de Mendoza, particularmente, por ejemplo, en el Valle Calchaquí, donde las diferencias son muy notables entre pueblos. O un poco lo que podría pasar en San Juan con la cordillera.

¿Y respecto a las Denominaciones de Origen (DOC)?

Pienso que Argentina probablemente tenga más chances construyendo recursos comunes. Es decir, trabajando desde el mismo sector privado que es necesario en términos estilísticos. Esto va a lograr que el proceso sea más dinámico. En Europa, el proceso es inverso, porque las instituciones gubernamentales tienen mucho peso y son capaces de definir esos procesos. Acá te diría que es inversa la situación, con lo cual se da un doble fenómeno. Por un lado, una situación de mayor velocidad. Es algo interesante. Luján de Cuyo en cuatro años repuntó algo que parecía sepultado. Al mismo tiempo hay regiones como Gualtallary o Indicaciones Geográficas como Altamira, que están en condiciones de trazar una DOC en términos de propuesta estilística. Aunque parece un poco prematuro todavía para esas regiones, no lo descarto como un camino hipotético, Creo que hoy Gualtallary tiene más chances que Altamira o San Pablo, por el tipo de productor que está involucrado en todo el proceso. Lo veo más desde una asociación privada llevando adelante una marca común, como puede ser Vigno en el Maule, en Chile o Corpinnat en Cataluña.

Hace poco publicaste el reporte sobre los vinos tintos de Valle de Uco, ¿Por qué sólo de esa zona?

Es una región compleja, que tiene muchas condiciones distintas en su interior. Y que al mismo tiempo se ha desarrollado muy rápido. Creo que la región necesita de ese reporte en el sentido de ordenar, de repensar y de procesar material sobre ese lugar para tratar de componer ese mosaico. Pensemos que Valle de Uco tiene unas 27.000 hectáreas (es comparable a Ribera del Duero en escala). Sin embargo, no es el único reporte sobre el que trabajo. De Argentina publico cuatro reportes al año. A Mendoza lo separo en dos, fundamentalmente por un tema de tamaño. Hago Valle de Uco y Zona Sur, y después Oasis Norte. Después hago uno que sea todas las regiones comprendidas fuera de Mendoza. Y a ese le sumo un reporte de blancos.

¿Valle de Uco es el gran terroir que tiene Argentina? ¿O pensás que hay otras regiones que tienen el mismo o mayor potencial?

No le llamaría el gran terroir. Probablemente sea el más dinámico en términos de desarrollo, de estilo, de bodegas y de plantaciones. Todo el Valle de Uco se desarrolló en los últimos 30 años. No hay nada parecido a eso en Argentina. Y eso le aporta una jerarquía muy particular. Sin embargo, pienso que en el NOA (en el Valle Calchaquí) también cuenta una condición extraordinaria. Creo que Jujuy siento está un poquito más embrionario, pero también con buenas inversiones. Patagonia es un territorio gigantesco, pero con muchas chances de constituirse como un terroir. Pero es más denominativo que descriptivo.

¿Argentina va a seguir siendo Malbec para el mundo, o tenemos el terroir para potenciar otras variedades al mismo nivel?

Argentina va a seguir ofreciendo Malbec.  Principalmente porque está muy plantado. Hay unas 46.000 hectáreas. Ningún otro país tiene esa condición con esta variedad. El Malbec es un buen driver para interpretar regiones. Es una variedad que se parece mucho a la Mencía. Sobre todo, en el sentido de que carece de una identidad propia y es capaz de expresar cosas que pasan en el entorno. Igualmente creo que un vector interesante para Argentina es empezar a asociar algunas variedades a algunos lugares. Especialmente en Cabernet Sauvignon. Por ejemplo, con la zona baja de Gualtallary, en torno a la ruta, hasta los 1.200 metros de altura. Esa zona tiene muy lindo carácter de Cabernet. Lo mismo pienso para Perdriel. Aunque cada vez hay menos hectáreas, para esa variedad. Lo mismo sucede con el Cabernet Franc. En la medida en que el Malbec desarrolle regiones, las otras variedades pueden ocupar un lugar distintivo. Aunque es todo muy incipiente, Argentina tiene espacio para seguir ofreciendo Malbec. No el Malbec universal, bueno, bonito y barato del pasado. Tiene que ser otra cosa y eso está sucediendo.

Fotos: Ariel Baigorri Theyler