marzo 19, 2024

Mendoza - Argentina

Temperatura en Mendoza:

Mínima 18ºC | Máxima 26ºC

marzo 19, 2024

Mendoza - Argentina

Temperatura

Mínima 18ºC | Máxima 26ºC

El vino en vinotecas…

La vinoteca es una vuelta al trato personal, al comercio de barrio, a sentirse parte de una historia, a vivir el vino desde un lugar distinto.

El hashtag #elvinoenvinoteca tiene más de 14.700 publicaciones en Instagram. Seguramente son pocas menciones si las comparamos con otros temas y tendencias ligados al vino o al movimiento “foodie”. Sin embargo, no deja de ser un fenómeno de interés. La vinoteca es como una vuelta al trato personal, al comercio de barrio, a sentirse parte de una historia, a vivir el vino desde un lugar distinto.

La vinoteca como canal comercial no es un sector nuevo, ya en los 90’ habían surgido varios comercios de este tipo, algunos más grandes tipo cadenas y otros más de barrio. Las vinotecas grandes siguen teniendo su público, pero desde hace un tiempo surgieron otro tipo de vinotecas, a las cuales podríamos llamarlas “vinoteca boutique”. Este tipo de comercio tiene como estrategia despegarse del consumo masivo. Y sobre todo que el consumidor encuentre allí vinos que no están en el supermercado. O bien contar con una recomendación a la hora de comprar un vino desconocido o un vino para regalar, tener más clara la decisión sobre cuánto puede gastar, o participar de degustaciones y experiencias.

Hay varios exponentes de vinotecas boutique que han ganado adeptos en los últimos tiempos. En CABA, “La Cueva de Musu” (Mr. Wines) ha sido un emergente. De hecho, los propios clientes de Fernando Musumeci se identifican como “cueveros”. Por su parte, Ezequiel Schneer y Marcelo Yaniskyla crearon Soil, que cuenta con un lema muy particular: “el vino como cultura, conocimiento, placer y encuentro”. También en CABA, Noelia Papa y Martín Buonsante fundaron un espacio sobresaliente en Ozono Drinks. Cuentan con más de 1200 etiquetas, tanto argentinas como de otros países. Muchos productores acuden allí para dar a conocer sus productos.

En zona norte del Gran Buenos Aires, “Paladar Noir” lleva más de 6 años organizando catas de vinos, incluso con un formato muy propio: “las vereditas”. También en el Gran Buenos Aires, “Cavas del Pozo” busca unir el mundo del vino con el consumidor, más allá del aspecto comercial en sí mismo. En La Plata, “Alma de los Andes”; en Olavarría, el “Club del Corcho” y en Mar del Plata “Small Batch”. En fin, un gran número de empresas que buscan no solo vender vinos, sino también comunicar y empujar a que este sector crezca…

Para Claudio Ferretti, dueño de Alma de los Andes “una vinoteca es un espacio donde el amante del vino puede ir a disfrutar entre muchas y variadas etiquetas, es el Disney de los niños”. Por su parte, Tamara Vágó de Paladar Noir afirma: “para mí una vinoteca si o si tiene que ser un espacio físico para interactuar con los clientes, ofrecer productos que al dueño de la vinoteca le gustan y compartir luego esas sensaciones con su cliente. Esto lleva a una responsabilidad muy grande”. “La vinoteca es un lugar cultural, donde el cliente busca una recomendación personalizada” dice Claudio del Pozo, dueño de Cavas del Pozo. “La actividad de la vinoteca es generar y facilitar puentes entre productores y consumidores, es educar el paladar, es darle opciones a los consumidores para que conozcan más” nos comenta Musu de Mr. Wines.

El consumidor que va a una vinoteca es un consumidor curioso, “que ya tiene algo de experiencia en el mundo del vino. Viene a buscar algo nuevo o a aprender más” amplía Tamara Vágó. Los asiduos de Mr. Wines, que se bautizaron a sí mismos como los “cueveros”, son “consumidores que tienen una filosofía de vida muy especial respecto al vino. Les interesa ver lo nuevo, aprender, conocer los orígenes, y además le gusta compartir y comunicar, quiere que los demás también accedan a lo que ellos acceden” afirma Musu. “Es un consumidor que va relajado a pasarla bien, a escuchar asesoramiento, a conocer nuevos enólogos y otras latitudes vitivinícolas; buscan esa caricia que nosotros le podemos dar con nuestro conocimiento y con lo que el productor de vino le puede transmitir” desarrolla Claudio Ferretti.

En el espacio físico de la vinoteca es donde se generan puentes entre esos consumidores ávidos de conocer y los productores que van a la vinoteca a compartir sus conocimientos. Es en la vinoteca donde confluyen ambos, productores y consumidores. El vinotequero facilita esa unión, pero también es un consumidor más que disfruta a la par de todos.

Las horas insumidas durante esas catas y el vino como “aflojador” de emociones, generan una mística única. El vínculo muchas veces trasciende la vinoteca, el grupo se junta, se crean amistades y lazos de confianza entre consumidores y con el dueño de la vinoteca. “Uds. han conformado una tribu, nos dijo el destacado winemaker Karim Mussi en uno de los tours a Mendoza” cuenta Tamara Vágó, dueña de Paladar Noir. Pero, además “estar en las catas genera cambios en las personas, y los que antes eran simples consumidores de vino ahora son grandes comunicadores, sommeliers o emprenden su propio negocio… Los primeros años aporto yo, y luego ellos me aportan a mí, devolviendo un poco lo que yo les di. Es uno de los puntos más altos de satisfacción en mi trabajo” dice Musu.

Quizá esa sea la parte “romántica” de la cosa, pero también está la parte comercial de lo contrario sería imposible que este negocio prospere. La vinoteca brinda un espacio a emprendimientos vitivinícolas más pequeños, con vinos especiales y partidas limitadas. El vinotequero abre las puertas para que el productor pueda comunicar y vender su producto. Se genera un ida y vuelta comunicacional, comercial y afectivo entre el productor y el dueño de la vinoteca.

Ambas partes se sinergizan, crean y comparten el valor que el consumidor da. Ese valor está fundado en la confianza y las relaciones duraderas. Por eso muchos dicen #ElVinoUne…

Por: Chino Palau