Hace pocos días, la noticia que tres vinos argentinos habían alcanzado la máxima puntuación, sacudió el mercado. “Argentina: la búsqueda del terroir continúa” se titula el informe 2022 que Luis Gutiérrez elaboró para la publicación norteamericana Robert Parker’s Wine Advocate, y en el que se destacaron tres tintos argentinos con puntaje ideal: Gran Enemigo Gualtallary 2019, PerSe La Craie 2019 y Zuccardi Piedra infinita Supercal 2019.
Está claro que las calificaciones miden la evolución del vino argentino, en este caso. Antes que comenzara el milenio, cualquier puntaje sobre 90 para un vino local era muy bien recibido. Luego, los 90 puntos pasaron a ser moneda corriente y la búsqueda estaba en los 95. Pero desde hace varios años que la ambición y evolución del vino nacional apunta a las máximas calificaciones. Y eso fue lo que pasó. Alejandro Vigil, enólogo de Catena Zapata y Bodega Aleanna, es el winemaker con más vinos 100 puntos del país. Por su parte, los Zuccardi festejan que por tercer año consecutivo alcanzaron la máxima calificación con uno de sus vinos. Y la dupla Edy Del Popolo y David Bonomi confirman que el lugar y la pasión por su cuidado es lo más importante en un vino.
Los rankings están para agitar el avispero y visibilizar aquellos exponentes que se diferencian de los demás, que van más allá. Y en el mundo del vino, los puntajes (y las medallas) han demostrado ser una herramienta fundamental para la difusión de etiquetas.
Por su parte, The Wine Advocate es la publicación creada hace más de treinta años por el abogado norteamericano Robert Parker. Su sistema de calificación emplea una escala de calidad de 50-100 puntos que son concedidos en función de la calidad y el estilo que refleja la región de donde proviene el vino, y una puntuación de 100, indica un vino extraordinario. Luis Gutiérrez, forma parte del staff de degustadores de TWA, y tiene a su cargo la calificación de los vinos de Argentina, Chile y España. El experto español, no solo habla el mismo idioma que los hacedores locales; gran ventaja; sino que comparte también una sensibilidad por el trabajo y la búsqueda que vienen haciendo muchos enólogos y agrónomos desde hace varios años. Testigo privilegiado de la evolución del vino argentino, en cada uno de sus viajes se interna en diferentes zonas a degustar para entender lo que se está haciendo, y luego lo vuelca en su informe anual. Un reporte muy completo con casi 2000 vinos descriptos y calificados, que da la vuelta al mundo. Es por ello que es tan importante la palabra de Luis Gutiérrez, quien fuera el primero en otorgarle 100 puntos a un Cabernet Franc, y hoy vuelve a destacar al mismo vino de una cosecha más actual.
Está claro que para aspirar a la máxima calificación hay que apuntar a la máxima calidad posible. Eso significa recursos, dedicación y un lugar especial. Y todo eso trabajarlo con precisión, porque los vinos que alcanzan los 100 puntos son vinos de precisión. También es cierto que, a este nivel de precisión, la naturaleza juega un papel fundamental. Y no es casualidad que los tres vinos fueran 2019, la cosecha más fresca y seca de las últimas, lo que permitió una madurez completa y lenta de las uvas en diversas regiones. Porque el terroir está conformado por el lugar y su clima, pero también por los hombres y mujeres que interpretan esos lugares.
Hoy, se puede decir que el vino argentino ya está a la altura de los mejores vinos del mundo, ahora solo queda consolidar el camino y ganar prestigio a nivel mundial. Y eso se logra con más vinos que alcancen las máximas calificaciones, pero que también demuestren que pueden trascender el tiempo. Par eso, hay que esperar, no solo a los vinos que vienen sino a ver cómo evolucionan los que ya se consagraron.
Además, estas calificaciones significan una gran responsabilidad, para los hacedores que han logrado el puntaje ideal, pero también para todos los demás que la aspiran, porque entre todas hacen a la imagen de marca país, el primer atributo observado en un vino alrededor del mundo.