La vendimia es cada vez más importante en nuestro país, donde ya se elaboran vinos en 19 provincias. Y si bien cada región tiene sus microclimas y tipos de suelos delineados por la diversidad de sus paisajes, cada año deja su huella en los vinos. Pero más allá de la calidad y estilos, la cosecha es una celebración, y es por eso que tiene su merecida fiesta todos los años. Sin dudas, la Fiesta Nacional de la Vendimia es una de las celebraciones populares emblemáticas, considerada entre las cinco más importantes del mundo; junto al Carnaval de Río de Janeiro, por ejemplo. Consta de cuatro eventos centrales: la Bendición de los frutos, la Vía blanca de las reinas, el Carrusel, y el Acto central que se realiza en el teatro griego Frank Romero Day. Allí participan más de mil artistas, y se elige a la Reina de la Vendimia; con sistema nuevo de boleta única a partir de este año. Todos estos festejos reflejan la importancia del vino y de la cosecha, no solo para Mendoza sino para todo el país posee una superficie cultivada con vid de 220.000 hectáreas, repartidas en 24.000 viñedos de 19 provincias, representando el 3% de la superficie mundial. Son 17.000 productores y 900 bodegas generando más de 106.000 puestos de trabajo de manera directa y 280.000 de forma indirecta. Sin dudas, una de las industrias nacionales que mayor valor agregado (y placer) genera se merece su gran fiesta.
Creada en 1936, fue suspendida solo en 1956 por problemas económicos, y por el terremoto en 1985. Mientras que en 2021 no se suspendió por la pandemia, sino se reinventó, cambiando de formato. En aquel entonces se estrenó (simultáneamente en 55 países) “Historias de Vendimia”, una película de una hora, realizada en fincas y bodegas, con artistas locales. Sus imágenes conmovedoras reflejan muy bien todo lo que hay detrás de la bebida más popular de la Argentina.
Más allá de la fiesta, la vendimia llegará hasta fines de abril, habiendo comenzado a fines de diciembre de 2023 en algunas zonas de San Juan, con la cosecha de uvas para bases de espumosos. Y se sabe, como el clima es un factor determinante, más allá del suelo y la actividad de los hombres y mujeres que participan en la elaboración del vino, todos los años hay una parte llena y una parte vacía de la copa. Según los agrónomos, esta cosecha 2024 se inició en medio de una ola de calor, con temperaturas mínimas por encima de los 20 grados durante más de tres días seguidos. Esto hizo que se adelantara la madurez en algunas zonas y, junto a vientos Zonda tardíos, con ráfagas frecuentes y muy fuertes, provocaron un mayor corrimiento, dando como resultado racimos con menos granos, lo que significa una menor cantidad de uva. Sobre todo, en variedades sensibles como el Malbec, la gran protagonista del viñedo argentino, con más de 50.000 hectáreas. Pero la buena noticia fue que, gracias a El Niño, se pudo recuperar algo de nieve, y eso se vio reflejado (como hace mucho no pasaba) en los caudales de agua de los ríos Tunuyán y Mendoza. Por otra parte, los agrónomos destacaron la muy buena sanidad en las plantas, principal requisito para lograr vinos de calidad. Cómo viene en cantidad la cosecha 2024 es la pregunta que se están haciendo muchos por estos días. Los hacedores coinciden en que este año habrá más uva que el año pasado (unos 18M de quintales), pero aún lejos de la media histórica (22M de quintales).
