La curiosidad por el vino ha crecido en los últimos años. Por un lado, gracias a la evolución del vino argentino que ha resultado en una gran diversidad y variedad de opciones en todos los segmentos, y con una mejora cualitativa evidente, totalmente relacionada con los avances tecnológicos, la mejor capacitación y un gran manejo de la información. Por eso, agradezco que cada vez haya más etiquetas para elegir en las góndolas, las vinotecas y los restaurantes, lejos que ello signifique una complicación. Entiendo a aquellos que no quieren perder tiempo a la hora de elegir, pero tener más opciones siempre es una mejor opción. Y en todo caso si se complica a la hora de tener que tomar una decisión, habrá que pedir ayuda a los sommeliers o bien mantenerse más informado. Pero más allá de las botellas que se consumen en casa y los restaurantes, la llegada constante de nuevos consumidores al mundo del vino y de todas las edades, ha obligado a multiplicar la oferta; en este caso de formatos; cuando se consume vinos fuera de casa. Cada vez hay más restaurantes con propuestas de vinos interesantes y wine bars, que ofrecen más que vinos por botella. En varios establecimientos hay dispensers de vinos por copa y lugares que ofrecen una amplia diversidad de etiquetas para disfrutar por copa, aunque servidos directo desde las botellas. Sin dudas, son una de las mejores maneras para conocer etiquetas nuevas, por practicidad y precio. Pero la mayoría no está para eso, sino para disfrutar. Y por eso es sumamente importante que el vino por copa sea una alternativa más accesible, porque no solo cada cual puede optar por el vino de su preferencia, sino que en una misma oportunidad se pueden beber distintos vinos. Si salen de un dispenser, hay una garantía de calidad y temperatura de servicio, más allá de la precisión en la medida. Pero la contra es que hay que ir hasta el dispenser para servirse, y esto a veces no es práctico porque hay que turnarse para dejar la mesa. Si el lugar no cuenta con dispensers, también se pueden disfrutar sus vinos por copa. Eso sí, hay que prestar más atención, para no recibir en la copa un vino abierto hace varios días. Lo ideal es, luego de elegirlo, solicitar que lo sirvan delante de uno, y poder degustarlo antes que sirvan la copa entera. Así, todos se aseguran que el vino está en perfectas condiciones. Claro que muchas veces, esto se disimula sirviendo esos vinos muy fríos, y cuando se atemperan ya es tarde, porque el comensal no sabe si el vino cambió tanto por su percepción o por lo que está comiendo.
Siempre el responsable de esto es el establecimiento y quienes lo dirigen, ya que buscan ofrecer diversidad para llamar más la atención, sin darle tanta importancia al deterioro del vino, una vez abierto, producto de la oxidación natural. Siempre es mejor que ofrezcan menos vinos por copas, pero siempre que sean abiertos en el mismo día de su consumo. Y si hay sobrante, tomarlo o invitar copas a los clientes. Y la diversidad se puede ofrecer igual, pero al otro día, alternando las etiquetas ofrecidas, siempre teniendo en cuenta, en función a la propuesta del lugar, tener al menos un espumoso, un blanco, un rosado y dos tintos.
Otra de las claves para disfrutar más los vinos por copa puede ser solicitando que se les sirva de a media copa. Porque por más que se trate de un copón, 150cc es mucho vino en la copa. Pesa en la mano, se complica para oxigenarlo moviendo la copa y no se puede apreciar tan bien sus aromas. Pero las mismas copas, servidas en dos tantas, no solo permitirá que los comensales manipulen mejor las copas, sino también que los vinos se mantengan a mejor temperatura. Y si bien esto puede suponer una complicación más a la hora del servicio, al contrario, porque así se bebe más vino simplemente porque se disfruta más. También, si dos personas están de acuerdo en beber el mismo vino por copa, lo ideal es que llegue a la mesa en mini decanters para que cada cliente se sirva a gusto.
Como ven hay pros y contras en los vinos por copa, porque si bien son una solución para aquellos que quieren beber menos, nunca se disfruta el vino como cuando es servido, recién descorchado y la botella salida de la climatizadora a la temperatura ideal de servicio. Por eso, el dicho; “botella abierta, botella muerta”, tiene mucha razón de ser.