La Quebrada de Humahuaca, en la provincia de Jujuy, es uno de los principales puntos turísticos de nuestro país (en 2003 fue nombrado Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad por la UNESCO). A este hermoso lugar lo único que le faltaba para que la experiencia turística sea completa, era que tuviera viñedos y quizás algunas bodegas para el creciente y punzante enoturismo tan desarrollado en otros lugares como Mendoza o Cafayate.
La Quebrada tiene condiciones únicas para el desarrollo de la vid. La gran amplitud térmica que posee es el mayor diferencial. Esto provoca la concentración de aromas, sabores y fundamentalmente el desarrollo del color. Es un clima desértico y árido con menos de 150mm de precipitaciones anuales que se asemeja al de los Valles Calchaquíes, salvo que el sol es más intenso. Estamos hablando que de día pueden hacer más de 30° y las noches pueden tener temperaturas bajo cero.
Otra de las características importantes es la insolación, ya que cuanta más altura tienen los viñedos, los rayos solares resultan más potentes (esto favorece la maduración). El efecto de la altitud hace que la acidez natural de las uvas se mantenga alta y esto da lugar a una frescura vibrante en tintos concentrados y profundos. A esto se suman los vientos cálidos del norte que colaboran, mientras que los vientos que llegan del sur moderan la temperatura en la temporada más cálida. Pero no todo es color de rosa, el principal peligro que tiene la zona, son las heladas (pueden llegar sin aviso antes de la finalización de la vendimia).
La ruta del vino de la Quebrada se extiende por 80 kilómetros y atraviesa los pueblos de: Tumbaya, Purmamarca, Maimará, Huichaira, Tilcara, Huacalera, Yacoraite, Perchel y Uquía, donde una decena de productores conformó la Asociación de Bodegas de la Quebrada de Humahuaca (BQH).
El Ingeniero Agrónomo Fernando Dupont fue uno de los primeros en plantar bandera con su viñedo en Maimará (2400msnm): “Hace 20 años que me vine para acá. El proyecto surgió luego de muchos viajes a la Quebrada y las ganas de empezar algo en esta zona”. El paraje San Pedrito, ubicado entre los pueblos de Maimará y Tilcara, ese es el lugar en el que Dupont creó el primer emprendimiento vitivinícola de la Quebrada de Humahuaca. “Tuve la suerte de encontrar una finca y lograr producir acá. Muchas personas vienen porque les encanta la zona, pero no consiguen al final meterse en el lugar. Plantar fue algo muy jugado, porque no se hacían vides comerciales a esta altura. Pero conocí al agrónomo boliviano Freddy Sosa, que trabajaba en el INTA de Hornillos y gracias a él me animé a plantar las primeras vides”, explicó Fernando.
Hoy la finca cuenta con 22 mil plantas productivas y elaboran casi 40 mil botellas al año. Malbec, Cabernet Sauvignon y Syrah son los varietales que trabajan. Dupont comentó que probaron distintas variedades, hasta Tannat. Pero no lo pudieron hacer madurar por eso nunca le gustó a Marcos Etchart (enólogo de la bodega), que lo acompaña desde el comienzo del proyecto, junto al Ingeniero Agronómo Juan Prates y Ariel Apasal como encargado de finca.
El viñedo más alto de Argentina se encuentra en Viñas de Uquía a 3329msnm. Se denomina “Finca La Moya” y pertenece al enólogo Claudio Zucchino que elabora vinos vamos la marca “Uraqui”. Su producción es totalmente orgánica certificada y con especial atención a algunos principios biodinámicos. La particularidad es que sus vinos reposan en la cava Mina Mayor, una antigua mina abandonada a 3640msnm que les da excelentes condiciones naturales para la maduración.
Otro de los proyectos en la Quebrada de Humahuaca es Amanecer Andino, ubicado sobre la ruta 9 en Tumbaya. Es una bodega familiar propiedad de Alfredo Gonzales (el asesor es Lucas Niven). Son viñedos ubicados a 2.200msnm de Sauvignon Blanc y Semillón (en blancas) y de Malbec, Bonarda, Marselán, Cabernet Sauvignon y Merlot (en tintas).
Viñedos Yacoraite es otro de los proyectos asesorado por Niven. Está ubicado en Huacalera, en el valle del río Yacoraite. Allí producen de manera orgánica: Malbec, Cabernet Franc, Merlot, Chardonnay, Torrontés y Riesling bajo la línea Malkku. Además, poseen un wine bar con una vista increíble a las viñas y las montañas con la “pollera de la colla” como principal atracción.
Ubicada en la intersección de la ruta 9 con la 52 que te lleva a las Salinas Grandes se encuentra Bodega Kindgard. Este es un proyecto familiar enoturístico, donde la winemaker Diana Bellincioni vinifica: Torrontés, Riesling y Chardonnay, Malbec, Syrah, Cabernet Franc, Merlot, Cabernet Sauvignon y Garnacha en tintas. Actualmente también están experimentando con criollas.
El Bayeh de la familia Manzur es uno de los emprendimientos más recientes y más grandes de la zona. Ubicado en Maimará, cuenta con una producción estimada en 35 mil botellas al año (exportan gran parte a EEUU y Europa). Cuentan con la asesoría del reconocido enólogo Matías Michelini, quien vinifica: Malbec, Cabernet Franc, Chardonnay, Sauvignon Blanc, entre otras cepas. En 2020 sacaron su primer vino, el “Pequeños parceleros de la quebrada”, un blend de criollas hecho con uvas de fincas de la zona donde más de 80 productores aportan sus racimos.
En Huichaira, a 10 kilómetros de Tilcara se encuentran Huichaira Vineyard. Es un Eco Wine y Hotel Boutique de la familia Nieva donde ofrecen hotelería, gastronomía andina y vinos que se cultivan en dos hectáreas a 2750msnm. Son vinificados también por la enóloga Diana Bellincioni, mano derecha del winemaker Alejandro Sejanovich.
Estos son algunos de los proyectos vitivinícolas que hay en la Quebrada de Humahuaca que no para de crecer y se posicionó como una de las nuevas zonas más pujantes en el desarrollo de emprendimientos enoturísticos.