Profundizando su trabajo alrededor de los vinos blancos, Zuccardi Valle de Uco suma dos estrenos a su familia: el Chardonnay Finca Las Cuchillas y el Semillón Finca Los Membrillos.
“Cuando pensamos en Fósil y Botánico, pensamos en vinos de paraje que nos cuentan la historia de Gualtallary Monasterio y Estancia San Pablo. Si damos un salto más arriba, pasamos a ser más precisos en el origen de la uva y ya no hablamos de un paraje sino de una finca en particular”, explica Sebastián Zuccardi sobre los nuevos blancos.
Ambos vinos se elaboran con prensa directa y no tienen fermentación maloláctica. Finca Las Cuchillas se fermenta y cría en piletas de concreto, para preservarlo del oxígeno durante la crianza y privilegiar la expresión de la variedad y la procedencia. Luego se mantiene en contacto con las lías durante un año, sin battonage.
Por su parte, Finca Los Membrillos fermenta en barricas viejas de 500 litros para sumar microoxigenación sin aporte de la madera. Se cría durante dos años en barrica.
Máxima precisión
Finca Las Cuchillas proviene de San Pablo (al igual que Fósil) y Finca Los Membrillos de la finca de Paraje Altamira donde nace el tinto de Cabernet Sauvignon del mismo nombre. Ambos surgen de la división de las fincas en tipos de suelo, buscando la máxima precisión que se puede extraer de cada lugar.
“Por supuesto que si uno prueba Fósil y después Las Cuchillas, el estilo es el mismo pero son vinos diferentes. En Las Cuchillas no hay una concesión con nada, es la búsqueda de la verticalidad, la pureza, la transparencia y la austeridad”, explica Zuccardi.
En este Chardonnay puede hallarse una unión especial entre los aromas cítricos y herbales (especialmente a chil-chil, una hierba propia de esa zona de San Pablo), y la acidez apoyada en una estructura con sensación de tiza.
“Si nos basáramos sólo en la acidez, sería un vino vertical y nada más. Pero al tener suelos calcáreos y hacer una selección donde hay un balance entre la parte superficial y el suelo, lo lindo de ese vino termina siendo la estructura que le da profundidad”, subraya Zuccardi.
En relación al Semillón, mientras tanto, con Finca Los Membrillos Sebastián quiso homenajear a una variedad históricamente ligada a Paraje Altamira, olvidada ante el auge de los vinos tintos y, especialmente, del Malbec.
“Cuando pensamos en Semillón, para mi las mejores zonas no son las más altas o frías del Valle de Uco. Si al Semillón lo llevás a zonas extremadamente frías se pone verde y angosto. Da una sensación más de pirazinas, y pierde el ancho y la amplitud que logra en boca en lugares como Altamira o El Peral. Estos dos lugares son espectaculares para Semillón porque no es una variedad super aromática pero tiene un desarrollo graso en boca muy interesante”, explica.
Fuente: Asociación Argentina de Sommeliers