enero 11, 2024

Mendoza - Argentina

Temperatura en Mendoza:

Mínima 18ºC | Máxima 25ºC

enero 11, 2024

Mendoza - Argentina

Temperatura

Mínima 18ºC | Máxima 25ºC

Patagonia; tan lejos, tan cerca de tu copa

Las variedades que más se destacan en un ámbito tan natural como ventoso, son: Sauvignon Blanc, Chardonnay y Merlot, además de Malbec y Pinot Noir. No obstante, el Cabernet Franc, el Tannat, el Cabernet Sauvignon y hasta el Trousseau, sorprenden año tras año.

En la Argentina no hay muchas limitaciones respecto del origen de las uvas para la concepción de un vino. Recién ahora empiezan a destacarse las IG (Indicaciones Geográficas), con la intención de proteger los vinos de un lugar en función de sus características diferenciales. Pero falta mucho para que el consumidor pueda detectar esos atributos y guiar sus elecciones por ellos. Mientras tanto, los lugares siguen ganando protagonismo en las etiquetas, tal como sucede en las del Viejo Mundo, donde la mayoría de los vinos se reconocen por zonas.

Lo cierto es que cuanto más preciso es el origen de las uvas, mayores serán las pretensiones del vino, porque en definitiva es lo único que no se puede copiar.

Esa es la razón por la que emergen cada vez más Single Vineyards, vinos de parcelas o de subzonas que siempre existieron, pero recién ahora figuran. Apelación es otra palabra de moda en el vino argentino. Mientras en el Viejo Mundo los vinos se reconocen por su origen, en el Nuevo Mundo se diferencian por varietales. Pero en vinos lo único distinto es el viñedo, ya que todo lo demás se puede copiar. Acá, en solo treinta años se pasó de una enología correctiva a una vitivinicultura de precisión; y de Mendoza (por ejemplo) a vinos de una parcela específica dentro de un viñedo. Está claro que el objetivo máximo de un hacedor es encontrar el mejor lugar para hacer un vino único y poder demostrarlo en las copas. Pero el consumidor debe entenderlo para después comprárselo. Por eso, algunas bodegas volvieron unos pasos para atrás y se enfocaron en lograr vinos con uvas de una misma región o apelación (como se las conoce en Europa) con la intención que el consumidor entienda primero una zona, para luego avanzar con vinos de lugares más precisos.

Y se sabe, que Patagonia es un nombre que trasciende al vino y su gente. Su naturaleza imponente y su ancestral inmensidad atrae millones de turistas. Y es tan grande, que el vino patagónico ocupa una mínima parte de su terruño; el más vivo. Tanto el Alto Valle de Río Negro como el flamante Valle de San Patricio del Chañar tienen mucho vino para mostrar al mundo. Historia, de la mano de Canale, y también de esas viejas viñas de Malbec y Pinot Noir que se salvaron de ser erradicadas durante la crisis. Hoy, responsables de las etiquetas más prestigiosas de la Patagonia gracias a Noemía y Chacra. Ambos proyectos biodinámicos, que buscan expresar naturalmente rincones únicos de la mejor manera posible; ni más ni menos. Poco más de diez años necesitaron sus hacedores (Hans y Piero) para demostrar que su visión era acertada, y que traían del Viejo Mundo mucho más que pasión. El primero a manos del Malbec, el segundo con el Pinot Noir como bandera; y ambos se convirtieron en referentes de los vinos argentinos.

A pesar de las condiciones y dificultades que supone elaborar en Patagonia. Clima extremo y lejos de la civilización vínica. Pero además de historia y prestigio, hace falta presente. Ahí se suman pequeñas y grandes bodegas, para aportar lo suyo. El Aniello en Mainqué con viñas sobre el Río Negro y Bodega Del Fin del Mundo, Malma, Familia Schroeder y Secreto Patagónico, en Neuquén. Todos con el mismo objetivo, aunque distintas recetas. Mostrar y compartir lo mejor que puede dar el terruño patagónico con el mundo. Las variedades que más se destacan en un ámbito tan natural como ventoso, son: Sauvignon Blanc, Chardonnay y Merlot, además de las mencionadas Malbec y Pinot Noir. No obstante, el Cabernet Franc, el Tannat, el Cabernet Sauvignon y hasta el Trousseau, sorprenden año tras año. Es mucho más difícil hacer vinos patagónicos que conseguirlos. En general poseen una frescura natural diferente y mucha expresión; y cuando son biodinámicos, se muestran más puros. Pero ya no se pueden generalizar los vinos patagónicos, ya que la diversidad abarca distintos paisajes, estilos, cepajes y climas, dando como resultado una nueva generación de vinos. Con Chubut como gran ejemplo de vinos emergentes, y si bien allí se destacan mucho más las variedades blancas, por estar muy al sur, el Pinot Noir también se destaca, confirmando que es un emblema de la región. Porque si bien es una uva frágil, de bajo rendimiento natural y que da vinos muy delicados, el clima patagónico le permite madurar lentamente, tal como sucede en su Borgoña natal. Y; salvando las distancias; eso se nota. Están los que provienen de viñedos viejos del Alto valle de Río Negro, con una madurez tensa y carácter terroso. También los refrescantes y afrutados del Valle de San Patricio del Chañar (Neuquén), donde se encuentra la mayor superficie plantada. Y hasta en Chubut hay exponentes, nacidos de vides muy jóvenes y con una acidez filosa. Todos, además de cumplir muy bien con la tipicidad varietal, se lucen con un carácter propio que habla de Patagonia.