Maru Botana abrió su primer local en Barcelona: vende desde tortas hasta sándwiches de milanesa. “Estuve hace un tiempo intentando en New York y en Miami pero veía una cultura muy distinta”, cuenta la pastelera. “Tenía ganas de un desafío, de hacer algo donde nadie me conociera y Barcelona me impresionó, tienen costumbres parecidas a las nuestras y me pareció que era el lugar para hacerlo”, dijo.
A poco de abrir, el local se convirtió en punto de encuentro de los argentinos expatriados que buscaban sabores familiares. Un encuentro con la chef argentina Soledad Nardelli, instalada en Barcelona desde hace 7 años, también colaboró para que todo se encaminara. “Teníamos una relación como con muchos gastronómicos, de vernos en un evento o en una feria y charlar un rato pero siempre hubo una conexión fuerte entre nosotras”, explica la cocinera.
Y se dieron cuenta además que tenían mucho en común. En principio, pese a que sus carreras habían sido diferentes, ambas tenían una enorme pasión por el trabajo. “Soy muy exigente, quiero que las cosas salgan perfectas y prolijas”, cuenta Maru, “en las franquicias te dejan muy afuera, y a mí me gusta sentirme parte, ser más protagonista, poder elegir lo que quiero, poder decidir esta torta va o no va, por eso quería que fuera mi local”.
La carta tiene muchos de los clásicos de Maru Botana quien está más focalizada en la parte dulce dejando en manos de Nardelli, lo salado. Por consejo de una clienta bajaron un poquito (aunque no demasiado) el tamaño de las porciones de torta que siempre en los locales argentinos fueron XL.
El menú cuenta con desayunos y meriendas donde no faltan el tostado de jamón y queso y las medialunas (de mantequilla en la versión catalana); sandwiches como el Milanga, que lleva milanesa, tomates, lechuga y mayonesa de hierbas en pan árabe, y el Meat & Chimi que preparan con cuadril al horno, mayonesa de chimichurri, rúcula y cebolla en pan pebete (ambos a 9,4 euros).
“Pensamos que no iba a salir nada de dulce de leche y es lo que más piden, yo había empezado a entrenar a las chicas para hacer hojaldres y la verdad es que todo el mundo pide las tortas típicas que tenemos en los locales de Buenos Aires”, cuenta Maru asombrada.
“Los españoles quieren probar otra cosa, nadie nos pide un hojaldre de crema pastelera, quieren el dulce de leche, los alfajores de maicena, las medialunas, eso es lo que tiene más salida y de a poquito vamos metiendo otras cosas”, agrega.
Más aperturas
Si bien es aún muy pronto, Maru sueña con abrir otros locales en Europa. “Me encantaría abrir en Londres, en Francia y en Italia, pero lo más importante es armar un buen equipo, sola por más que seas la más capa del mundo, no lográs nada, entonces lo que más me preocupa hoy es eso”, cuenta la pastelera que armó el local con un mix de empleados de Buenos Aires y otros que se sumaron en España.
“En Barcelona me siento apoyadísima por Sole, que está instalada allá hace muchos años, conoce gente y eso ya te hace el camino mucho más fácil”, cuenta. “Cuando recién arrancamos ella me presentó una chica que se sumó enseguida al proyecto y salió a buscar el local”. Instalados en 114 Roger de Llúria, un bonito barrio al lado de La Pedrera, enseguida comenzaron a darle vida al local.
“Hoy tenemos un equipo muy armado, con Sole en la parte gastronómica”, detalla Maru, “hablamos todos los días, vamos modificando lo que hace falta, y aunque agosto en un mes muy tranquilo porque todos se van de vacaciones en Europa, se está trabajando súper bien, el local empezó con mucho argentino que venía, le daba alegría y se emocionaba y ahora está también viniendo el público catalán a partir de dos notas que nos hicieron en los principales diarios”.
A poco menos de dos meses de haber abierto, la marca Maru Botana empieza a cobrar relevancia y el sueño de estar presente en el exterior ya está cumplido.
Fuente: Clarín Gourmet
Foto: ADN+