Más allá de la polémica que se esconde detrás de su día internacional; para algunos fue el segundo sábado de junio, mientras que para otros será el cuarto viernes del mes, o incluso en agosto; el vino rosado es un vino ideal para disfrutar en cualquier momento del año. Claro está que renace en primavera, pero eso no solo tiene que ver con las flores y los pajaritos (ni el tiempo lindo), sino con que llegan los vinos del año, con toda su frescura a cuestas. Y novedad y frescura son dos de los atributos más buscados por el consumidor. Pero más allá de eso, hay que tener en cuenta que los vinos rosados argentinos de hoy son mucho mejores que los de hace apenas diez años, y ni hablar de los de hace vente años. Simplemente, porque hoy están bien elaborados. Se piensan desde la viña, se cosechan en el momento preciso para lograr el vino rosado deseado en función al estilo buscado. Y en general, se busca preservar la mayor frescura posible. Claro que hay de distintas calidades, más allá de ser un vino de rápida elaboración, y que generalmente no pasa por madera. Porque hay vinos que privilegian fluidez y fragancia, mientras que otros buscan más cuerpo y austeridad en sus expresiones. Todos ellos van a funcionar muy bien como aperitivos en cualquier momento del año, porque se beben frescos. Pero también muchos de ellos pueden ser el mejor vino de la noche, siempre y cuando el menú esté bien elegido. Es decir, si hace calor y es un atardecer de verano, es un gran vino para empezar la noche, para servir solo, con hielo o incluso en tragos. Para las primeras escapadas al aire libre gourmet del año, también, porque es ideal para acompañar sándwiches, pizzas, sushi rolls, ensaladas y frutos de mar. Pero si se está en invierno, ¿por qué servir un rosado? Por la misma razón que se lo haría en cualquier otra época del año. Ya sea porque es una gran manera de recibir a los invitados, como para servir en la mesa. Hay muchas botellas que llaman mucho la atención con sus diseños de frascos gigantes de perfumes. Es decir, que no pasan desapercibidos nunca, y es una forma de decir “acá está el vino, y es importante”, anticipando lo que venga. Y si es en la mesa, con arroces y pescados es una de las mejores alternativas para lograr un gran maridaje, y sorprender a todos, incluso cuando afuera hace mucho frío. Porque al paladar siempre hay que refrescarlo, ya que, si el vino no entra fresco a la boca, se vuelve cansino, más allá de resaltar su costado alcohólico.

Cómo elegir un rosé para todo el año no es tan difícil. Solo hay que saber que los 2024 llegarán recién en Agosto/Septiembre, y por lo tanto hoy son los 2023 los que están disponibles. Siempre, los que mejor se mantengan van a ser los más pretensiosos, más allá del diseño de la botella. Aunque hay algunos rosados 2022 y 2021 que mantienen muy bien su frescura, regalando un costado maduro que solo es posible por el paso del tiempo, sin que ello implique que se hayan apagado en sus expresiones. Pero son las excepciones. Para dar en el blanco, mejor dicho, en el rosado, apuntar a los jóvenes si se trata de vinos económicos. Recordando que no hay buenos momentos para abrir un vino, sino que cada momento puede convertirse en un buen momento gracias al vino.