Uno de los efectos más interesantes del Cabernet Franc de Argentina, sin dudas, fue su capacidad para seducir a los winelovers más exigentes del planeta y a los principales wine writers del mundo.
Basta recordar que, en 2016 y por primera vez en la historia, un vino argentino recibía 100 puntos de Wine Advocate: era El Gran Enemigo Gualtallary 2013, un corte 85% Cabernet Franc con resto de Malbec. Desde entonces, el foco de los paladares más influyentes se posó sobre los varietales de Cabernet Franc de Argentina y en muchos blends donde el Franc aportaba un estilo inédito en los vinos del país.
En general, a los especialistas los cautivó la diversidad que estos tintos proponen ante los Franc de otros orígenes y cómo su carácter fresco y herbal aggiornó la identidad de muchas etiquetas en el principal productor de Malbec del planeta.
“El Cabernet Franc de Argentina desplegó una complejidad muy interesante donde los frutos rojos y negros se funden con los matices especiados y herbales aportando mucho frescor, mientras que en paladar son vinos complejos, pero más sutiles que otros tintos clásicos como el Cabernet Sauvignon, por ejemplo”, explica Agustina Hanna, winemaker de de Ruca Malen.
Este efecto es posible de experimentar en los varietales, pero también en los tintos de corte que recurren a los encantos del Cabernet Franc.
Cabernet Franc de Argentina: el sofisticado factor herbáceo
“Con el Cabernet Franc aprendimos a perdonar los matices piracínicos de los tintos porque empuja la expresividad de los vinos”, comenta Daniel Pi, chief winemaker de Bemberg Estate Wines.
En este sentido, el enólogo considera que de la mano del Cabernet Franc de Argentina y la búsqueda de su punto ideal de madurez en Mendoza se comenzaron a apreciar los tonos de hierbas frescas, pimiento verde y rojo y otros detalles que, por ejemplo, al Cabernet Sauvignon por años se le criticaban.
Al permitirles embotellar tintos refrescantes y tensos, pero a la vez elegantes, en especial cuando se lo combina con Malbec, el Cabernet Franc se ganó el corazón de los winemakers.
El Mapa del Franc
Junto con el Malbec, el Cabernet Franc de Argentina es de las pocas cepas que aumentó su número de hectáreas en los últimos años.
A nivel nacional, durante la última década, la superficie de este varietal creció hasta un 115% para llegar a las 1569 hectáreas totales de la actualidad, de las cuales el 81% se encuentran en Mendoza, principalmente en Luján de Cuyo (20%) y Valle de Uco (45%) de donde provienen la mayoría de los exponentes mejor rankeados.
Lógicamente, también se ha ampliado su cultivo en el Valle de Pedernal (San Juan), Valles Calchaquíes y hasta en la provincia de Buenos Aires en proximidad de la Costa Atlántica.
Pero entre las singularidades detrás del Cabernet Franc de Argentina es que se lo puede encontrar cultivado en las zonas más extremas del país como la Quebrada de Humahuaca, en Jujuy, donde sus vides se ubican a 2777 metros de altura; y también en la Patagonia, donde se lo produce en Trevelin, uno de los parajes más australes del mundo en la provincia de Chubut.
Un varietal con varias caras
Técnicamente, para hablar del carácter del Cabernet Fanc de Argentina hay que destacar la continentalidad de los viñedos y su ubicación al pie de la Cordillera de los Andes. Esto permite que las bodegas argentinas desarrollen un estilo muy singular de Cabernet Franc, ya que la cepa logra madurar conservando una correcta acidez natural con buena estructura y atractiva complejidad aromática.
Pero ante esto, los matices que ofrecen los viñedos de Luján de Cuyo en comparación con los de Valle de Uco dan cuenta de una versatilidad inédita para este varietal que, por ejemplo, “en Gualtallary desarrolla un perfil mineral y tenso en boca producto del clima fresco de las regiones de altura (1300 metros sobre el nivel del mar aproximadamente) mientras que en Agrelo despliega mayor volumen y elegancia”, dice Diana Fornasero, enóloga de Viña Cobos.
Justamente por su versatilidad es posible dar con vinos de estilo bordelés fresco y clásico, como es el caso de los que conforman la colección del El Gran Enemigo, Rutini Single Vineyard Gualtallary, Benegas Lynch, Viña Cobos Chañares Estate y Pulenta Estate Gran Cabernet Franc.
Pero también existen los que revelan una identidad más asociada con la frescura y el paladar fluido del Valle del Loire, como Zorzal Eggo Franco, Zuccardi Polígonos del Valle de Uco San Pablo, Espontáneo By Lui Wines, Argento Single Vineyard Agrelo y Mundo Revés Cuvee Les Calcaries.
Por supuesto, existen grandes exponentes de Cabernet Franc de otras zonas vitivinícolas, como el clásico Humberto Canale Gran Reserva de Río Negro; el que elabora Fernando Dupont en Jujuy; El Esteco Series Notables de los Valles Calchaquíes o el novedoso Casa Yagüe proveniente del viñedo de Cabernet Franc más austral de Argentina.
Mauricio Vegetti, de Lui Wines, comparte su mirada sobre esta variedad: “Creo que hay varios motivos para considerar al Cabernet Franc argentino como la segunda cepa fuerte del país detrás el Malbec. Su plasticidad en diferentes terroirs, con buenos rendimientos, es parecida y plural como lo es el Malbec. Es una uva que genera productos muy francos a cada lugar y con muchas posibilidades de lograr una buena madurez”.
La unión hace la fuerza
Utilizar al Cabernet Franc como componente de corte es otro de los recursos que utilizan las bodegas argentinas: a la hora de mezclarlo con Malbec los resultados son aún mejores.
“Es fantástico cómo se complementan Malbec y Cabernet Franc, suma Agustina Hanna, porque aporta carácter, pero a la vez frescura y energía a los vinos de malbec y el resultado es siempre exquisito”.
En este aspecto sobran los ejemplares que hoy se lucen en todos los rangos de precio, como, por ejemplo: La Craire de Per Se y Riccitelli & Father y Trapiche Iscay, todos con 70% Malbec y 30% Cabernet Franc; Contemporáneo Blend de los Valles Calchaquíes (55% Cabernet Franc, 30% Malbec y 15% Merlot) del winemaker Paco Puga; y Norton Lote Negro Unique Edition a partir de un blend 65% Malbec y 35% Cabernet Franc.
Es fácil comprender que el mundo hable del Cabernet Franc de Argentina y que muchos otros productores del mundo hayan comenzado a trabajar en la recuperación del prestigio de este varietal. Es una variedad que ofrece un potencial extraordinario, tal como lo demuestran desde hace años muchos exponentes argentinos.
Fuente: Wines of Argentina