Solo pueden haber surgido de la imaginación de alguna deidad, la tonalidades de sus alas, las caprichosas formas que se dibujan en ellas y un vuelo etéreo que puede abarcar ¡hasta 5000 km de distancia! Casi irreales, como criaturas mitológicas, las mariposas habitan en algunas zonas de Canadá, Estados Unidos y México desde la era jurásica. Por tal motivo lograronn ser parte de las creencias y la imaginería de las poblaciones: su aleteo en noviembre recuerda a los muertos que las familias mexicanas celebran. Seguramente, habrá innumerables relatos fantásticos que las tienen como protagonistas, sin embargo las mariposas Monarca existen y tienen una misión por la que no claudican: contribuir con la salud de nuestra tierra.
Si alguien piensa en mariposas, casi inexplicablemente, son ellas las que aparecen en la mente. Quizá por ser una de las más bellas y difundidas en imágenes, dibujos o tatoos, sin embargo son pocos los que conocen su gesta titánica en los países de América del Norte. Las Monarca, (Danaus plexippus), llegan a vivir de 6 a 9 meses mientras migran atravesando 3 países para reproducirse y politizar todo a su alcance. Inician el viaje en forma dispersa cada octubre, desde el noreste de los EEUU y el sureste de Canadá hacia a los bosques de coníferas y encinos de las montañas que separan los estados de México y Michoacán, volando hasta 120 km diarios. Permanecen en tierras aztecas hasta comenzado marzo cuando emprenden el regreso.
Su travesía es un fenómeno único en el mundo, por ello gobiernos, fundaciones y santuarios las protegen a capa y espada. Es que la incidencia “Monarca” va más allá de su belleza y de su tesón. Veamos algunos datos:
En el ritual excepcional de migración, atraviesan diversos ecosistemas, poblaciones, ciudades, idiomas, y a su paso garantizan el equilibrio del medioambiente. La especie es la polarizadora más importante de la región y opera como un indicador de sistema ambiental saludable. Al resguardarlas se protegen 1500 especies, entre flora y fauna.
Pero como si fuera poco, millones de estos insectos lepidópteros inciden en la economía de las poblaciones mexicanas que visita porque es garantía de ecoturismo. En el centro del país, en el área boscosa, muchas comunidades indígenas se vieron afectadas por la deforestación e imposición de cultivos. Sin embargo a través de programas que intentan salvar a la mariposa, se trabajó con las poblaciones vulnerables a fin de capacitarlas sobre Ecoturismo -la relevancia de las Monarcas en sus propias vidas y en las del planeta, en técnicas de comercialización y atención de turistas, entre otros-. Así nacieron santuarios y locaciones en que se las puede ver en su hábitat, son los pueblerinos guías y anfitriones en sus propias tierras. En los paradores hay cabañas, restaurantes, recorridos ecológicos y culturales. Precisamente, un dato hermoso que no dejamos pasar: la época de muertos -tan importante para los mexicanos- coincide con la llegada de las mariposas al país y el equinoccio de primavera, siempre evocado por las culturas indígenas tanto Mayas como Aztecas, indica su partida. Suspiramos…
Incluso los misterios de la biología también las tiene como protagonistas. Para muestra vale un botón: el trayecto Norte-Sur lo realiza una sola generación migratoria de Monarca, que sale desde los grandes lagos de Canadá y del noreste EEUU, hasta la cordillera neo volcánica de altura y los bosques del centro mexicano donde pasan el invierno. En marzo se reproducen y durante dos semanas levantan el vuelo de retorno a Canadá. En esta ocasión son 4 generaciones las que volarán de regreso, ya que los individuos duran apenas un mes.
Por todo lo anterior en 2008, la mariposa Monarca fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Una reverencia y mil gracias por su etéreo aleteo generador de vidas.
¿Dónde verlas?
Se recomienda permanecer en silencio durante la estancia en el Santuario, no usar flash para tomar fotografías y no molestar, sujetar o capturar mariposas, rezan las advertencias.
El Rosario, en el municipio de Ocampo, en Michoacán, se ubica un santuario dentro de la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca, a escasos kilómetros del Pueblo Mágico de Angangueo -dos visitas imperdibles para los amantes del ecoturismo y la cultura-. Se encuentra abierto entre noviembre y marzo de 9 a 17.
Otra alternativa en el mismo estado, se ubica en Sierra Chincua, en Angangueo. La visita se realiza con un guía local que lleva desde el centro de visitantes hasta las colonias de mariposas subiendo por un camino forestal, ya sea a pie o a caballo. Al igual que todos los santuarios, cuenta con instalaciones ecológicas, restaurantes, tiendas de artesanías y actividades de aventura.
En tanto en el estado de México, en La Mesa, en Sierra Campanario precisamente, se las puede apreciar en un ejido que posee un criadero de venado abierto a los turistas con cabañas para pernoctar y observar el cielo en las noches. Bastante cerca, El Capulín, en el cerro Pelón, municipio de Donato Guerra, ofrece un recorrido de cuatro kilómetros, acompañado de bellos paisajes de bosques de coníferas.
¡Larga vida a las Monarcas!