Luigi Bosca presentó recientemente un Malbec embotellado en 1912 que formó parte durante más de un siglo de la colección privada de la familia Arizu (fundadora de la bodega) y, que desde hace apenas un mes, está disponible en la cava a la que puede acceder el público que visita Finca El Paraíso en Maipú, Mendoza.
Es el vino más antiguo que conservan los Arizu, y que fue elaborado en la primera etapa de esta bodega nacida en 1901, cuando el español Leoncio Arizu llegó de Navarra y plantó las primeras vides.
“Sabemos que se hizo con uvas de un viñedo de Mayor Drummond (Luján de Cuyo) que ya no existe, que quedaba muy cerca de la bodega. Es el único vino que conservamos de la época de mi bisabuelo y fue pasando de padres a hijos. Siempre lo tuvimos guardado, pero ahora quisimos ponerlo en valor para que todos puedan saber que existe y, si quieren, también probarlo”, explica Alberto Arizu, miembro de la cuarta generación de esta dinastía vitivinícola.
De este Malbec sin nombre ni etiqueta sólo quedan cincuenta botellas, diez de las cuales están ahora exhibidas -visibles, pero bajo un pesado candado- en el subsuelo de la casona que supo ser morada de los Arizu y está abierta al turismo desde 2022.
“Yo creo que no sólo debe ser el Malbec más antiguo de Argentina sino probablemente del mundo”, arriesga Arizu, entusiasmado. “Es cierto que la cepa es originaria de Cahors, Francia, pero no olvidemos que allá tuvieron la plaga de la filoxera a fines del siglo XIX que arrasó con los viñedos, entonces es poco probable que queden botellas de esa época”, especula.
Cómo es el Malbec que vale 1.000 dólares la copa
La experiencia de probar este Malbec no es para cualquiera, desde luego. Y como todo bien escaso, tiene un precio acorde.
“Pusimos un valor de 1.000 dólares la copa que es casi simbólico. Y en estas pocas semanas que pasaron desde que lo presentamos, ya hubo un cliente que la pagó”, señala Arizu. Por el momento, no piensan ponerlo a la venta porque no quieren desprenderse de las pocas unidades que les quedan.
En la degustación para prensa y crítica especializada en la que también se presentó la última añada (2021) del vino de alta gama Paraíso, la sorpresa por el vigor intacto del Malbec guardado fue unánime.
“Me llamó la atención que el vino estuviera vivo, que todavía tuviera algo para decir después de 112 años”, opinó Joaquín Hidalgo, crítico de la revista estadounidense Vinous. En cuanto al sabor, lo describió como “de carácter jerezano, con un dulzor que recuerda a los viejos oportos”.
El sommelier Andrés Rosberg explica que cuando un vino añeja durante tanto tiempo pierde su carácter varietal, por eso al catarlo es muy difícil identificar que se trata de un Malbec tal como lo conocemos hoy.
“Al evolucionar, los vinos pierden las características primarias pero ganan en magia. Convergen en aromas como de fruta disecada, de pétalos secos, tabaco, cedro… Los taninos se vuelven más sedosos. Quien pueda probarlo tiene que saber que vivirá una experiencia distinta a la de tomar un vino corriente”.
Más allá de la descripción técnica, Rosberg remarca que “lo más importante es que estaba riquísimo; es increíble que en 1912 hubiera gente capaz de hacer vinos que pudieran durar más de cien años. Eso es fascinante”.
El Malbec centenario se sumó así a los atractivos de Finca El Paraíso, que ofrece diversas visitas guiadas por sus instalaciones. Es un predio de 295 hectáreas de viñedos y olivos que rodean una casona de 1905 que perteneció a figuras ilustres de la provincia de Mendoza y fue adquirida por la familia Arizu en 1926.
Los turistas llegan de todas partes del mundo a conocer el lugar y disfrutar de la imponente vista de las montañas durante los atardeceres en la terraza, recorridos con picnics en los jardines o parrilla y maridajes (con menú a cargo del chef Pablo Del Río, que cuestan entre $ 170.000 y $ 544.000, según la cantidad de pasos).
Ahora, quien se anime, pueda, y esté dispuesto a pagarla, tiene una opción más. Y si no, al menos será testigo de un pedacito de la historia del vino argentino.
Fuente: Clarín Gourmet (Carmen Ercegovich)