Obviamente para aquellos padres que gustan del vino; sin importar si es mucho, poquito o nada; que seguramente son mayoría. Al menos en Argentina, por ser un importante país productor, y estar formado por inmigrantes europeos, principalmente de países donde el vino era parte de la cultura cotidiana. Esto explica porque tenemos un paladar genético, como decía Miguel Brascó, en referencia al consumo de vinos.
Regalos para papá hay muchos, pero ninguno te va a ofrecer tantas opciones como el vino. Además, no hay una alternativa más compinche con tu presupuesto, ya que en cada segmento existen muchas alternativas. Y eso no es todo, ya que el valor percibido siempre suele ser mucho mayor al real de compra.
Pero lo más importante del vino como regalo, es el aporte que puede hacer cada hijo, y que es muy diferente a muchos otros regalos. Obviamente está la elección, previa búsqueda y posterior compra, como con cualquier otro regalo. Y si bien algunos requieren algunas averiguaciones extras, como talles, por ejemplo, con el vino es muy diferente. Porque se pueden (o no) tener en cuenta las preferencias y gustos del padre agasajado, pero no mucho más. Acá, el hijo se la tiene que jugar en varios aspectos, y eso es lo que más va a impactar a papá, incluso más que el vino.
Primero, hay que tener en cuenta si el viejo le presta o no atención al vino. De no hacerlo, más allá de disfrutarlo, hay que ir por un vino consagrado en el segmento que se pueda pagar, intentando que aún no lo haya probado. Pero si es de los que sí le presta atención, la búsqueda se hace mucho más entretenida. Porque una vez fijado el presupuesto, hay que ver cuáles son las novedades que hay en el mercado. Lo mejor es ir a una vinoteca, al menos que se den maña en internet. Obviamente, hay que tener en cuenta los clásicos de siempre y las nuevas cosechas de vinos reconocidos. Pero antes hay que pensar. Pensar en los momentos especiales vividos en familia, en esas celebraciones multitudinarias en las que el vino estaba en la mesa, en esas salidas a comer afuera, en esos viajes, en esas vacaciones. Porque hay que ir en busca de un buen recuerdo, matizado por el vino, o bien por una comida, ya que la elección puede ser definida por el maridaje. Incluso, el viaje puede no estar ligado a un vino, pero si el destino ser reconocido por los vinos; por ejemplo, Salta.
Una vez elegida la etiqueta, no termina, sino que recién empieza, siempre y cuando se lo quiera sorprender verdaderamente a papá. Porque al estuche o envoltorio o bolsita, se le puede agregar una carta, una especia de mensaje con la botella. Y ahí relatar todo el proceso de selección del vino, sin omitir detalle alguno; bueno, el precio no hace falta ponerlo. Por último, para darle un mayor valor a la botella, con un marcador indeleble (blanco, plateado o dorado), escribir un pequeño mensaje, esta vez sí en la botella, consignando la fecha y la firma. Esto le dará a esa botella el carácter de única.
Para evitar que el padre no quiera descorchar esa botella y atesorarla, se le puede regalar una igual para que disfrute el vino. Como el vino es mucho más que una bebida, se comparte y es parte de nuestra cultura, tienen un significado muy profundo, y mucho más si se lo acompaña de palabras que expresen verdaderos sentimientos No hay nada más lindo que sentir, cuando ya no están, que se fueron sabiendo todo lo que sentíamos por ellos. Aprovechá, vos que podes, este día del padre, y hacele el mejor regalo.