Tres heladerías argentinas fueron elegidas entre las 100 mejores del mundo en un ranking global que elaboró la guía gastronómica Taste Atlas, que proporciona información y recomendaciones sobre la cocina local de todos los países.
La primera que figura de la Argentina es Cadore. El tradicional local de la Avenida Corrientes fue inaugurado en 1957 por Silvestre Oliviotti, un inmigrante nacido en la localidad italiana Cadore, a 100 kilómetros de Venecia.
El negocio familiar, conocido por tener el mejor gusto de dulce de leche de la Argentina, se convirtió en un clásico porteño. Taste Atlas reconoció a la heladería por este típico sabor. “La familia Olivotti llevó sus técnicas de elaboración cuando emigró. Su sabor más icónico es el dulce de leche, un rico helado de caramelo con chispas de chocolate que combina a la perfección la técnica italiana con un querido sabor argentino”, señaló.
Con la premisa de helado artesanal que evita los conservantes, Cadore ya se había ubicado en el top-10 de los helados del mundo cuando la revista National Geographic elaboró un ranking de los mejores y lo incluyó en representación de la Argentina.
La segunda heladería argentina que aparece en el listado es Rapanui. La emblemática chocolatería patagónica fue creada en Bariloche en 1996 por Diego Fenoglio, hijo de Aldo Fenoglio e Inés Secco, los creadores en 1948 de Chocolates Fenoglio, antes Tronador, la primera chocolatería y heladería artesanal de Bariloche.
Como descendiente de una familia con expertise en la producción de finas exquisiteces -costumbre de sus ancestros que se transmitió de generación en generación-, Rapanui continuó el legado. Hoy, tiene tres sucursales en Bariloche -una en la calle Mitre 202, otra en la base del Cerro Catedral y una en el aeropuerto de esa ciudad- y 10 más en otras partes del país. Ya vende su producto estrella, los Franui -frambuesas bañadas en chocolate- en más de 22 mercados. El último al que llegó fue Israel.
“Es una heladería argentina que ha ganado fama por su extraordinario helado. Su sabor más icónico es el chocolate en numerosas combinaciones, una indulgente mezcla con ingredientes locales que reflejan los sabores de la región patagónica. Rapanui es mucho más que una heladería: es también una reconocida chocolatería, confitería y cafetería, brindando una experiencia sensorial integral a todo aquel que traspasa sus puertas”, la describió la guía.
La tercera argentina que aparece en el ranking es Heladería Scannapieco, una de las más antiguas de la Ciudad de Buenos Aires. Fundada en 1938 por la familia italiana Scannapieco, produce hasta 2000 kilos de helado por semana y acaba de abrir una sucursal en el Paseo La Plaza. Desde 2013, el negocio familiar es conducido por Juan Scannapieco, tercera generación, junto a su esposa y sus hijas.
Esta heladería, en principio, se llamó El antiguo Napoli. Hasta que finalmente la familia compró el fondo de comercio y ya asentados sintieron que era momento de rebautizarla con su italianísimo apellido que hoy es una marca emblemática de la escena gastronómica local.
“Es una histórica heladería fundada en 1938 en Buenos Aires por inmigrantes italianos, la familia Scannapieco. El sabor icónico de la tienda es el dulce de leche, un rico y cremoso helado de caramelo con chispas de chocolate”, concluyó Taste Atlas.
Fuente: El Cronista