Las regiones vitivinícolas más importantes de Argentina son Cuyo, el NOA y la Patagonia, pero existen otras zonas que incluso tienen más historia en el desarrollo del cultivo de la vid. Pero, que por diferentes razones fueron perdiendo terreno. Este es el caso de la provincia de Córdoba.
El vino en Córdoba llegó en el sigo XVII de la mano de los sacerdotes Jesuitas, quienes junto con esclavos africanos y la población local (Comechingones de la etnia Camiare), elaboraban vino para la misa y para consumo propio en la Estancia de Jesús María. Ese vino se llamaba “Lagrimilla” y la leyenda cuenta que incluso llegó a tierras europeas para ser degustado por el rey Felipe V de España, aunque no hay ningún documento que lo certifique.
Tras la expulsión de los Jesuitas, esos viñedos quedaron en el completo abandono hasta finales del siglo XIX. En ese momento se produce una gran inmigración italiana de la región del Friuli en las zonas de Colonia Caroya (1878) y Traslasierra (1895). Y con ella el surgimiento de nuevos viñedos que perduraron hasta la década de 1970, donde la industria tuvo su momento de esplendor con casi 1500 hectáreas plantadas.
Pero la felicidad no iba a durar mucho, porque debido a las continuas inclemencias climáticas de la provincia (granizo) y los vaivenes económicos, los viñedos cayeron en un completo deterioro. Hacia finales de la década del 90’ comenzó un paulatino resurgimiento de la provincia, a través de la instalación de nuevas bodegas con gran tecnología en los valles turísticos. Y sobre todo con el trabajo en el descubrimiento de nuevas zonas productivas y la revalorización de viñedos viejos.
Actualmente y gracias al trabajo de distintos profesionales del mundo del vino que conocen cada vez más los diferentes terroir de Córdoba se están elaborando los mejores vinos de su rica historia. Así podemos dividir a las regiones de Córdoba con viñedos productivos en: Valle de Calamuchita, Valle de Traslasierra, Valle de Punilla, Sierras Chicas y región Norte.
Ahora hablaremos de las principales bodegas y proyectos de la provincia que vale la pena conocer. Algunos, incluso, con grandes puntajes de la crítica internacional (algo impensado hace 20 años atrás).
El enólogo Gabriel Campana, junto a la bodega Terra Camiare, es quien dio el puntapié inicial en los vinos de alta calidad de Córdoba. Ubicada en Colonia Caroya, fue fundada originariamente como bodega Nanini en 1928 hasta que en el 2015 fue adquirida por la familia Mizzau dándole el nombre de Terra Camiare que hace referencia a “Terra” del latín “tierra” (refiere al aporte de los jesuitas y de la impronta italiana en la industria) y “Camiare”, en tanto, es en homenaje a los pueblos originarios de Córdoba.
La bodega se distingue por elaborar sus vinos de manera integral, (que ya obtuvieron grandes puntajes de la crítica internacional) con las mejores uvas de diversas zonas productivas como: Colonia Caroya, Quilino, Cruz del Eje, Valle de Calamuchita y Valle de Traslasierra. Su enólogo se ocupó, personalmente, de encontrar y revalorizar antiguos viñedos casi abandonados. Por otra parte, también poseen uva propia (nueve hectáreas en Colonia Caroya y otras nueve en Quilino) donde se producen varietales como: Malbec, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon, Ancellotta, Viognier, Chardonnay, Torrontés, Tannat y la regional Isabella o Frambua (única en el país con la que elaboran un rosado exótico). Además, fiel a su tradición italiana y la experiencia de su enólogo en Italia, realizan uno de los mejores Passito de Argentina de Torrontés-Viognier.
Otra de las bodegas que está dando que hablar es Estancia Las Cañitas. La misma está ubicada en el Valle de Calamuchita, entre Villa Berna y La Cumbrecita, en medio de un paisaje de sierras y pinos. Los viñedos (Malbec, Cabernet Sauvignon, Syrah, Sauvignon Blanc, Chardonnay y Pinot Noir) fueron plantados en 1998. Están rodeados de un gran bosque de pinos, plantas de zarzamoras, mentas peperinas y un suelo mineral. Estos factores hacen que sus vinos tengan una característica muy particular, sobre todo sus blancos. Detrás de su producción, también se encuentra el enólogo Gabriel Campana.
Achala Wines es otro de los proyectos interesantes de la provincia. La bodega está ubicada en el Valle de Traslasierra, sobre la ladera oeste de la Sierra de Achala. Sus comienzos fueron en 2009 cuando dos grandes nombres de la vitivinicultura mundial, el enólogo italiano Alberto Antonini y el chileno especialista en terroir Pedro Parra formaron parte de las investigaciones iniciales que determinaron las elecciones de los varietales a plantar y su trabajo. Se autodenominan bodega exótica por las características particulares de su terroir. Por un lado porque toda la finca está por encima de los 1000msnm y en su mayor parte el suelo está formado con un alto porcentaje de carbonato de calcio (calcáreo). Todos sus viñedos se trabajan de manera agroecológica y sólo vinifican las uvas de sus micro-terroirs: Malbec, Syrah, Sauvignon Blanc, Cabernet Franc y Petit Verdot.
En la localidad de San Javier, se encuentra la Comarca biodinámica La Matilde. El emprendimiento cuenta con 60 hectáreas entre viñedos, olivares, una posada rural bajo el concepto de bioarquitectura, huerta orgánica & biodinámica. El proyecto nació en el 2008 y en el 2017 fue su primera vendimia. En un comienzo los ayudó y asesoró el reconocido enólogo mendocino Matías Michelini. Actualmente uno de los socios, Pablo Asef, es quién realiza los vinos. Son 2,5 hectáreas de Malbec, Cabernet Sauvignon y Tannat. Ladrón de Corazones Malbec, Esperando los Vientos Blend y Sierra Roja Tannat son sus vinos más conocidos.
La bodega Aráoz de Lamadrid también se encuentra en la comuna de San Javier. En 2012 plantaron sus primeros viñedos de: Malbec y Syrah y hoy cuentan además con Cabernet Sauvignon, Tannat, Petit Verdot, Ancellotta, Cabernet Franc, Monastrell, Garnacha, Chardonnay y Viognier. La elaboración se encuentra bajo las órdenes del enólogo mendocino Marcos Fernández.
Patente X es de los proyectos más nuevos que surgieron en Córdoba y ha sido muy bien recibido por la crítica internacional. Creado en el 2012 en Colonia Caroya por tres amigos (la Ingeniera Agrónoma Daniela Mansilla, de amplia experiencia en el terroir cordobés, junto con el Enólogo Gabriel Campana y el productor Danilo Fantini). Su nombre proviene de la histórica denominación que tenían las patentes de los autos radicados en Córdoba y su objetivo es hacer vinos que representen el terroir de la provincia, rescatando varietales olvidados y viñedos abandonados. Son partidas muy limitadas de 3500 botellas y tienen dos líneas. Por un lado: Patente X con un vino joven blend de Cabernet Sauvignon y Malbec . También un reserva blend de Cabernet, Merlot, Malbec. Y por otro, Tronco Pozo que son vinos naturales donde buscan rescatar cepas olvidadas de viñedos viejos vinificados con técnicas ancestrales.
Por último El Raro, que es el proyecto personal del enólogo Gabriel Campana. Aquí elige varietales que le parecen increíbles, de diferentes zonas de Córdoba y los vinifica de manera muy especial. Son vinos underground para prestarles mucha atención.