La línea Montfleury que Bodega Weinert trabaja desde 1977 representa la juventud y la creatividad de la segunda generación al frente del establecimiento. De la mano del éxito comercial de Montfleury Pinot Noir Rosé, lanzado en el 2020, el equipo comenzó a indagar distintas fincas y regiones del Valle de Uco, además de ensayar vinificaciones y procesos. Así, ahora, Montfleury se amplía con tres nuevos vinos: Chardonnay, Pinot Noir y Malbec.
“En nuestras visitas al Valle de Uco, específicamente en Gualtallary encontramos fincas de una calidad superlativa de Chardonnay y Pinot Noir”, explica Iduna Weinert, directora comercial de la bodega. “El Pinot Noir era una asignatura pendiente ya que somos amantes de esa cepa. Es un vino que juega con la dualidad de tener nervio pero ser sumamente delicado”. Para elaborarlo, se eligieron barricas de 500 litros de roble francés de Allier, que suma aromas especiados muy sutiles.

En relación al Chardonnay, Weinert señala que la vinificación se realizó con “mucho battonage y un aporte de roble francés de Jura en barricas de 500 litros, una barrica más austera en su aporte aromático, que permite una fermentación más crianza sobre lías de 9 meses sin sobrecargar del aporte de madera”. El Malbec, finalmente, según Weinert “responde a mostrar una cara distinta de los tradicionales Malbecs de Primera Zona, más delicado en su estructura, y con una aromática típica de Vista Flores”.
La zona de Gualtallary de la que proviene el Pinot Noir posee suelos ricos en calcio que brindan tensión a la sensación de acidez en boca. El Pinot Noir parte de los clones bordeleses 115 y 777, de racimos chicos y compactos que ofrecen vinos de gran carácter aromático y taninos firmes. El Chardonnay, mientras tanto, nace en un suelo más arenoso.
En Vista Flores, donde crece el Malbec utilizado en Montfleury, los terrenos son más arcillosos, con gran capacidad de retención de agua y, por ende, más fríos. “Nuestro Montfleury Malbec proviene de Finca Armani, plantada en la década del ´40. El suelo arcilloso se asemeja a los suelos de Luján, dando al Malbec esa característica ciruela madura. Pero las temperaturas más bajas desarrollan las frutas de bayas más negras y ácidas, promoviendo un perfil bien distinto de lo que encontramos en la Primera Zona”, señala Weinert.
“Nuestro norte enológico es la escuela tradicional europea, y Borgoña nos sirve como inspiración en esta línea, donde buscamos vinos que sean profundos pero con mucha frescura y elegancia”, agrega. “El portfolio tradicional, que ya cumple 50 años en el mercado, es un hito para nosotros, con vinos que han trascendido modas y épocas. Ahora se vuelve a buscar el tonel, la madera más sutil, de muchos usos. Ese legado histórico de los Weinert tradicionales es algo que cuidamos mucho, inspirándonos a seguir estudiando la influencia del tiempo en nuestros vinos, buscando mejorar la calidad de los procesos que se refleja en vinos pulidos, elegantes, amables y con un estilo muy propio, irrepetible”.
Así, en paralelo, Monfleury representa para la bodega la creatividad y la exploración, buscando nuevos horizontes. “Montfleury refleja el presente y nuestras ganas de seguir construyendo historia como hacedores de vinos, estudiando y conociendo nuevas cepas y terroirs, y la influencia de distintos bosques de roble francés en nuestros vinos. El equilibrio entre vino y la vasija de madera que lo acompaña en su vinificación es el hilo conductor entre las dos líneas”, subraya Weinert.
Fuente: Asociación Argentina de Sommeliers